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Alaya abronca a un periodista por cargar el móvil junto a su despacho

La juez de los ERE imputa a dos exdirectivos de Barbadillo

Javier Ramajo

El caso de los ERE también da para otras cuestiones. Como la vivida sobre las 14.30 horas de este martes en el interior del edificio judicial de Sevilla cuando la jueza Mercedes Alaya se percató de que un periodista estaba cargando su móvil en un enchufe situado junto a la puerta cerrada de su despacho. El aparato fue retenido durante media hora por la Guardia Civil por orden de la jueza, que creyó que se estaba grabando la conversación que mantenía en su interior con los funcionarios judiciales.

Un grupo de periodistas, una vez concluida la jornada de “declaraciones”, esperaba la presencia de un abogado personado en la causa en las cercanías del despacho de la jueza. Un reportero del diario La Razón que habitualmente cubre la información de tribunales fue llamado por Alaya, quien le abroncó por tener el móvil, en todo momento apagado, en el suelo enchufado en las proximidades de su despacho, preguntándole si no había otro lugar en todo el edificio para llenar su batería. De hecho, buena parte de los enchufes están averiados, según le llegó a comentar el periodista.

Tras volver a su despacho, la jueza bajó instantes después hasta el lugar donde se encuentran los agentes y volvió acompañada de uno de ellos, que invitó al periodista a seguirle hasta el juzgado de guardia. Después de retenerle el móvil e identificarle mediante su DNI, una vez cargado, encendido y comprobado que no existía grabación alguna, el reportero pudo marcharse sin problema del juzgado de guardia. El grupo de periodistas, de cualquier modo y alertado por la extraña situación sufrida, puso los hechos en conocimiento del gabinete de prensa del TSJA y del Decanato de los juzgados.

No es el primer encontronazo que la jueza tiene con este tipo de tecnología. Desde hace aproximadamente año y medio, prohíbe a abogados y fiscales personados en el caso de los ERE que introduzcan sus teléfonos móviles durante la toma de declaraciones de los imputados. El motivo fue que uno de los letrados, a través de las nuevas fórmulas de la mensajería instantánea, estuvo trasladando casi simultáneamente lo que se decía en el interior del despacho. Alaya tuvo conocimiento de ello y, desde entonces, todas las partes deben dejar sus aparatos en una caja custodiada por la Guardia Civil cuando se producen declaraciones de imputados.

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