Velatorio, psicólogo y entierros desde 250 euros: Málaga abre el primer cementerio público de animales de compañía del país
Desde este lunes, Málaga ofrece un servicio público pionero en España: en un anexo al cementerio de San Gabriel, a las afueras de la ciudad, hay un edificio circular con crematorio y varias salas para despedirse del ser querido. Al edificio lo rodean jardines para depositar las urnas y un área de enterramiento. Es un camposanto, pero no es uno al uso: allí descansarán perros, gatos, hurones y otros animales de compañía, ya sea en urnas (previa cremación) o inhumados en parcelas arrendadas de 10 a 30 años.
El objetivo es posicionar a Málaga como una ciudad “cercana a los animales de compañía” y favorecer el “bienestar psicológico” de las familias que pierden a estos animales, según el alcalde Francisco de la Torre (PP), quien ha cerrado la inauguración deseando “larga vida” al nuevo cementerio público de animales.
“La pérdida de un animal de compañía es un dolor que solo sus dueños pueden entender”, dice el folleto de presentación: “Nuestra misión es acompañar a los usuarios en todo este proceso y facilitar los trámites necesarios de la manera más cómoda y fácil”.
De 170 a 210 euros por incineración, de 250 a 425 por el enterramiento
Las instalaciones serán gestionadas por la empresa pública municipal Parcemasa, que busca de esta manera posicionarse a la vanguardia de este tipo de servicios, que hasta ahora ofrecen empresas privadas, pero no públicas. En la provincia de Málaga hay registrados más de 350.000 animales de compañía, que representan el 23% del censo total en Andalucía. Solo en la capital, hay 110.000 perros registrados, según ha destacado el presidente del Colegio de Veterinarios de Málaga, Juan Antonio Luque.
Una encuesta incluida en el estudio de mercado y viabilidad económica elaborado para el proyecto concluye que el 89% de las personas con perro a su cargo contrataría alguno de los servicios ofrecidos por Parcemasa: incineración (64%), entierro (54%), alquiler de nicho (42%), alquiler de columbario (45%), traslado (44%) y acto de despedida (39%).
El cementerio de animales de compañía ha costado 1.168.000 euros y ocho años de tramitación municipal, algo que fuentes del consistorio achacan principalmente a la necesidad de modificar los Estatutos de la empresa pública para dar cabida a este nuevo servicio.
El objetivo es recuperar la inversión en poco tiempo. Incinerar al animal querido y guardar sus cenizas en una urna costará de 170 a 210 euros, según el peso; enterrarlo, entre 250 a 425 (en función del peso y si la parcela se alquila 10, 20 o 30 años), a los que hay que sumar 25 euros anuales por el mantenimiento. Para todos los servicios habrá descuento si se va de la mano de los veterinarios, que serán, probablemente, la principal vía de llegada de los clientes.
Zona de velatorio y servicio de apoyo psicológico
En España no está permitido enterrar a animales en lugares no autorizados. Hasta ahora, es obligatorio optar por la incineración o, si no, por el entierro en algún lugar privado. Ahora, Málaga contará también con unos jardines en un camposanto donde los dueños podrán arrendar durante años una parcela para que reposen sus animales queridos, en dos zonas diferenciadas: una para el depósito de cenizas en urnas (que podrán ser biodegradables, metálicas o de madera) y otra destinada a enterramientos en osarios o tumbas.
El equipo de Parcemosa se encargará de recoger al animal, envolverlo en un sudario y trasladarlo en un vehículo acondicionado hasta el nuevo parque cementerio. Una vez allí, las instalaciones cuentan con una zona de velatorio, que podrá ser utilizada a demanda en caso de que las familias pidan hacer algún acto de despedida. Parcemasa ofrece también su equipo de cuatro psicólogas para prestar apoyo a las familias. “Trataremos de dar la mejor atención a las familias para ese momento en que termina su relación de cariño, afecto, acompañamiento, como es la despedida”, ha asegurado el alcalde De la Torre.
Aunque lo más común será que las instalaciones se usen para despedirse de los animales de compañía más habituales y específicamente recogidos por la Ley de Bienestar Animal (perros, gatos y hurones), no hay límite más allá del volumen y el peso que pueda alojar el horno crematorio, diseñado específicamente para esta función y con capacidad para tres metros cúbicos y 200 kilogramos.
El cementerio municipal de animales de compañía representa una alternativa a los servicios privados que ya existen, sin hacer “competencia desleal”, según remarcan sus responsables, que aseguran que su precio está “equilibrado” y basado en las tarifas privadas.
Durante los próximos meses, Parcemasa estudiará la demanda con vistas a la posible compra de una segunda unidad para posibilitar el entierro o incineración de animales de mayor volumen, como caballos. En el caso de los perros, cuyo registro mediante chip es obligatorio, será necesario certificar la baja del chip ante el veterinario correspondiente antes de solicitar el servicio.
Aunque la falta de precedentes hace que las estimaciones se manejen con prudencia, la idea de los responsables de Parcemasa consultados por este medio es que cada año puedan darse en torno al millar de servicios, y que en cuatro años la inversión municipal esté recuperada, tal y como contempla el Plan de Viabilidad del proyecto.
Homogeneidad en el camposanto
El ayuntamiento explica su iniciativa en la creciente sensibilidad social con las mascotas y animales de compañía. El del cementerio público es un proyecto en cartera desde hace años, que sin embargo no terminaba de arrancar. Cada cierto tiempo, aparecía la determinación del consistorio en abordarlo, y entonces se registraban tres o cuatro llamadas diarias de interesados en darle uso, según explican fuentes municipales. Tras la modificación estatutaria, el proyecto ha tenido que superar la aprobación en Comisión de Pleno, su refrendo en Pleno y su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia.
Desde este lunes, ya es una realidad. En el interior, un espacio luminoso, con una buganvilla en el círculo central, y rompedoras ilustraciones de Pablo Alonso Herráiz: un gato boxeador, un husky patinador, un perro jugando al golf…En el exterior, el objetivo de los responsables de Parcemasa es guardar una homogeneidad en el nuevo camposanto. Para ello, proporcionarán un tipo de piedra con forma y medidas estándar, donde podrá inscribirse el nombre del animal finado y la fecha. “Queremos hacerlo de manera ordenada”, dicen, de modo que nadie levante un panteón o una gran lápida de hormigón en recuerdo a su perro fallecido.
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