Museo del Queso de El Bosque: tradición, innovación y mucho sabor
El queso es uno de los alimentos más antiguos y consumidos del mundo. Nuestros antepasados del Neolítico ya tenían rebaños de cabras y ovejas de las que obtenían leche. El queso permitía conservar este recurso alimentario durante los desplazamientos hacia otros territorios y suponía un aporte de energía fundamental. Incluso los cíclopes, como cuenta Homero en la Odisea, hacían y almacenaban quesos hechos con leche de cabra y oveja.
No es probable que alguno de estos seres mitológicos viviera en las cuevas o abrigos de la Sierra de Cádiz, lo que sí es seguro es que los habitantes más remotos de esta comarca ya elaboraban quesos, una actividad que permanece viva y forma parte indispensable de la tradición gastronómica y económica de la zona.
El Museo del Queso de El Bosque está especialmente diseñado para dar a conocer, de forma accesible y sencilla, todos estos detalles históricos y prácticos sobre la importancia del queso en nuestra alimentación. También para aprender cómo se elabora de manera artesanal y sobre su valor como recurso económico de la sierra gaditana.
Los responsables de este centro saben bien de lo que están hablando porque el museo pertenece a una de las queserías españolas más premiadas: El Bosqueño, una empresa que ha sabido conjugar tradición e innovación y que cuenta con numerosos premios nacionales e internacionales, entre ellos el International Cheese Adwards 2018 al mejor queso de cabra.
El Museo del Queso del El Bosque tiene un enfoque eminentemente didáctico. Las pequeñas salas acondicionadas con esmero por los responsables del centro están presididas por paneles explicativos bien elaborados que permiten hacer un recorrido exhaustivo que va desde los orígenes de la actividad quesera hasta su producción en la actualidad, pasando por la importancia de este alimento durante diferentes épocas históricas.
La cabra payoya y la oveja merina
España es tierra de quesos y la Sierra de Cádiz una zona especialmente activa en la elaboración de este producto. En este pequeño museo se hace especial hincapié en conectar esta actividad productiva con el territorio y se insiste en destacar su importancia económica pero también patrimonial. Por eso, hay un pequeño rincón dedicado a la actividad quesera tradicional que realizaban en sus propias casas los pastores con la leche de sus animales. En este espacio podemos ver muchos de los antiguos utensilios que se utilizaban para la elaboración del queso, herramientas que, en muchos casos, fabricaban los propios ganaderos.
También hay un lugar de honor para los animales que hacen posible la excelencia de los quesos de la sierra: la cabra payoya y la oveja merina grazalemeña, dos especies autóctonas perfectamente adaptadas al territorio y que son la base indispensable para obtener los quesos de gran calidad que se producen en la zona.
El recorrido se completa con un documental en el que se recupera la memoria de esos antiguos maestros queseros que necesitaban poco más que sus manos para elaborar quesos que hoy todavía se pueden disfrutar gracias a una larga tradición que ha pasado de padres a hijos y que aún forma parte indiscutible de la cultura gastronómica de la comarca.
Pero los responsables del museo quieren también transmitir que el queso es patrimonio de todos y un elemento dinamizador de la economía serrana. Por eso, el museo se complementa con un Centro de Interpretación del Queso en el que organizan talleres especialmente dirigidos a grupos de escolares. En estos encuentros, los niños descubren los secretos de este nutritivo alimento, que aprenden a elaborar durante la jornada.
También se organizan visitas guiadas con grupos de adultos que incluyen un recorrido didáctico por el museo y una degustación de los excelentes productos de la quesería, que se acompañan con una copa de vino tinto elaborado también en la sierra gaditana.
El Bosqueño produce treinta variedades de quesos, algunas tan originales como exquisitas. Es el caso del queso de oveja merina curado al ron añejo, el queso de oveja en licor de arrayán, el queso curado con especias aromáticas, el de cabra payoya emborrado en salvado de trigo o el queso de cabra en pimentón. Toda la gama de productos, que incluye algunas especialidades gourmet como el queso en aceite o el queso curado rallado artesano, se pueden adquirir en la tienda anexa al museo.