Sevilla regula el uso de los patinetes con una ordenanza que no zanja el debate
Los patinetes eléctricos han llegado para quedarse, eso es una evidencia, la cuestión es cómo se quedan. El espectacular crecimiento del número de estos vehículos está obligando a cada ciudad a elaborar unas normas que están generando su polémica porque no contentan a todas las partes; un panorama al que no escapa Sevilla, que este jueves lleva al pleno municipal su ordenanza con una única evidencia: el debate social y político va a seguir abierto durante bastante tiempo.
La nueva norma (en realidad una actualización de la ordenanza de Movilidad de 2014) equipara a los patinetes con las bicicletas: nada de ir por las aceras, y por la calzada, sólo pueden hacerlo en las vías de un solo sentido, con lo que su entorno natural pasa a ser el carril bici. Pero para ello tienen prohibido circular a más de 15 km/h y, además, no pueden ser muy potentes, 250 vatios como mucho. Y esto último es lo que menos ha gustado a las asociaciones de usuarios y a las empresas de alquiler que, pese a la falta de regulación, ya prestan sus servicios en la ciudad.
De perfil
Las protestas, y la falta de conocimiento de un sector tan recién llegado, ha hecho que hasta los grupos municipales empiecen a ponerse de perfil. Si la aprobación inicial de la ordenanza en primavera fue por unanimidad (entonces estaban PSOE, PP, Participa, Cs e IU). Ese consenso se ha roto a la hora de la votación definitiva, hasta el punto de que ha salido adelante gracias al apoyo de PSOE y Adelante Sevilla, mientras que el PP se ha abstenido y han votado en contra Vox y Cs. La formación naranja, por cierto, ha llegado a solicitar que el punto se retirase del orden del día, a lo que unió su reproche a que estamos ante la normativa “más restrictiva de Europa”.
El principal escollo: la potencia del motor
Y mientras en el pleno se aprobaba la norma, la principal bandera crítica la sigue enarbolando la Asociación para la Movilidad Personal Ecológica de Sevilla (Ampes), que se ha alzado en representación de los usuarios de patinetes. “La ordenanza nace obsoleta y desfasada”, critica su portavoz, Eduardo García, que entiende que “no acaba con el conflicto” porque no va a dar respuesta a muchas necesidades.
La madre del cordero está, sobre todo, en la potencia del motor: la norma fija un límite de 250 vatios, cuando según Ampes los modelos más populares empiezan a ser de 300. El Gobierno replica que se hace así para limitar la velocidad, con la certeza de que más potencia conlleva ir mucho más allá de esos 15 km/h permitidos en el carril bici. “El problema entonces no es del vehículo, es de incivismo, lo que habría que hacer es castigar al que lo hace mal”, contraataca Eduardo García, quien critica que es una ordenanza en la que se antepone lo que quieren los ciclistas. “Hay que proteger a las bicis”, admiten desde el Ayuntamiento, ya que serían las grandes perjudicadas si circulan monopatines demasiado potentes.
Otra crítica de Ampes: a los vehículos con más de 250 vatios de potencia sólo les queda circular por la calzada, ya que se les equipara a un ciclomotor y requieren por tanto el visto bueno de la Dirección General de Tráfico (DGT). “Y seguro, casco y permiso de circulación”, cuestiones que en teoría debe regular el famoso reglamento de la DGT sobre los patinetes que no termina de ver la luz, y que con el actual panorama de nuevas elecciones generales no se aprobará hasta dentro de bastantes meses.
Ante esta falta de reglamentación estatal es por lo que las ciudades se están lanzando a sacar sus propias ordenanzas. ¿Y cuando la DGT saque su norma puede chocar con la municipal y obligar a cambiarlas de nuevo? Pues sí, admiten desde el Gobierno local, pero ese puente ya se cruzará cuando lleguemos a ese río. Por lo pronto, si la ordenanza sale adelante se agilizará la concesión del permiso de circulación que requiere cualquier usuario para su patinete. Técnicamente no se han dejado de dar pero sí es verdad que se ha hecho con cuentagotas hasta disponer de esta norma, lo que se ha traducido en que la mayoría de los nuevos conductores no tienen los papeles en regla.
Las empresas de alquiler
Y a todo esto, la modificación de la ordenanza de Movilidad regula la circulación, pero no le mete mano a la otra gran cuestión que afecta a los patinetes como son las empresas de alquiler, cuyos clientes los dejan luego en cualquier lugar con especial concentración ante los principales monumentos. “Una invasión”, reconocía recientemente el delegado de Movilidad, Juan Carlos Cabrera. Esto se regulará de otra manera, vía concesión administrativa o autorización para el uso de la vía pública, y es que hablamos de un tema de ocupación de vías públicas.
Mientras tanto, el vacío legal existente lo están aprovechando las empresas, dos de las cuales (Lime y Bird) ya se han instalado en Sevilla con la base de acuerdos con particulares que son los que habilitan el espacio para aparcar, algo que el día a día está demostrando que muchos clientes no respetan porque dejan el patinete en cualquier lugar. Un agravio comparativo con los usuarios particulares porque muchos de estos vehículos son más potentes de lo que se autoriza, denuncian desde Ampes, que ha convocado una manifestación para este domingo 22 de septiembre (que por cierto, es el Día Mundial sin Coches) por la falta de regulación estatal, una protesta que tendrá que discurrir... por el carril bici y a menos de 15 km/h.