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“Sevilla es de tor mundo”: artistas del sur impulsan nuevas narrativas para sacar pecho de los prejuicios sobre Andalucía

La Escuela Omeya

Javier Domínguez Reguero

Sevilla —

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“Sevillanito”. La palabra caía como una losa. Una carga, retintín incluido, que hacía que Pablo Travasos durante su estancia en Madrid fuera asociado con una Sevilla que él nunca había vivido. Su origen y su acento lo encasillaban en un gentilicio que, acompañado del diminutivo, exporta prejuicios. Su identidad quedaba construida con retazos de las ideas preconcebidas desde la meseta central. “Me dolía en el alma”, dice.

Ya de vuelta a la capital andaluza se embarcó en un proyecto, al_travaseo, para buscar su Sevilla y dejar los estereotipos, pero sin desdeñarlos. No es cuestión de olvidar de dónde se viene. “Además de la peineta, las patillas y las cornetas, que son de aquí, hay otra Sevilla que está en otros sitios”, cuenta. Por ejemplo, en un bloque de vecinos, el primer dibujo que subió a Instagram y que “disparató la cuenta”.

La imagen es “una Sevilla de todos”: con la silueta de la Giralda al fondo, en este edificio hay lugar para una bandera de España y una pintada reclamando una “Andalucía Libre”. Hay dos chicas besándose en el balcón mientras su vecino airea la túnica de nazareno en el cordel de la ropa. Más abajo hay una camiseta del Betis, la de Joaquín, y una bandera que celebra las 5, que ya son 6, Europa League del Sevilla. Un joven toca la guitarra en el segundo piso y otro agarra la corneta. Hay un bar. Cómo no. Se sirve Cruzcampo y caracoles. Un parroquiano lee la crónica taurina y una pareja va camino del Real de la Feria en un monopatín eléctrico. Los naranjos están cargados de azahar y las macetas revientan de geranios. De todo esto ¿qué es lo “sevillanito”? El dibujo de al_travaseo conectó con las comunidades huérfanas de las otras Sevillas y en la que se reflejó también la Sevilla que encaja con la manida imagen que se tiene desde fuera. Porque “Sevilla en primavera es tu casa y la de tor mundo”.

La defensa de “las sevillanas maneras” no tiene por qué reñir con la heterodoxia. “No consentiremos que la llamada ortodoxia nos convenza de que son ellos los únicos que aman nuestra ciudad”, pregonó Julio Muñoz, más conocido como Rancio.

“Lo mamado”

“A veces pienso que cuando decimos ”sus primeros discos eran los mejores“ no es que echemos de menos tanto al autor que fue sino a los que éramos nosotros cuando escuchábamos esas canciones”, tuiteaba el cantante Ismael Serrano en julio de 2018.

“A la gente le tira mucho porque es lo que han vivido”, dice Pablo de la Prida. Hace siete años que inició Camijetas. No tuvo que irse muy lejos para buscar lo que quería plasmar en sus camisetas: “Lo que escuchaba en casa, las cintas de Paco Gandía…”, dice. La nostalgia hace mella y rememora épocas en las que nos creíamos invencibles. Cuando éramos reyes.

Es por morriña. Les transporta a la época de sus abuelos, a sus casas”, comenta Pablo que cuenta con camijetas de Triana, El Pali, Cantores de Híspalis, Camarón, Silvio o el tríptico de Rocío Jurado, Lola Flores e Isabel Pantoja. También sabe jugar con la guasa y toma referencias y marcas para darle su propia vuelta: con la tipografía de ACDC hace su versión de ACeDÍA y convierte el título de la serie “Friends” en Freidó.

El boca a boca ha hecho que Pablo cuente con una comunidad que está pendiente de cada camiseta que saca. El último diseño, CHOCO, es una ilustración de al_travaseo con el que ya tiene una colaboración cimentada y en la que destaca el homenaje a la Expo 92 y a la novela de El Principíto de Antoine de Saint-Exupéry. “Lo bonito es la de gente de fuera que compra con tanto cariño. Han mamado esto. Entonces ves a un sevillano residente en Barcelona que se pone su camiseta y sale a la calle orgulloso. Las raíces tiran”.

El patrimonio sentimental de Sevilla está en sus personajes, en sus rincones, en sus dichos, en la trasera de los bares… O en la delantera. Alfredo Rodríguez ha puesto a la venta recientemente sus láminas de “Fachadas de Sevilla”. Es una serie de dibujos realistas de bares de la ciudad que comenzó durante el confinamiento. “Nos dimos cuenta de lo que tenemos y cómo no podíamos disfrutarlo”, dice. Pero no sólo se dieron por sentado las cervezas sino el conjunto arquitectónico de la ciudad. “La gente no levanta la cabeza. Se pasa por al lado de la Catedral y se va mirando al teléfono”. Por ello Alfredo dibuja el edificio completo en el que se encuentra el bar porque “no hay que quedarse en el letrero”. Al dibujo del Hotel Casa 1800 le siguieron Casa Vizcaíno, Garlochí o el ya extinto Casa Eme. “La gente los compra porque son los bares donde tuvieron la primera cita, donde iban con sus padres, con los colegas del trabajo…”

Es un proyecto a largo plazo y Alfredo piensa en incluir establecimientos míticos como El Rinconcillo, Los Claveles o Casa Coronado. Además, está “picao” para recuperar fachadas y plasmar nuevos rincones de la ciudad. Ahora cuenta con el encargo de dibujar Casa Cornelio, la taberna que se levantaba en los actuales terrenos de la Basílica de la Macarena y que fue bombardeada durante la Guerra Civil.

“Lo nuestro”

Alfredo está “disfrutando como un niño chico” con sus dibujos y ya piensa en realizar otra serie de fachadas de iglesias sevillanas. Camijetas sigue buscando nuevos diseños y al_travaseo maquina dibujos con el objetivo de reivindicar “nuestras cosas, las andaluzas”. Quiere cambiar esa imagen “rancia”. “Andalucía está aquí para hacer cosas del siglo XXI sin renunciar a lo otro”, dice. “Lo otro” es la retahíla de estereotipos que pertenecen a la comunidad autónoma y a los que hay que “quitar un poco la caspa”.

Isabel Matilla es puramanteca_bordados en Instagram. Esta joven del Puerto de Santa María y afincada en Sevilla hace bordados y pinta azulejos. Lo que comenzó como una manera de evitar gastar dinero en regalos se ha convertido en un proyecto que fomenta el “sentimiento de recuperación de lo andaluz”. “El bordado y la azulejería son artes menores, pero muy nuestras”, resalta. Isabel ahonda en aspectos de la cultura popular andaluza que han sido ignorados provocando un “sentimiento de orfandad”. “Hay referentes que se han validado porque han pasado a formar parte de la escena cultural nacional, pero un chaval de León no echa de menos a Lole y Manuel porque no lo ha mamado”.

Puramanteca_bordados moderniza el contenido plasmado en bordados y azulejos, pero “sin perder lo que somos”. Su trabajo es “60% de política y 40% de morriña” y toma aire dentro de un movimiento andalucista en el que convergen muchos como Califato ¾, AHRDE, Zarvaje o Habla tu Andaluz. La lista es inabarcable.

Estas iniciativas tratan de impulsar nuevas narrativas desde el sur y empoderarse de los prejuicios sobre Andalucía para recuperarlos y, desde la cultura popular, devolverlos al imaginario social. “La Escuela Omeya” de al_travaseo marca el camino para “mirar siempre adelante” como expresa el “Mençahe der Profeta” del jurista e intelectual cordobés Antonio Manuel incluido en el último disco de Califato ¾. “Andalucía no es una arcadia a la que regresar sino un horizonte que perseguir. Yo no quiero volver a ser lo que fuimos. Reivindico volver a ser lo que somos”.

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