El mundo ‘foodie’, un terreno desconocido de la gastronomía que degusta y valora las combinaciones de productos
Un ‘foodie’ es una persona que crea contenido para redes sociales enfocado en la comida. Mientras tanto, Miguel Ángel Ruiz de Conejo, un zaragozano de 23 años, lo simplifica en su propia definición como una persona a la que le encanta la gastronomía, probar cosas nuevas y compartirlo con la gente. “No soy crítico gastronómico ni quiero parecerlo, tan solo doy mi opinión sincera de los sitios que visito”.
Su ritual foodie es acudir a todos aquellos restaurantes de Zaragoza que le recomiendan sus amigos o se comparten en otros perfiles de comida, hacer fotografías y vídeos, editarlos y compartirlos a través de su cuenta de Instagram (@TakoyakiBlog). Aun así, según explica Ruiz, siempre que tiene la oportunidad de ir a otra ciudad o país organiza visitas de sitios que “pueden merecer la pena probar” para que las personas que le siguen, los conozcan.
En este mundo de las redes sociales, aunque admite la existencia de “algo de postureo” y de omisión del trabajo que “hay detrás de una fotografía”, Miguel Ángel considera que hay “muchas cuentas que están haciendo las cosas geniales y que gracias a ellas se descubren nuevos sitios, alimentos y platos que en otra situación se desconocerían por completo”.
“El único secreto para que funcione un perfil así es crear el contenido que uno mismo vería o consumiría. Eso y muchas horas de trabajo y análisis. Ver lo que funciona y lo que no, hacer todo con la máxima calidad posible y, sobre todo, ser muy constante”, señala respecto a las claves del éxito de este “movimiento foodie”, en el que destaca la importancia de la “sinceridad”.
Una verdad que, para él, debe existir en este tipo de perfiles para seguir creciendo y aumentar la fidelidad. Tal y como apunta este foodie zaragozano “si vas a un restaurante y algo no te ha gustado hay que decirlo, aunque sea a través de una crítica constructiva”, ya que hay que “alejarse de esos influencers que valoran más la cantidad que la verdad” y que para él “pierden toda la credibilidad”.
Aun así, su interés por la gastronomía siempre lo ha acompañado desde que era pequeño a pesar de volviera a despertarse tras el documental ‘Street Food: Asia’ en 2020. “La comida callejera japonesa me genera una curiosidad increíble y, más en concreto, los takoyakis (unas bolitas rellenas de pulpo), así que fui con un amigo a un restaurante japonés en Zaragoza a probarlos”, confiesa Ruiz, quien abrió su cuenta de Instagram tras esta visita.
Los comienzos fueron algo difíciles y es que, según cuenta, “no tenía ni idea de hacer posts”. Pero esto cambió con la compra de un móvil mejor, un trabajo más constante y una edición más profesional de las fotografías y vídeos, tres puntos clave que lo han llevado a sacar su propia hamburguesa en GreenHouse, desarrollar su propio evento de presentación, viajar y duplicar su número de seguidores creciendo de manera sostenida.
Su criterio de valoración de la comida está sujeto al contexto en el que se prueba, ya que “no puedes valorar con la misma vara de medir una bocatería de precios bajos que un restaurante con estrella michelín” porque, al final, “si te atienden de manera agradable y la relación calidad-precio es buena” el resultado es positivo. Siempre teniendo en cuenta la importancia de la “primera impresión”, el servicio y la rapidez en ser atendido.
“Me gusta la cocina tradicional y mis comidas favoritas son de esta escuela, pero soy un gran fan de la cocina moderna y de crear nuevos platos, combinaciones y sabores. La cocina es también un tipo de arte y está siempre en continua evolución. Poder experimentar es algo que me fascina”, comparte Miguel Ángel, cuya comida favorita son las patatas fritas “de cualquier forma”, las costillas de cerdo estilo BBQ, la ensaladilla rusa y las croquetas de jamón a pesar de que sus mejores experiencias gastronómicas hayan sido en restaurantes de alta cocina.
En su lista todavía hay miles de restaurantes a los que les gustaría ir, pero también está pendiente invitar a Bad Bunny, su cantante favorito, con el que admite que “sería una locura poder cenar y charlar” y para el que elegiría ir a los establecimientos de Dabid Muñóz para probarlo, siempre y cuando “pagara él”.
Sin embargo, dos de sus mejores experiencias han sido en La Senda y en Gente Rara, dos restaurantes de Zaragoza con un sol Repsol cada uno. Para él, “Aragón tiene una comida espectacular y un producto muy bueno”, por lo que también recomienda la hamburguesería Madison Cocktail Bar y el japonés Bo Wok.
Aunque Miguel Ángel tiene esta forma de vida como “una parte con la que no se mantiene económicamente todavía”, si cree que es “posible” hacer de estas experiencias gastronómicas un trabajo futuro y una nueva forma de comunicar sobre aquellos lugares que ofrecen, experimentan y mezclan productos, también de Aragón.
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