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Que lo paguen ellos
En unos días, el 19 y 20 de diciembre, los jefes de estado y de gobierno europeos se reúnen una vez más en una de sus fortalezas, el edificio del Consejo de Europa en Bruselas. Esta vez, para hablar de defensa y seguridad, algo que no hacían desde hace cinco años, es decir desde que se inició la crisis financiera internacional y la del euro en particular.
“La otra crisis del euro. Por qué Europa necesita desesperadamente colaborar en materia militar”. Ese es el artículo del profesor del Kings College de Londres Anand Menon, publicado por la revista Foreign Affairs sobre la próxima Cumbre Europea. Dicha revista es al exclusivo mundo de las relaciones internacionales lo que la revista Science es al científico. E igual que ella, refleja fielmente el ideario del 'stablishment' estadounidense: lo que piensan, y quieren, en Washington.
¿Y cuál es el mensaje que le envían a los muy cristianos jefes de Estado y de Gobierno europeos para su reunión pre navideña? Nada original, la misma queja que llevan expresando desde los años sesenta, que ha llegado la hora de que Europa asuma sus responsabilidades, y de que Estados Unidos retire sus naves, o en lenguaje Foreign Affairs, su 'paraguas'. “Hasta ahora, Europa se ha contentado con apoyarse en Estados Unidos”, escribe Menon. A continuación añade: “Pero ya no es viable para Europa externalizar sus necesidades de defensa”.
Primero el miedo: que si Siria, que si la primavera árabe, que si Rusia volviendo por sus fueros imperialistas, que si el terrorismo, que si la inmigración: “La política exterior europea se enfrenta a una mayor volatilidad, a una mayor complejidad y a una mayor incertidumbre”.
A continuación la amenaza: “Las prioridades estratégicas estadounidenses han cambiado; responsables de la Administración Obama han dicho explícitamente que como consecuencia del cambio de foco de Washington hacia Asía, los europeos tendrán que jugar un mayor papel en asegurar su propio vecindario”. La conclusión es evidente, Europa debe gastar más en defensa.
Claro que, como reconoce el propio artículo, no está el horno financiero europeo para muchos bollos. Da cuenta de como en la última intervención militar conjunta en el patio trasero europeo de Libia, mientras Estados Unidos aportaba la tecnología y más del doble de tropas, las incursiones aereas europeas hubieron de cancelarse por falta de munición, Francia retiró su portaaviones por avería, y los italianos el suyo porque, dijeron, se les acabó el presupuesto para mantenerlo en acción más tiempo.
Asi que el artículo propone como solución compartir gastos militares, y se apunta a la propuesta que la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton (baronesa británica) lleva a la cumbre: Pactar una hoja de ruta estratégica sobre la que adecuar los presupuestos de defensa de los estados miembros.
No es que sea imposible conseguirlo en la dividida UE, en realidad ni siquiera es, a mi juicio, deseable. ¿Puede Estados Unidos desentenderse de Europa y mantener su papel de rey de la montaña mundial? Ser el capo tiene su precio, uno que Washington lleva pagando desde hace siete décadas, en Europa, en Asía y en Ámerica. Y que, por mucho que pretenda que sus subditos además pongan la cama, deberá seguir pagando mientras quiera seguir siendo lo que hoy es, el imperio.
Esperemos que la semana que viene en Bruselas acaben pronto con el tema de defensa y se centren en lo urgente, el creciente empobrecimiento de su propia gente, los europeos.