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Reinventar el Centro Andaluz de las Letras
En la última esquina de la provincia de Almería, un puñado de almas se reúnen para comentar el libro que han leído, en este tiempo raro en el que todo es videoclip, ya nadie lee ni los prospectos farmacéuticos y la única dialéctica al uso suelen ser exabruptos en Twitter y postureos en Instagram.
En Sevilla, quizá al mismo tiempo, un gentío llena un espacio público –antes, la acogedora biblioteca Infanta Elena, vulgo Antonio Machado—para oír la palabra de un autor de moda o de una autora de siempre. Tal vez en Cádiz, mientras tanto, lluevan aerolitos sobre la Fundación Carlos Edmundo de Ory y versos huracanados en un slam de Granada se crucen en la autovía de las metáforas con la cosmopoética heterodoxa de Córdoba.
En Málaga, la ciudad del paraíso, en un viejo caserón remozado en la calle Álamo, habrá quien hable por teléfono con un despacho del Estadio Olímpico para decidir el circuito literario andaluz que reparte misiones pedagógicas de literatura por pueblos, perdidos o encontrados, donde la palabra, pronunciada o escrita, nunca se tuvo por forastera.
Eso es el Centro Andaluz de las Letras, un feliz invento de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía que no existe en ninguna otra comunidad autónoma que carezca de lengua diferenciada respecto al español. Y es que quizá la lengua vernácula de esta vieja tierra sea el Siglo de Oro o la Edad de Plata, el 98 y el romanticismo, o el cántico de una contemporaneidad que baja por Sierra Mágina y orilla en el camino de los ingleses, con una sentimentalidad otra, capaz de convivir con el azar y viceversa de las bases militares, el paro endémico, las hermandades rocieras o el carnaval que ya va camino de convertirse felizmente en patrimonio inmaterial de la Humanidad y ojalá la UNESCO no le dé cajonazo.
A Eva, como ocurriera antes conmigo mismo, la mandaron a casa sin ni siquiera enviarle el motorista con el telegrama de las cesantías de otros tiempos remotos. Cualquier día, los poderes públicos despedirán a sus directivos con un pos-it
Me dicen, me cuentan ahora, que en los mentideros del poder se habla de que hay que reinventar el CAL. Espero que las autoridades competentes no sigan el modelo de la Oficina del Español que dirigió con tanto acierto Toni Cantó en la Comunidad de Madrid. Para ello, viva Atila, han comenzado por cesar a la excelentísima escritora Eva Díaz Pérez, al frente de lo que queda de este organismo, acuciado por unos recortes presupuestarios que comenzaron con el PSOE en plena crisis de Lemman Brothers y que proseguirán presumiblemente con la inflación ucraniana del PP, tras una pandemia en horas bajas y otra que repunta en esta autonomía, la de la postergación de la cultura al Turismo y al Deporte, por muy dignos que sean los chandals y las camisas hawaianas.
A Eva, como ocurriera antes conmigo mismo, la mandaron a casa sin ni siquiera enviarle el motorista con el telegrama de las cesantías de otros tiempos remotos. Cualquier día, los poderes públicos despedirán a sus directivos con un pos-it en la máquina del café: de nada vale que tanto ella como yo superáramos un concurso para consolidar dicho trabajo temporero. Lo comprobé en mis carnes cuando intenté plantear inútilmente una demanda por ello y mi propio abogado dio en decirme que en el contrato no figuraba ninguna fecha de caducidad al estilo de los yogures; sino que simplemente acudíamos a la concurrencia pública como aspirantes a la noble y vieja condición de fijos discontinuos, personal de confianza, aquí te nombro, aquí te despido, hale hop, que pase el siguiente. A este paso, las administraciones pueden terminar convocando concursos trimestrales para estos menesteres. Ahí lo dejo.
Rousseau nos enseña que todo es susceptible de mejorar pero la ley de Murphy nos empuja a considerar lo contrario. Ojalá que la reinvención del Centro Andaluz de las Letras suponga, en cierta medida, un retorno a las raíces, las que forjaron los malogrados pero eternos Pablo García Baena o Julio Neira, las que mantuvieron Pepe Martín de Vayas o, aún hoy, Antonia Márquez Osorno y Teresa Morilla, entre otras y otros currantes de la casa que, con independencia de quienes les dirijan, son quienes ponen la música del trabajo cotidiano a las letras andaluzas.
¿Quién sabe?, lo mismo esa reinvención podría suponer que el CAL, visto lo visto, se recicle con la organización de partidos de fútbol entre poetas y narradores
En vez de jugar a las carreras de saco para ver quién se queda con el puesto, pluga que los nuevos rectores de la Consejería pretendan el retorno del CAL hacia aquella Arcadia más o menos feliz que rezumaba ganas de escribir una hermosa página literaria desde la administración, la inmensa voluntad de que los libros nos hicieran libres y de que Andalucía aprendiera a leerse a sí misma.
Ojalá la reinvención del CAL, si es que se lleva a cabo, consista en insuflarle un balón de oxígeno al ánimo de su mejor capital, el de sus empleados, que no son burócratas de libro, sino gente que podría decir con Garcilaso: señor, qué buenos vasallos si hubieran buenos presupuestos y manga ancha para trabajar sin orejeras, sectarismos o exclusiones.
Seguro que por ahí irán los tiros, estoy convencido. Sin embargo, ¿quién sabe?, lo mismo esa reinvención podría suponer que el CAL, visto lo visto, se recicle con la organización de partidos de fútbol entre poetas y narradores, torneos de ping pong entre ensayistas y dramaturgos o repartiendo brazaletes de todo incluido por los ambigús de las ferias del libro.
No veo que en Fitur vayamos a presentar la ruta Chaves Nogales para viajeros no polarizados. O que en el campo de golf de Valderrama vaya a disputarse la primera copa de decimistas bajo par. Ya saben, Turismo y Deporte. Cultura, ya veremos. Siempre fue importante el orden de las cosas.
Buenas noches y buena suerte, querida Eva Díaz Pérez: hace frío afuera de las instituciones, te lo digo por experiencia, pero en peores garitas ya hicimos guardia y tú tienes más talento que quienes te han dado puerta tan precipitadamente. También a ellos, más temprano que tarde, les llegará la despedida.
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