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Emprender en el mundo rural: “Vivir en un pueblo es más fácil de lo que lo ha sido nunca”

Pablo Franco Bescós decidió dar un giro a su vida personal y profesional y emprender en Sabayés (Huesca)

Madalina Panti

15 de abril de 2021 22:48 h

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El 54,5% de la población mundial vive en ciudades y se espera que este porcentaje llegue al 66% en 2050. Sin embargo, dejar atrás la vida en la ciudad en busca de la tranquilidad es una decisión cada vez más común. Pablo Franco la tomó cuando decidió dejar la contaminación y mudarse a Sabayés, un pueblo de 28 habitantes en Huesca, junto con su mujer y su hija. A principios de marzo de 2021, de su propia experiencia personal y su larga trayectoria en el mundo de la comunicación, nació el proyecto emprenderenelpueblo.com con el objetivo de ayudar y apoyar a las personas que, como él, buscan en la naturaleza un modo alternativo de vida. 

Asociadas las urbes con el crecimiento económico, el éxodo se realizaba del pueblo a la ciudad. Sin embargo, ahora se está produciendo una movilidad inversa gracias a la llegada de Internet: “Creo que ahora vivir en un pueblo es mucho más fácil de lo que lo era en los años sesenta. Tenemos más comodidades, puedes vivir en un pueblo sin prescindir de las comodidades elementales. Estamos en una zona muy pequeña pero pasa el camión con la compra una vez a la semana, el panadero también. Son cosas que hacen que la vida sea más fácil, muchos no teníamos claro el mudarnos a zonas rurales porque de algo había que comer, pero resulta que ahora podemos trabajar en muy buenas condiciones”, explica Pablo.

La pandemia también ha animado a que los pueblos no sean solo escapadas puntuales sino también una opción de vivienda por el posible menor riesgo de contagios. “Nos hizo reflexionar y encontrar soluciones. Nosotros tomamos la decisión antes, pero hablo de otras personas que a lo mejor se dieron cuenta de que su vida no estaba tan bien como ellos pensaban”, opina Franco. Idealista pone de manifiesto un aumento del interés (un 13,2%) entre enero y agosto, por comprar una vivienda en una localidad de menos de 5.000 habitantes. Para las comarcas y los ayuntamientos esa demanda también ha significado un impulso a la despoblación y han creado iniciativas para animar a los nuevos vecinos a través del empleo o las bolsas de alquiler. 

Vivienda, ahorro económico y energético

No obstante, la decisión de cambiar de la ciudad al pueblo es significativa y requiere de mucha planificación. “Eso puede dar una visión más realista para dar el paso, pero depende de la situación de cada persona. Entiendo que a una familia en Madrid sin recursos pagando 800 euros por un piso compartido no le puedes decir que trace un plan y tenga paciencia, su situación es grave y tiene que buscar una solución. Pero si tienes tu trabajo y tienes el día a día más estable, lo interesante es planificar” apunta Franco, quien en su página web y en los podcast semanales ofrece ayuda e historias inspiradoras.

No todos consiguen adaptarse a la soledad y a la falta de ciertos recursos de los pueblos. “Conozco gente que se ha tenido que volver porque no les gustaba. A las 18:00 es de noche y no hay nadie por la calle, te tiene que gustar esto y tienes que estar dispuesto a que no te moleste la soledad” dice Pablo. 

Sin embargo, las ventajas del cambio al mundo rural no residen sólo en la tranquilidad o la falta de contaminación, sino también en el ahorro económico. En el caso de Pablo, apunta que ellos han notado una reducción en sus gastos fijos de un 40%. Entre ellos se reducen los costes de viviendas, transporte público, precio de los productos o gastos de ocio. “Te pones a sumar y llegas a la conclusión de que la vida en un pueblo es más barata. Era lo que buscábamos”.

Inquietud y necesidad de emprender

La vida en un pueblo, sobre todo aquellos que poseen pocos habitantes, no se puede concebir sin el emprendimiento, pero no es una tarea fácil y conlleva muchos más retos en el mundo rural. Según Pablo Franco se debe de tener en cuenta que no todo el mundo es apto para emprender, “hay que tener un poco de vocación y hay que saber lidiar con la incertidumbre y saber que hay meses que no vas a ganar sino a perder y meses que vas a tener que hacer el pino puente para poder cumplir con tus necesidades básicas y hay meses que te va a ir genial”, señala. 

Además, el teletrabajo, la conectividad e Internet ofrecen una oportunidad de crear negocios desde cualquier parte sin necesidad de encontrarse físicamente en una gran ciudad. Un ejemplo de éxito son Elena y Emilio, que ejercían su actividad profesional en Madrid, pero ansiaban una vida más sosegada. Gracias al éxito del emprendimiento de una tienda online han podido cumplir su sueño de vivir en un entorno lejos del ajetreo de la ciudad. Su nuevo hogar se ubica en Tragacete (Cuenca), donde han conseguido hacer funcionar sus negocios y han superado su primer invierno. 

Pero en muchas ocasiones, los proyectos de cambio de estilo de vida han fracasado por la falta de adaptación, planificación o la falta de recursos. “Te los tienes que buscar, aunque las administraciones públicas empiezan a sacar ayudas y subvenciones pero creo que emprender algo por la ayuda que te van a dar es mal asunto. Tienes que montarlo porque hayas hecho un plan de negocio y sepas que vaya a funcionar, con ayuda o sin ayuda” comenta el periodista. 

El índice de actividad emprendedora (TEA) alcanzó un 4,9% en 2019, una cifra que aunque se encuentre por debajo del promedio nacional (6,1%), supone un aumento del 26% respecto a años anteriores según el informe GEM Spain 2019-2020. La comunidad no ha sido tradicionalmente emprendedora, aunque arroja datos positivos en la tasa de supervivencia y consolidación de iniciativas como los huertos ecológicos, la producción de miel o productos artesanales. 

Asimismo, el índice lo encabezan las mujeres con un 5,1% frente al 4,8% de los hombres. El GEM Spain pone de manifiesto que ellas emprenden más por la falta de empleo o una mejor alternativa que por oportunidad en comparación con los hombres. Su presencia destaca sobre todo en el sector primario, siempre asociado al sector masculino y visto como herencia y no como un conocimiento que se pueda adquirir. Ganaderas, agricultoras y pastoras han logrado cambiar los papeles y se han introducido en estos ámbitos. “Están tomando la iniciativa, es un gran cambio, se están metiendo en un sector tradicional y masculino. Esto de la despoblación se lleva hablando siempre y de lo importante que es que haya mujeres en los pueblos y que haya oportunidades para ellas y se lo están generando las propias mujeres”, cuenta Franco. 

Pilar, desde Tenerife, forma parte de esta estadística, ha conseguido empezar desde cero siendo agricultora y ganadera. Cría a sus gallinas y corderos, recoge huevos, cultiva y recoge sus frutas y verduras y además lo vende todo ella misma. Ella, al igual que muchas mujeres, han conseguido rentabilidad de un proyecto que presentaba innumerables desafíos. 

Aragón es la cuarta comunidad más afectada por la despoblación, sin embargo, esto no frena a personas como Pablo, Pilar, Elena o Emilio, entre otros muchos, que deciden apostar por la vida rural en busca de su bienestar personal y económico, además del beneficio a estos entornos despoblados. “Hace poco estuve en Zaragoza y en Madrid y me pregunté cómo podía gustarme vivir allí. Mientras tengamos internet y siga habiendo posibilidades de trabajar online, yo ya no cambio más, me quedo a vivir en el pueblo”, concluye Pablo. 

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