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El Banco de España eleva el crecimiento de la economía en 2024 medio punto al 2,8%

José Luis Escrivá es el nuevo gobernador del Banco de España.

Daniel Yebra

17 de septiembre de 2024 13:00 h

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Cerca de 15.000 millones más de una tacada. El Banco de España ha elevado este martes sus previsiones del crecimiento económico de nuestro país en 2024, 2025 y 2026. Para este año, la mejora de la proyección de avance del PIB es de medio punto, del 2,3% al 2,8%. Principalmente, por las mejores perspectivas del sector exterior, sobre todo del turismo, “que alarga su tirón”. También por las exportaciones de servicios no turísticos y por la caída de las importaciones, gracias al efecto de la transición hacia las energías renovables en España.

En 2025, la subida de la estimación de crecimiento es de tres décimas, hasta el 2,2%. En 2026, de dos décimas, al 1,9%. En los dos próximo años, “la demanda interna” cogerá el relevo al sector exterior. El consumo de los familias y la inversión de las empresas despertarán y serán el principal motor de la actividad, favorecidos por la bajada de los tipos de interés, de la inflación —se estima del 2,9% en 2024, del 2,1% en 2025 y del 1,8% en 2026—, por el aumento de la confianza y por el Plan de Recuperación, según el análisis de la institución monetaria.

La escalada de los precios de la vivienda podrían perpetuar la debilidad del gasto de las familias. Otra amenaza es el riesgo a que el Gobierno no logre aprobar los Presupuestos Generales del Estados (PGE). Mientras, el Banco de España considera que para cumplir con las reglas fiscales de la Unión Europea (UE), tendrían que producirse recortes y ajustes que afectarían al conjunto de las proyecciones. Aunque, hasta octubre, no se conocerá el plan plurianual que España tiene que enviar a la Comisión Europea.

Además, este ejercicio de previsiones “quedará desactualizado”, en términos de niveles del PIB, este miércoles, cuando el INE anuncie la revisión anual de la Contabilidad Nacional de 2020 a 2023, según ha admitido Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España, en la rueda de prensa de la presentación de este tercer informe trimestral de 2024. El INE va a confirmar este 18 de septiembre el mayor error estadístico de su historia, que ha condicionado las previsiones y el relato de la salida de la pandemia desde 2020.

Gavilán ha explicado que el Banco de España no podía esperar a tener esta información por los tiempos marcados a nivel europeo y porque el detalle trimestral de la revisión del INE no se conocerá hasta finales de este mes, “demasiado tarde”.

“Ya hemos visto en otros países, que se han producido cambios importantes en los niveles de PIB. Nuestras estimaciones no quedan invalidadas, el punto de partida podría ser algo diferente, pero las tasas de crecimiento apenas cambiarán, porque analizamos el momento de la economía”, ha detallado Gavilán.

Crecimiento del PIB del 0,6% en el tercer trimestre

“La información coyuntural más reciente apunta a que, en el tercer trimestre, el ritmo de expansión de la actividad podría moderarse con respecto al registrado en el primer semestre del año —0,8% en el primer trimestre y 0,8% en el segundo—, aunque este seguiría siendo elevado”, explica el Banco de España.

“En particular, el análisis conjunto de toda la información disponible a fecha de cierre de este ejercicio de proyecciones —que incluye la que proviene de la Encuesta del Banco de España sobre la Actividad Empresarial (EBAE), los datos de afiliación a la Seguridad Social y los índices de gestores de compras (PMI)— sugiere que el crecimiento intertrimestral del PIB podría situarse en el entorno del 0,6% durante el trimestre en curso. Dicha tasa sería compatible con un incremento de la actividad del 2,9% en tasa interanual, cifra similar a la observada en el segundo trimestre y que se situaría significativamente por encima de la tasa de crecimiento potencial estimada para la economía española”, continúa.

De cara a los próximos trimestres, “se prevé que las tasas de avance del PIB converjan paulatinamente a aquellas acordes con la capacidad de crecimiento potencial de la economía española, la cual, en un contexto de mayor dinamismo poblacional —por los flujos migratorios—, sería algo más elevada al final del horizonte de proyección que la estimada en junio (aunque inferior al 2%)”, añade el Banco de España.

El grueso de la moderación del ritmo de crecimiento de 2024 a 2026 “reflejaría una menor contribución del sector exterior al crecimiento del PIB”. Resultado, principalmente, “de una previsible desaceleración en el ritmo de avance de las exportaciones de servicios turísticos desde las elevadas tasas observadas actualmente”. Por otro lado, como factores de soporte de la actividad en los próximos trimestres, “se mantendrían los señalados en informes previos”, incide el equipo de analistas de la institución monetaria.

Entre ellos, cabe destacar la relajación gradual de las condiciones de financiación, la reactivación paulatina de la economía europea y global, el crecimiento poblacional previsto, el avance de las rentas reales por la menor inflación y el mayor despliegue de los fondos europeos Next Generation EU.

La tasa de paro apenas bajará del 11%

Respecto al mercado laboral, la creación de empleo se prolongará a lo largo del horizonte de proyección, aunque a un ritmo inferior al de los últimos trimestres. En particular, se prevé que, frente al incremento del 1,9% registrado en 2023, el empleo —medido en términos de horas trabajadas— aumente un 1,8% en 2024, un 1,7% en 2025 y un 1,1% en 2026.

Estos avances, menores que los proyectados para la actividad, favorecerán un incremento de la productividad del trabajo [se mide como la relación del PIB con las horas trabajadas], “cuyo dinamismo ha sido relativamente modesto durante los últimos trimestres”, señala el Banco de España.

La tasa de paro continuará reduciéndose gradualmente en los próximos años. La intensidad con la que la tasa de paro seguirá disminuyendo durante el horizonte 2024-2026 se verá limitada por la moderación proyectada en el ritmo de creación de empleo y por el notable dinamismo previsto para la población activa —debido a unos flujos de inmigración relativamente elevados—.

Además, esta conjunción de factores se produciría en un contexto en el que el envejecimiento progresivo de la población trabajadora podría estar detrayendo fluidez al mercado laboral y en el que algunos indicadores apuntarían a un deterioro de su capacidad para emparejar empresas y trabajadores.

“En este sentido, es destacable el estancamiento que se ha observado desde hace un año en el stock de parados de larga duración —en el entorno de 1,1 millones de personas y con una incidencia que exhibe cierta resistencia a caer por debajo del 40%—. Esto podría sugerir que una buena parte del stock de desempleados existente es de carácter estructural, lo que dificultaría su reducción mediante avances de la actividad de naturaleza cíclica. Como resultado de todo ello, la tasa de paro de la economía española permanecerá aún cercana al 11% en 2026”, profundizan los expertos de la institución.

El conjunto de las proyecciones del Banco de España parten de distintos supuestos. El primero, de un abaratamiento del petróleo. También, de relajación de la austeridad monetaria. Es decir, de un caída del coste de las hipotecas y del resto de préstamos. Por otra parte, contempla “una recuperación gradual de los mercados de exportación de España en los próximos trimestres”.

Por otro lado, el ejercicio de previsiones incorpora “la reforma del subsidio de desempleo” y la extensión parcial, hasta diciembre de 2024, de la rebaja temporal del IVA de determinados alimentos y la reclasificación de manera permanente del aceite de oliva en el grupo de bienes gravados con un tipo de IVA superreducido.

Del mismo modo, los supuestos sobre la senda esperada de gasto financiado con los fondos europeos se mantienen inalterados. Así, se considera que los gastos asociados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) podrían situarse en torno al 1% del PIB en 2024 —frente al 0,7% registrado en 2023—, y que podrían alcanzar su impacto máximo en 2025 y 2026.

En conjunto, el tono de la política fiscal sería ligeramente contractivo en 2024 y aproximadamente neutral en el período 2025- 2026. “En todo caso, cabe reseñar que, de acuerdo con estimaciones del Banco de España, la aplicación del nuevo marco fiscal europeo exigiría en nuestro país un tono contractivo sostenido de la política fiscal en los próximos años. Este eventual ajuste fiscal no está incorporado en las proyecciones, a falta de mayor concreción en cuanto a las medidas de ingresos y gastos que se desplegarían para llevarlo a cabo”, concluye el equipo de expertos de la institución.

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