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En este país existe la sana costumbre de apelar a sus ciudadanos con un mote. Mote que en el caso de sus reyes y reinas es con el que han pasado a la historia y por el que son popularmente conocidos.
Algunos de estos motes o apodos definen a la perfección la categoría personal y moral de quienes los recibieron ya que describen con una sola palabra el rasgo más distintivo de los atributos del monarca de turno.
Todas nos acordamos de algunos reyes y reinas de este apaleado país como Enrique IV; rey de Castilla, y por todos conocido como el “impotente”; Carlos II “el hechizado”; Felipe IV, aquel “rey pasmado”; Carlos IV “el consentidor”; José I de España, seguramente uno de los más chuscos y conocido como “Pepe botella” o Fernando VII, “el rey felón”.
A Alfonso XIII, bisabuelo del actual monarca se le conocía por “el africano” tras el desastre del Rif y poseedor de algunos otros bastante subidos de tono. Su abuelo D. Juan, por “el que nunca llegó a reinar, y a su padre Juan Carlos I que tambien ha hecho méritos para unos cuantos, se le conoce por ”el cazador de elefantes y damás varias“ además de por ”el emérito“.
La pocas reinas de España no han salido mejor paradas y así Juana I de Castilla, pasó a la historia como “la loca”; Isabel II de España como “la ninfómana” y a la actual reina consorte como “la compiyogui”.
A Felipe VI, por aquello de que fué el primer rey universitario en la historia de este país se le conocía hasta ayer como “el preparao”, pero tras su infumable discurso sobre la situación actual en Cataluña, sin duda pasará a la historia con el apodo de “el antidisturbios”
Este rey impuesto, antidisturbios con corona como acertadamente decía hoy Juan Carlos Escudier en su blog y que en teoría debería de ser el de todos los españoles, ha dado un paso, otro más, en la dirección equivocada. Un paso que le aleja del diálogo, la negociación, el referendum pactado, la empatía con las víctimas violentamente apaleadas y le posiciona del lado de los que gritan “a por ellos”, defienden la desproporcionada y violenta actuación de las FOP, piden ya la intervención del ejército y la legión y hablan de sedición cuando acusan a los Mossos, la alcaldesa de Barcelona o los gobernantes de Cataluña.
Son los mismo que se dicen españoles de toda la vida, muy españoles, mientras asisten a manifestaciones de la Falange y los partidos de ultra derecha, exigen la suspensión del art. 155 de la Constitución o claman y se rasgan patrióticamente las vestiduras mientras apalean a pacíficos ciudadanos que esperaban para votar, y apoyan y dan sustento a gobiernos corruptos, que no tienen más intención que tapar sus vergüenzas y perpetuarse en el poder.
Este monarca tan “preparao” no debió de leer los capítulos de la historia española más recientes, si lo hubiera hecho sabría cómo salió su bisabuelo de este país, no sin antes dejarlo todo atado y bien atado primero en manos del dictador Primo de Rivera y después en las de otro dictador de larga y ominosa vida que también pasó a la historia con algunos motes pero al que yo prefiero llamar como “el innombrable”.
Que no dude el rey antidisturbios que el pueblo español tiene memoria, memoria de tiempos pasados terribles que no le han impedido, sin olvidar a sus muertos aún en las cunetas, tomar buena nota de lo que estos días esta sucediendo en Cataluña y en el resto del estado.
Ese pueblo que sí que es soberano y tiene memoria, no lo olvidará
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