El pacto de Gobierno PP-Vox en Andalucía está allanado hasta final de 2021 pese al pulso de Casado y Abascal en el Congreso
“Si dos personas discuten, a los hijos de esas personas la discusión de los mayores les acaba repercutiendo, eso no lo vamos a poder evitar”. El grupo parlamentario de Vox en Andalucía, clave para la estabilidad del Gobierno de PP y Ciudadanos, ha hecho suyo el discurso durísimo que Santiago Abascal lanzó contra Pablo Casado tras la composición de la Mesa del Congreso de los Diputados. La falta de acuerdo entre PP y Vox para conformar una mayoría alternativa en el órgano rector de la Cámara Baja ha propiciado que la ultraderecha se quede con un representante, en vez de dos, en beneficio de Unidas Podemos y del bloque de izquierdas, que cuenta con mayoría.
El forcejeo de PP y Vox en el inicio de la legislatura amenaza con salpicar a las comunidades donde estas formaciones son socios de Gobierno, según aventuraron el martes dirigentes nacionales de ambos partidos. Pero el ruido es sólo ruido. Andalucía fue la primera región donde se gestó un Gobierno de PP y Ciudadanos sustentado por la extrema derecha y es, hoy por hoy, el Ejecutivo más sólido y estable de todos donde ha cristalizado esta triple alianza (Madrid, Murcia). La bronca de Casado y Abascal en el Congreso llega una semana antes del debate definitivo para la aprobación de los Presupuestos Autonómicos de 2020 en el Parlamento andaluz. Y no peligran. Hace sólo tres días, dirigentes populares y de Vox intercambiaban loas por ser coautores del “Gobierno del cambio”, que interrumpió 37 años del PSOE en el poder. “Vox está cumpliendo en Andalucía, es tan útil que nos pisa los talones”, bromeó el presidente de la Junta y líder regional del PP, Juan Manuel Moreno.
Las primeras cuentas íntegramente diseñadas por el Ejecutivo de Moreno vienen pactadas previamente con Vox, que ha suscrito con sus socios el segundo acuerdo presupuestario en 10 meses. La Cámara aprobará las cuentas de 2020 el próximo 11 de diciembre con los votos de PP, Cs y Vox, y así, la gobernabilidad de Andalucía quedará garantizada, sin sobresaltos, al menos hasta finales de 2021, cuanto tengan que negociarse los siguientes presupuestos.
“Estilo trilero, estilo Gürtel”
Esto no ha evitado, sin embargo, que los miembros andaluces de Vox den eco a las gruesas palabras que su jefe de filas en Madrid ha dedicado a los populares, junto amenazas de que “puede haber consecuencias”. “ Estilo trilero, estilo Gürtel, estilo tramposo”, ha denunciado el portavoz parlamentario Alejandro Hernández, sobre la propuesta de Casado a Vox, “a cambio de nada”, para sumar sus votos en la composición de la Mesa del Congreso. “ Si ésta es la actitud del PP de aquí en adelante, tendrá sus consecuencias. Esperemos que aquí en Andalucía, como ha pasado hasta ahora, las cosas sean diferentes. Si no, actuaremos en consecuencia”. El diputado popular Pablo Venzal también ha subrayado que hay que “separar” la política estatal de la andaluza.
Moreno Bonilla y su gabinete se han cansado de decir que el Gobierno andaluz está “encapsulado”, protegido de los zarandeos externos que ha provocado el largo proceso electoral en España. PP, Ciudadanos y Vox compiten en las urnas por la hegemonía del voto conservador, del centro derecha a la extrema derecha, y su evolución ha sido dispar desde las elecciones andaluzas del 2 de diciembre, hace ahora un año. Los populares están en su bajo histórico y han crecido, pero levemente. Les distancia de Vox apenas 7.000 votos. La formación naranja, que adelantó al PP en las generales de abril, se ha desplomado.
El partido de Abascal es el más fuerte de los tres y el que tiene la llave de la gobernabilidad en Andalucía para, llegado el caso, disolver la alianza y finiquitar el mandato. Pero la previsible aprobación de las cuentas de 2020 no aventura ese escenario, además, pasar de aliado a rival significaría alinearse con la oposición de izquierdas junto a Adelante y el PSOE, que está noqueado desde la sentencia de los ERE que condenó a toda la ex cúpula del Gobierno socialista por prevaricación y malversación. “Aquí hay una relación leal y cordial. Si en Andalucía se comporta el PP de la misma manera que ha venido haciendo en Madrid, nos costará actuar”, afirma Hernández.
Negociaciones en la Mesa del Congreso
La Mesa del Congreso es un órgano fundamental para controlar el reloj de la legislatura, la prioridad de los debates que van a marcar un mandato que se antoja difícil. Si finalmente se constituye un Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, ese Ejecutivo seguirá estando en minoría en la Cámara Baja, donde será necesario conformar mayorías más amplias para sacar adelante cada iniciativa. El convulso tira y afloja que tuvo lugar el martes en Madrid es muy similar al que sucedió en el Parlamento andaluz en el arranque de esta legislatura, en diciembre de 2018. Sin embargo, aquí la alianza de las tres derechas, que aún no habían sellado un pacto de gobernabilidad, se impuso en la composición de la Mesa de la Cámara.
Vox cuenta con un representante, teniendo 12 diputados, mientras que Adelante Andalucía (Podemos-IU) carece de portavoz, teniendo 17 parlamentarios. El miembro de Vox nace de un acuerdo previo con el PP, que apoyó a su candidato para uno de los puestos de la Mesa, y la falta de portavoz de Adelante surge de la falta de negociación en la izquierda con el PSOE. Ciudadanos trató de negociar con el grupo de Teresa Rodríguez, ofreciéndole sus votos, pero ésta lo rechazó porque temía ganarse su presencia en la Mesa a costa de “blanquear” la entrada de Vox. Al final Vox entró de todos modos, y Adelante se quedó fuera.