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“Ver mujeres ocupando los rectorados es algo ilusionante y también alentador”

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Fermín Cabanillas

¿Una victoria global de la mujer o una prueba de que la igualdad llega a todos los ámbitos? María Antonia Peña Guerrero (La Línea de la Concepción -Cádiz-, 1972) es Catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva y, desde hace tres semanas, la primera mujer rectora de esta institución.

Profesora universitaria desde 1991 en las universidades de Sevilla y Huelva, posee cuatro sexenios de investigación concedidos de modo continuo. Ha sido cinco años directora de la Sede Iberoamericana de La Rábida y siete años Vicerrectora de Internacionalización y Cooperación al Desarrollo de la Universidad Internacional de Andalucía. Es parte del currículo de una mujer que ahora afronta los muchos retos de una de las universidades más jóvenes de España.

¿Su victoria es también la de la mujer en la Universidad en su globalidad?

No creo que se pueda afirmar algo tan tajante y, menos aún, apelando a una situación global. No obstante, lo que resulta evidente es que, durante los últimos años, hemos visto como algunas mujeres llegaban a ocupar los puestos de mayor responsabilidad en el mundo universitario y eso es, sin lugar a dudas, un síntoma muy reconfortante de que las cosas comienzan a cambiar y empieza a visibilizarse la enorme importancia que la mujer tiene en las instituciones universitarias. Las mujeres docentes e investigadoras, las mujeres que prestan sus servicios administrativos y las estudiantes constituyen una parte sustanciosa y valiosa de la comunidad universitaria y, sin embargo, eso no se refleja en su acceso a los puestos de mayor responsabilidad. El que, día a día, veamos a más mujeres ocupando los rectorados es algo no solo ilusionante, sino también alentador, en la medida en que anima a otras mujeres a incorporarse a los equipos de gobierno y a hacer valer su criterio en la gestión de las universidades.

Cuándo pisó su despacho por primera vez, ¿qué fue lo primero que pensó?

Los despachos nunca me han impresionado. Para mí son solo espacios de trabajo desde los que implementar proyectos y alcanzar retos. Cuando el otro día pisé por primera vez el despacho del Rectorado de la Universidad de Huelva lo primero que pensé es que tenía que convertirlo en un espacio de trabajo plenamente activo, repleto de ilusión y de compromiso, acogedor y cercano.

¿Se ve la Universidad distinta con el bastón de mando?

No, en mi caso, no. Es más, pienso que suele ser muy mala señal que las personas cambien sus principios o su visión de las cosas por llegar a un cargo. Mi concepto de la Universidad, y en particular de la Universidad de Huelva, se ha ido construyendo gracias a la experiencia directa que me han dado la docencia, la investigación y la gestión a lo largo de toda mi vida profesional. Es cierto que esa experiencia se ha enriquecido mucho durante los últimos meses porque la campaña electoral me ha permitido hablar con mucha gente, conocer sus inquietudes, sus problemas y sus expectativas, pero el núcleo de mi pensamiento sigue siendo el mismo: la idea de una Universidad que debe asentarse sobre la excelencia, la responsabilidad social y la proyección externa. Una Universidad que genere y transmita conocimiento, pero que sea también un referente en valores y un modelo de pensamiento libre y crítico. Aunque pueda parecer paradójico, yo creo en una Universidad que haga gala de su identidad y de su sentido histórico, pero que al mismo tiempo demuestre versatilidad suficiente para adaptarse -e, incluso, adelantarse- a su tiempo.

Se dice que Medicina es uno de los grandes retos de la UHU. ¿Por dónde va esa intención de contar con una carrera tan importante?

La incorporación de nuevos grados a nuestra oferta es, desde luego, una línea estratégica que debe formar parte de nuestro proyecto de futuro. En la actualidad, no parece que las dotaciones financieras de las universidades andaluzas den margen para poner en marcha nuevas titulaciones y por eso nuestra propuesta inmediata es garantizar la calidad de las titulaciones de grado que ya tenemos y trabajar en otras acciones estratégicas más viables y sostenibles: programar la oferta de dobles grados, desarrollar el posgrado apostando por los modelos internacionales, interuniversitarios y virtuales, por ejemplo. Sin embargo, también pensamos que es preciso ir pensando en el futuro y haciendo un diagnóstico cabal para diseñar una oferta de futuro que sea competitiva, innovadora y capaz de recoger las demandas que presenta una sociedad en permanente cambio tecnológico y científico. En este diseño, además, entendemos que es imprescindible conocer la opinión de los futuros estudiantes y la de los especialistas que forman la comunidad universitaria. Nuestra oferta de titulaciones no debe nacer, en ningún caso, de una reunión del equipo de gobierno, sino que tiene que nacer del diálogo y el consenso en el seno de la institución.

Actualmente, hay científicos formados en la Onubense diseminados por el mundo, por ejemplo expertos en Geología en Suramérica. ¿Se puede evitar esa fuga de cerebros o es una consecuencia de la propia formación?

Creo que no se deben confundir los procesos de movilidad internacional que enriquecen a nuestros estudiantes y a nuestros profesores, que ayudan a formarlos como profesionales e investigadores excelentes, con otro tipo de procesos que nacen de la falta de oportunidades en sus propios entornos o de deficientes políticas de gestión. Durante los últimos años los recortes que ha sufrido la universidad española nos han hecho perder a un gran número de profesionales de gran talento y han debilitado enormemente la posibilidad de un correcto relevo generacional en nuestros claustros. Hemos hablado de “captar talento” sin darnos cuenta de que primero había que “retener talento”. Yo confío en que este tipo de políticas restrictivas se vayan relajando en los próximos años y que podamos recuperar a aquellos profesionales que hemos formado y que ahora están fuera o que, al menos, estemos a tiempo de generar una nueva cantera para garantizar la correcta continuidad de las instituciones universitarias. Desde luego, en el caso de la Universidad de Huelva, nuestros esfuerzos van a dirigirse en este sentido.

¿Cuál es el nivel de la UHU en comparación con otras universidades españolas?

En estos tiempos en que todos estamos abrumados por los rankings, resulta muy difícil afirmar cuál es el verdadero nivel de una Universidad, porque una Universidad es una realidad múltiple y compleja y ninguna es buena en todo o mala en todo. La Universidad de Huelva tiene enormes fortalezas en su seno, no siempre puestas en valor, y también tiene debilidades que nos proponemos mejorar en los próximos años. Creo francamente que hay mucho que hacer para colocar a la UHU en el lugar que merece en el contexto andaluz y español, pero estoy convencida de que tenemos los recursos humanos necesarios para hacerlo y que con una gestión eficiente podremos alcanzar esta meta. Partimos ya de una buena base, construida a lo largo de nuestros 25 años de Historia; tenemos grados consolidados que obtienen calificaciones magníficas e investigadores de gran talla; disponemos de un personal de administración y servicios cualificado y vocacional... debemos poner todos estos valores al servicio de la institución y hacerla avanzar, entre todos, para incorporarla de forma decidida al futuro.

Sigue habiendo chicos y chicas de Huelva que, por ejemplo, se van a Sevilla o a una privada a estudiar carreras como Derecho ¿Qué se puede hacer contra ese éxodo, aparentemente innecesario?

Pues creo que debemos esforzarnos en comunicar lo que realmente ofrece la Universidad de Huelva frente a otras: la calidad de nuestra docencia, la cercanía entre profesores y alumnos, la preocupación por el empleo, las oportunidades que dan las prácticas y la iniciación en la investigación. Debemos poner en valor todo aquello positivo que tenemos, que es mucho, y darlo a conocer... y tenemos que abrir nuevas líneas de desarrollo que nos distingan y que supongan un atractivo para el alumnado: por ejemplo, nuevos proyectos de internacionalización, facilidades para la enseñanza virtual, apoyo al emprendimiento, dotar de vida universitaria a nuestros campus... Nuestros compromisos de gobierno van, de hecho, en esta línea.

¿La juventud de la Universidad de Huelva va en su contra o es uno de sus valores?

Tenemos la edad que tenemos y eso hay que asumirlo aplicando una gestión coherente con nuestras circunstancias. Somos una Universidad joven y eso nos plantea el reto de construir una imagen de prestigio que otras universidades ya tienen por su mera antigüedad, pero no es menos cierto que nuestra juventud nos libera de las inercias, las tradiciones y las inmovilidades que pesan sobre otras instituciones más antiguas o más grandes. Debemos entender nuestra juventud como una fortaleza y una oportunidad: la oportunidad de adaptarnos con más facilidad a los cambios, de innovar, de avanzar hacia un modelo de Universidad moderno y versátil. Por otro lado, somos jóvenes, pero no por eso carecemos de arraigo social y de implicación con nuestro entorno. También esto es una fortaleza que no podemos desperdiciar.

Por último, ¿le va dar tiempo a desarrollar todo su programa electoral una vez que ya ha visto cómo es el día a día en su nuevo cargo?

Nuestro programa ha nacido de la experiencia y de la sensatez. Desde el principio apostamos por el compromiso, frente a la promesa; por la sostenibilidad, frente a las políticas brillantes pero efímeras. Es un programa austero, pensado en un contexto de restricciones presupuestarias, pero al mismo tiempo ambicioso, porque las realizaciones no siempre dependen del dinero con que se cuenta, sino de la capacidad para buscar más financiación, para establecer sinergias y para gestionar eficientemente. Lo hemos diseñado pensando en un horizonte real de cuatro años, con la voluntad de no tener que repetir los mismos compromisos pasado este tiempo. Y, ante todo, es un programa que a través de medidas precisas y concretas, define un modelo de Universidad, homologada con sus similares de Europa, transparente, participativa, integradora, socialmente responsable. Como ya he dicho con anterioridad, nos importa mucho el “qué”, pero no menos el “cómo”. Si algo debe distinguirnos como Universidad en este momento de crisis, en el que el ciudadano escruta a sus instituciones severamente, es precisamente una forma distinta de hacer las cosas, basada en principios, honestidad y valores.

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