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El efecto de la tarjeta roja a Rajoy y las elecciones andaluzas
El adelanto de las elecciones andaluzas al próximo otoño no lo niegan ya ni los socialistas andaluces. Ahora dicen que no sería un anticipo a destiempo, ni una jugada a trasmano como la que precipitó la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en la anterior legislatura cuando decidió romper la coalición de Gobierno con Izquierda Unida y convocar un año antes de lo previsto los comicios autonómicos. Ahora tocan en marzo de 2019, pero casi con toda seguridad serán en otoño. La fecha del domingo 28 de octubre les gusta a los socialistas, por aquello de que ese día se celebra el 36 aniversario de la histórica victoria del PSOE de Felipe González en 1982. Treinta y seis años es lo que lleva el PSOE andaluz en la Junta y aspira a cumplir 40.
Varias son las circunstancias que aconsejan el adelanto. La primera es que la oposición andaluza, a derecha y a izquierda, está bailando en el alambre y un mal paso puede provocar una caída, aunque se desconoce si habrá o no red que la amortigüe. El Partido Popular de Juanma Moreno teme más la división que pueda generar las elecciones primarias de este jueves que el supuesto impulso que la elección de un líder elegido por primera vez por los militantes populares pueda generar.
Moreno obtuvo en marzo de 2015 33 diputados, 17 menos que en 2012. Y ahora estima bajar de la treintena de diputados, pero confía en que la suma con los que obtenga Ciudadanos le permita desbancar al PSOE andaluz. Ninguna encuesta pronostica esta operación, pero es el único asidero al que Moreno se agarra para insuflar ánimo a los suyos, muy apalancados, cuando no acomodados, a ser eterna oposición en Andalucía.
A la izquierda del PSOE, la coalición que promueven Podemos e Izquierda Unida desde hace año y medio no termina de solidificarse y desde Madrid, Pablo Iglesias y Pablo Echenique intentan torpedear la denominada confluencia andaluza, recentando centralismo orgánico como toda propuesta, frente a “un Podemos andaluz, desde Andalucía y por Andalucía” que defiende la coordinadora regional, Teresa Rodríguez.
Las primarias conjuntas de Podemos e IU para elegir cabeza de cartel iban a ser en julio, aunque ahora barajan llevarlas a primeros de septiembre. Nadie en estos partidos quiere un descarrilamiento de la coalición, pero en IU el riesgo de un accidente de última hora no se descarta.
En Ciudadanos, el partido de centro derecha y apoyo parlamentario de Díaz, decidieron este miércoles celebrar la elección de su candidato a la presidencia de la Junta el próximo 15 de julio. La decisión la tomó la dirección nacional de C's y sorprendió a todos en esta formación. Hasta el punto de que su líder en Andalucía, Juan Marín, la conoció después de que a los móviles de los periodistas llegara a las 14.18 horas el aviso con la convocatoria exprés.
Marín estaba en ese momento en una reunión y sin teléfono, contó él mismo a un grupo de periodistas. No hubo ni una llamada previa desde Madrid, ni una advertencia, ni mucho menos una consulta. La decisión de Albert Rivera, que estará el 11 de julio en Andalucía, se asumió sin contestación interna, como si fuera palabra de Dios. Marín se presentará a las primarias y aunque no descarta algún maletilla, está convencido de que su dirección nacional está con él. Rivera tiene prisa en demostrar que su marca no ha salido dañada tras apoyar la continuidad de Mariano Rajoy.
Los socialistas no dan crédito ante el panorama que presentan sus adversarios. Eso es lo primero que constatan a la hora de apostar por el adelanto a otoño de las elecciones andaluzas. Pero hay otros argumentos. El demoscópico, entre ellos. Todas las encuestas conocidas sitúan al PSOE andaluz como primera fuerza política. La última realizada por SW Demoscopia para Publicaciones del Sur, conocida el martes, pronostica otro triunfo socialista con 47 escaños, los mismos que ahora. Un empate a 23 escaños de Ciudadanos y PP; y 16 diputados otorga a la confluencia Podemos e IU que apuesta por Adelante Andalucía como marca electoral.
Otra de las razones para el anticipo es la de separar lo máximo posible la fecha de las elecciones andaluzas de las municipales de 2019. En la anterior legislatura, esta circunstancia impidió que fraguara el acuerdo de investidura con Ciudadanos, porque nadie quería aparecer de aliado con los socialistas antes de que se renovaran los ayuntamientos. Los socialistas andaluces recuerdan ahora los 80 días que tuvo que esperar Susana Díaz para ser investida y consideran un argumento de peso sortear esta situación. También quieren fintar una supuesta sentencia condenatoria en el juicio del caso de los ERE, un fraude que en otras convocatorias no les ha hecho mella.
El último argumento, aunque quizás es el de mayor peso para el adelanto, es que el PSOE andaluz quiere aprovechar el viento de cola a favor que ha traído el Gobierno de Pedro Sánchez. Creen que durará unos meses, pero que a partir de octubre puede rolar en dirección contraria. “Ahora mismo hay un efecto a favor de la tarjeta roja que le han sacado a Mariano Rajoy, pero eso durará un tiempo, quizás hasta octubre”, asegura un destacado dirigente socialista favorable al adelanto electoral.
Varias fuentes socialistas aseguran que la tesis a favor del anticipo es muy mayoritaria en el PSOE andaluz, pero que no hay nada decidido. Aseguran que Susana Díaz, la única persona que puede firmar el decreto de convocatoria, no ha abierto ninguna ronda de consultas. “Ella escucha a todo el mundo, pero se escucha más a sí misma, porque se fía mucho de su intuición, de su instinto, y las elecciones anticipadas las carga el diablo”.
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