Déficit de médicos
Andalucía aumentará las plazas de Medicina en medio de la crisis sanitaria
La sanidad pública de Andalucía necesita más médicos. Se trata de una cuestión que se repite año tras año y que se deja ver en el “colapso” asistencial que denuncian los profesionales de los hospitales y últimamente, sobre todo, los centros de salud. A las bajas por jubilación y enfermedad se suman los problemas para retener a los profesionales que salen de las universidades, muchos de los cuáles acaban yéndose a otras comunidades autónomas o engrosan la sanidad privada. Por ello, la Consejería de Salud y las universidades andaluzas han llegado a un acuerdo para aumentar las plazas de Medicina. Es un primer paso pero como solución definitiva no acaba de ser la más óptima precisamente para los académicos.
Actualmente, Andalucía cuenta con 1.100 plazas de Medicina repartidas entre las siete universidades públicas que ofertan esta disciplina -presentes en todas las provincias a excepción de Huelva-. Más de un millar de alumnos que, en el mejor de los casos, no entrarán a formar parte del sistema sanitario hasta dentro de una década mientras acaban la carrera y superan su etapa de Médico Interno Residente (MIR). A pesar de esto, la necesidad de dotar de profesionales al Servicio Andaluz de Salud (SAS), ha llevado a la Consejería de Salud a tomar esta decisión.
Así, después de que el Gobierno central haya propuesto que se aumente en un 15% el número de estudiantes que cursan Medicina a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, Andalucía ha llegado a un acuerdo con las universidades de la comunidad para hacer lo propio en ellas. De esta forma, y gracias a un presupuesto de 52 millones de euros a repartir entre las diferentes instituciones académicas, se ha acordado que las facultades de Medicina aumenten su número de plazas. Las de Granada, Córdoba y Málaga lo harán en un 7,5%; Sevilla y Cádiz en un 10% y Jaén y Almería en un 15% (estas dos son las dos últimas universidades en incorporar esta disciplina a su cartera de títulos).
De momento, se trata tan solo de una “propuesta” que debe cristalizar en los próximos meses, cuando se cierren los cupos definitivos para el curso 2023-2024. Para las universidades supone un “esfuerzo” que lleva al “máximo” sus recursos y Salud lo ve como un primer paso para mejorar el déficit de profesionales. La consejera del ramo, Catalina García, considera que todo ha de formar parte de un “engranaje” en el que el aumento del número de estudiantes que cursan Medicina coincida con un incremento también de las plazas de MIR. Según datos de Salud, Andalucía aporta el 21% del total nacional en este sentido.
Un problema coral
Por ello, el debate se centra en determinar si la falta de médicos se puede paliar con un incremento de estudiantes únicamente. Pablo Lara, decano de Medicina de la Universidad de Málaga y presidente de la Confederación Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas (Cndfme), cree que no es suficiente. “Pensamos que aumentar las plazas de acceso al grado no es la solución a los problemas que afectan a la profesión médica. Y sabemos que no es la solución porque, de hecho, en los últimos 15 años las plazas del grado no han hecho otra cosa que aumentar”.
“El número de facultades no deja de crecer y hasta Huelva, la única provincia que aún ni tiene Medicina, ha solicitado tenerla”. Según el presidente de Cndfme, “no hay ningún indicador que haya aumentado más en los últimos años que el de plazas”. A pesar de ello, remarca, “no ha servido para paliar el déficit de profesionales”. Según sindicatos y mareas blancas, en Andalucía faltan en la actualidad alrededor de 3.000 facultativos, la mayoría en atención primaria. Un problema que se refleja en la demora asistencial que sufren los usuarios y que provoca que los médicos de familia cuenten con cupos de pacientes muy elevados: la recomendación está en 1.500 personas y en algunos distritos sanitarios los galenos llegan a tener hasta 1.800.
Desde Cndfme tienen claro que el aumento de plazas no sirve si no va acompañado de una mayor dotación de profesores y una mejora en los centros sanitarios para que pueda haber tutores suficientes para los MIR. “Nosotros tenemos la obligación de impartir la docencia con la calidad que es necesaria para los futuros médicos que cuidarán de nuestra salud. En ese sentido, nosotros partimos ya de un déficit de profesores que es notable y nos falta profesorado”, lamenta Pablo Lara. Se trata de que el programa educativo sea “intenso y extenso y con el número actual de estudiantes nos faltan docentes”.
Una solución a largo plazo
“En este contexto no deben aumentarse más plazas de grado”. El presidente de Cndfme recuerda que mientras se propone “aumentar un 15% y se ofrece una financiación puntal”, solicitan que ese dinero sirva “para paliar el profesorado que falta en las facultades”. “Si queremos innovar en la docencia, tenemos que trabajar con un número de estudiantes más reducido”. Al mismo tiempo, desde las universidades consideran que el “déficit de médicos va a seguir aumentando porque también deben mejorarse sus contratos”. Por otro lado, Lara recuerda que entre 2009 y 2019 salieron a concurso pocas plazas MIR que han acabado afectando hoy en día al sistema sanitario.
“El déficit de médicos se va a hacer más evidente hasta 2027, pero a partir de ahí ya se estabiliza, según los datos que maneja el propio Gobierno central”. Al tiempo que desde Cndfme inciden en la idea de que aumentar las plazas no va a tener un efecto “inmediato” en las plantillas. “Aumentar los estudiantes de grado no se va a traducir en la llegada de especialistas hasta dentro de 13 años cuando terminen su formación completa”. En la misma línea que los sindicatos sanitarios, las universidades creen que no es tanto un problema de falta de médicos, que lo hay, sino de las condiciones laborales que se les ofrecen.
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