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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

“Gobernar con el PSOE es que ellos se apropien de tus éxitos y que tú te tragues sus contradicciones”

Teresa Rodríguez, candidata de Adelante Andalucía a la Presidencia de la Junta.

Daniel Cela

Teresa Rodríguez (Rota, 1981) acaba de ser confirmada candidata de la confluencia Adelante Andalucía a la Presidencia de la Junta. La gaditana espera apuntalar una alternativa política a casi 40 años de gobiernos del PSOE, pero admite que su proyecto es “a largo plazo”, y que “no será un fracaso” si en estos comicios Podemos e IU logran menos votos y escaños que en 2015.

¿Recuerda cuándo entró en política?

Recuerdo que sentía una atracción especial por cosas que tenían que ver con la política: los cómics de Mafalda, las cintas de Carlos Cano de mi padre… Recuerdo las hambrunas en África a principios de los 90 que salían en televisión, que me transmitían injusticia y necesidad de hacer algo. Mi primera causa política colectiva fue la objeción de conciencia en la última época del servicio militar obligatorio. La primera manifestación en la que participé fue frente a la Base militar de Rota por el aniversario de las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki.

¿En ese momento era ya consciente de la contradicción, desde la izquierda, de oponerse a la base militar pero defender sus puestos de trabajo? Algo similar a lo que ocurre ahora con los contratos de Arabia Saudí con Navantia.

Era una contradicción muy palpable: sabíamos que iba a pasar algo porque llegaba un ruido ensordecedor por las noches. Y al día siguiente veíamos las bombas cayendo en Bagdad. Eso no es agradable para ningún roteño. Por otro lado, sabíamos que no había alternativa a la base como generador de empleo. Lo más cercano que había entonces a mi activismo era IU. En un pueblo como Rota que no es fácil ser de izquierdas, precisamente por la contradicción de la base militar, la gente de IU era la que me parecía más coherente, más luchadora.

¿Qué es más difícil, ser activista o parlamentaria?

Ambas son fundamentales. Es difícil que una realidad social cambie sólo por la vía de las reformas legales y políticas. Hay mucho miedo a manifestarse sindicalmente, mucha precariedad y dificultades para exigir que se cumplan los convenios y el Estatuto de los trabajadores. Por más que exista una ley que garantice derechos, si por abajo no hay movimientos con gente organizada, esos derechos no se ejecutan.

El 1 de octubre, Quim Torra instó a los CDR a “seguir apretando” durante una jornada que terminó en disturbios y un asedio al Parlament. Muchos le acusaron de olvidarse de su rol institucional y actuar como un activista más…

Quim Torra no es un ejemplo para mí en ningún sentido. Pero sí creo que es deseable que todos los parlamentarios seamos también activistas. Todo el que entra en el Parlamento debe venir del activismo, si no, ¿por qué querrían dedicarse a la política? Activismo y parlamentarismo no debería ser contradictorio. Pero si tú llamas a la gente a manifestarse y luego pides a la Policía que les peguen palos, habrá que repensar el papel de los aparatos del Estado respecto a la movilización social.

¿Cuál debería ser la primera medida de un nuevo Gobierno andaluz tras 36 años de gobiernos del PSOE?

Una auditoría profunda de la Administración pública andaluza para saber qué sobra y qué falta. Debemos establecer mecanismos que diferencien Gobierno de partido, ponernos límites a nosotros mismos en el ejercicio del poder, para no sustituir a los antiguos empleados de libre designación nombrados a dedo por el PSOE por otros nombrados por nosotros. Esto es una vacuna contra la corrupción y el clientelismo, que son dos grandes lacras de la gestión de lo público en Andalucía.

Antonio Maíllo dice que en estos tiempos, lo personal también es político. ¿Sus desencuentros con Susana Díaz son sólo políticos?

Susana Díaz y yo no compartimos ningún ámbito personal. Nuestra relación es meramente política y que esa relación no sea buena se debe a que el susanismo hace tiempo que nos ve como el principal enemigo para su propia supervivencia. Así fue desde el nacimiento de Podemos, como le escuchamos al líder del PSOE de Málaga: “El PP es el adversario, pero Podemos es el enemigo”. El PSOE andaluz es conservador por una cuestión biológica: lleva 40 años en el poder y todo cambio para él es una amenaza.

Los andaluces llevan casi 40 años votando mayoritariamente al PSOE.

Sí, sí. Yo no lo pongo en cuestión. Pero el efecto que eso produce es que uno se vuelve conservador irremediablemente.

Ustedes distinguen entre PSOE y Susana Díaz. ¿Apoyaría la investidura de otro presidente socialista?

Yo no he dicho que no vaya a apoyar una investidura de Susana Díaz. Tampoco he dicho que la apoyaría. Nuestra consigna es que el PP nunca gobernará una Administración por nuestra mano, por activa o por pasiva. Y tampoco vamos a gobernar con el PSOE, porque sabemos que tus éxitos, compromisos y buen hacer se los apropia el PSOE, porque tiene el aparato mediático para hacerlo. Gobernar con el PSOE es que ellos se apropien de tus éxitos y que tú te tragues sus contradicciones. No vamos a entrar en ese juego otra vez.

Haga balance de la legislatura. ¿Han gestionado bien su peso político en un Parlamento sin mayorías?

Estoy muy satisfecha de la legislatura. Este mandato ha cumplido tres objetivos: demostrar que éramos capaces de poner sobre la mesa medidas rigurosas, creíbles y con apoyo social suficiente (17 leyes y 5.000 iniciativas); conectar con colectivos que se enfrentan a realidades conflictivas, personas con las que hemos trabajado codo con codo estos tres años. Y la tercera es aprender, tener un rodaje, saber comunicarnos y funcionar como grupo político. El culmen ha sido el acercamiento político con IU, que ha ayudado a que la confluencia salga de forma natural.

Es difícil comprender que no hayan buscado acuerdos con otros grupos para que la comisión de investigación de la Faffe que investiga al Gobierno del PSOE no la presida el PSOE. O que no se hayan sentado con Cs para demandar su representatividad en los órganos de extracción parlamentaria en tres años…

Bueno, con Cs sí presentamos una iniciativa conjunta para exigir nuestra representación legítima en los órganos de extracción parlamentaria. Pero ahí éramos minoría frente al resto. Sobre la Faffe…es que poner al PP a presidir una comisión de investigación sobre tarjetas opacas nos daba alergia. Quizá fuimos demasiado poco estrategas, pero ostras, es que cuesta trabajo poner al PP a dirigir una comisión de esas características con la trayectoria que tiene.

Al conectar las intervenciones de políticos en el Parlamento a You Tube y otras redes sociales, ¿abrimos la política a la ciudadanía o convertimos la política en un espectáculo?

Creo que abrimos la política a la ciudadanía. Que sea o no un espectáculo, depende de los niveles de politización de la sociedad. La gente tiene que poder seguir los debates con un formato atractivo y accesible, e incluso entretenido. Eso es fundamental para la democracia. Si los debates fuesen a puerta cerrada, imagínese.

A veces da la impresión de que los partidos no dialogan, sino que lanzan mensajes para los suyos, para colgarlos cinco minutos después en Facebook.

Bueno, más riesgo es dejar el debate parlamentario en un circuito cerrado, sólo para los cinco partidos con representación. A lo mejor a raíz de una intervención que llama la atención por cualquier motivo, uno se entera del debate que se está produciendo.

¿Adelante Andalucía es un proceso de autodeterminación de Podemos? ¿Tiene vuelta atrás?

No. Nuestro proceso de autodeterminación, si quiere llamarlo así, fue previo, en la asamblea de Podemos Andalucía, donde hablamos de la necesidad de tener más autonomía política. Adelante Andalucía es un ejercicio que surge de esa decisión y tiene vocación de permanencia, no es sólo para estas elecciones.

¿Cómo ve la candidatura de Carolina Bescansa para liderar Podemos en Galicia?

No he hablado con ella, no sé cuáles son sus objetivos. Pero sé que Podemos tiene un montón de talentos que han ocupado un segundo plano cuando no deberían. Carolina suma mucho a esta organización, sería una pena perder su talento. Si ella cree que aporta más en la dirección gallega, será bueno para todo Podemos, porque no la hemos perdido como valor.

¿Hay una rebelión autonómica frente a la dirección central de Pablo Iglesias?

Bueno, hasta ahora sólo me había rebelado yo (risas). Que otras comunidades reivindiquen más autonomía es sensato y necesario para la madurez de Podemos. A nosotros nos ha ido mejor cuando más descentralizados hemos estado, por ejemplo en las municipales. En cada ciudad cada uno se ponía el nombre que quería, dentro de un marco programático y un código ético. La descentralización no es contra Podemos, sino por Podemos. Para que el partido se parezca más al país.

¿Está satisfecha con las primarias? Con una participación del 21%…

Hombre, la participación no ha sido muy alta, pero había varios factores previsibles: ya había habido primarias previas en las organizaciones; había una sola lista de consenso y eso desincentiva la participación. Para no hacer valoraciones simplonas, yo recuerdo una frase del filósofo Santiago Alba Rico: “La democracia no es participar todo el tiempo, sino poder intervenir en cualquier momento”.

Tienen 55.000 inscritos y han votado 5.500. ¿No es un síntoma de desmovilización?

La movilización no se ve en la participación de los procesos internos. Con una sola lista de consenso es sensato que muchos hayan entendido que no era necesario meterse en la web a votar. No es ningún drama.

Su reglamento de primarias prohíbe que haya cuneros en las listas electorales. Sin embargo usted es de Cádiz y va de número uno por Málaga.

El reglamento prohibía los cuneros excepto a candidatos a la Presidencia de la Junta. No me siento una cunera de Málaga, porque no voy a ser la diputada de Málaga, sino la candidata a la presidencia. También había otra cuestión: nuestros análisis nos dicen que Málaga será clave en la voluntad de las derechas por tener hegemonía en Andalucía, y queríamos combatir eso.

Si Podemos e IU logran menos votos y escaños juntos que separados, ¿será un fracaso?

Si la confluencia logra menos votos juntos que separados no será un fracaso, porque la coyuntura es diferente ahora que en las últimas elecciones. Aspiramos a sacar más votos que los que sumamos juntos, claro, pero la confluencia no es un proceso a corto plazo, tiene aspiración de construir un nuevo sujeto andaluz como alternativa a 40 años del PSOE sin pasar por la derecha. Creemos que podemos hacerlo en estas elecciones, pero no nos vamos a resignar a seguir haciéndolo a continuación.

Usted y Maíllo han reiterado que su fórmula de confluencia debe extrapolarse al resto del país. Si obtienen menos de 20 escaños, ¿qué mensaje están enviando a sus compañeros en otras comunidades?

Dependerá de más factores que los cuantitativos, esto no va al peso, hay que ver el contexto. En 2015, fuimos los primeros en someternos a unas elecciones y hubo compañeros de Podemos que criticaron nuestro resultado. Luego vimos que fue similar al de otras regiones donde el PSOE estaba muy arraigado en el poder, como Castilla La Mancha o Extremadura.

¿Andalucía necesita más competencias para lidiar contra la violencia machista? Una policía propia, por ejemplo…

Sí. Entre otras cosas para perseguir el proxenetismo en Andalucía, que pudiéramos hacer eso nosotros. Y tener más control sobre las medidas legales contra la violencia de género.

¿Cuál es la posición política de Podemos respecto a la maternidad subrogada?

Estamos en contra. Las mujeres no somos incubadoras. La maternidad no es un derecho en sí mismo. El efecto que esto generaría es durísimo: la venta de úteros por parte de los sectores más pobres de la sociedad feminizada. Sería como si la donación de órganos pasara a venderse al peso.

¿Podemos está a favor de regularizar, de alguna manera, la prostitución?

Creemos que la prostitución está fuertemente vinculada al patriarcado, es una práctica de explotación sexual, pero hasta para abolir la prostitución es necesario una alianza con el sector de las prostitutas y defender sus derechos y empoderarlas para que sus condiciones sean mejores. Pero lo que hay que perseguir es el proxenetismo. Hemos tenido un debate público sobre si debe o no haber un sindicato de putas, pero nos parece lo más normal que haya una patronal de club de alternes.

IU defiende en su programa la abolición.

Sí, pero hay perspectivas diferentes sobre cómo abolir la prostitución. Hay quien plantea que la mejor forma es regular derechos a las prostitutas. Nosotros tenemos el debate abierto, eso se sabe, pero no tenemos limitaciones y no queremos tener una actitud paternalista. Nuestra posición sobre la prostitución la defenderemos no sólo como feministas sino como aliadas de un sector muy vulnerable de la sociedad.

El Parlamento andaluz acaba de aprobar una Ley de Igualdad. ¿Responde a las expectativas del movimiento 8M?

No, no. Es absolutamente decepcionante. Comparte esa retórica vacía de las leyes de igualdad, que además no se han cumplido. El 8M era más exigente en sus reivindicaciones. Estoy supercansada de la hipocresía del PSOE. Cuando presentamos una iniciativa para que se recupere un servicio externalizado muy feminizado en la Administración, eso es igualdad. Las trabajadoras de ayuda a domicilio, las teleoperadoras de los servicios de emergencia… Rechazar eso para mantenerlas en precario no es muy feminista. Al final hay un feminismo de salón, un feminismo del Instituto de la Mujer, que hace una labor estupenda, pero no se termina de adaptar a la realidad. Hay un divorcio entre el feminismo del PSOE y los nuevos feminismos que salieron a la calle el 8M. En Canal Sur, por ejemplo, hemos visto cómo un presentador perseguía a otra con unas tijeras para cortarle un vestido. Canal Sur no es una tele feminista.

Le he leído que “Canal Sur es una rémora para el desarrollo andaluz”. ¿Cree que debería cerrar?

No, en absoluto. De hecho, la reflexión completa es que la dirección actual de Canal Sur es una rémora gorda para la RTVA. Siguen dirigiendo los designios de Canal Sur, además de forma muy cuestionable desde el punto de vista democrático. El Gobierno andaluz no puede fomentar situaciones de violencia machista simbólica.

Póngame un ejemplo de violencia machista simbólica.

En la educación. Gran parte de las plazas escolares en Andalucía está en manos de órdenes religiosas que tienen dentro de su dogma la desigualdad de género, y eso hace que luchar contra la violencia simbólica hacia las mujeres sea difícil. Hay muchos colegios concertados que promueven valores de desigualdad entre hombres y mujeres, que además piden dinero a los padres y segregan por razón de clase social. Y por raza, por etnia y por género. A medio plazo hay que acabar con los conciertos y apostar por la pública, pero absorbiendo al profesorado de la concertada. Estamos promoviendo un sistema educativo desigual con dinero público.

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