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Un preso reincidente, controlado telemáticamente, es condenado a tres años de cárcel por una nueva agresión sexual en Asturias

La Policía investiga una presunta agresión sexual grupal a dos menores en Logroño en la que habrían participado unos diez o doce adolescentes, con edades comprendidas entre los 13 y los 16 años.-EFE/Raquel Manzanares

elDiario.es Asturias

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Podía salir de prisión al disfrutar del tercer grado penitenciario y estar controlado telemáticamente. Pero esa medida cautelar resultó insuficiente para evitar que volviera a delinquir. Un agresor sexual reincidente ha aceptado este lunes una pena de tres años de prisión y cinco años de libertad vigilada tras reconocer en el Juzgado de lo Penal 2 de Avilés (Asturias) que en 2020, estando en ese régimen penitenciario, cometió un nuevo delito de agresión sexual y causó lesiones leves a una mujer en Oviedo.

El reconocimiento expreso de los hechos ha permitido a la defensa alcanzar un acuerdo de conformidad con la Fiscalía por la que el acusado acepta una pena de tres años de cárcel y, una vez cumplida, otros cinco años de libertad vigilada por un delito de agresión sexual con la agravante de reincidencia y abonará una multa de 360 euros por el delito leve de lesiones. Además, se ha comprometido a indemnizar a la víctima.

Según el relato fiscal, el 23 de octubre de 2020 la víctima se encontraba junto a una amiga en el bar que ésta regenta, ubicado en la calle Augusto Junquera, en Oviedo, cuando entró el acusado sobre las diez de la noche y, tras entablar conversación con ambas y ganarse su confianza, abandonó el local con la primera con la intención de dirigirse a otro establecimiento mientras esperaban a que la hostelera cerrara el negocio.

“Si quieres que todo vaya bien, lo mejor es que estés callada”, dijo el acusado

El acusado convenció a la mujer para que subiera a su coche y durante el trayecto ésta se percató de que el vehículo circulaba por la Avenida del Cantábrico y accedía a la autovía Gijón-Avilés, por lo que le advirtió de que el itinerario no era el correcto y le preguntó adónde se dirigían. La Fiscalía sostiene en su escrito que la respuesta del acusado fue: “si quieres que todo vaya bien, lo mejor es que estés callada”.

Ante el temor que le produjo esta situación, la mujer cogió su teléfono móvil y fingió mantener una conversación con su madre indicándole el lugar por el que circulaban, aunque en realidad estaba llamando al servicio de emergencias 112-Asturias. Eran ya las once de la noche.

Seguidamente, el acusado detuvo el vehículo en un callejón del Polígono de Tabaza, en el municipio asturiano de Carreño, y tras sacar a la mujer del coche, la introdujo en el asiento trasero, conminándola a que se bajase el pantalón, pero ésta se negó mientras trataba de acceder a su teléfono, que se había quedado en el asiento delantero. Al percatarse de ello, el acusado la sacó violentamente del vehículo, mientras ella echaba a correr.

Sin embargo, según el escrito fiscal, el hombre la alcanzó, la propinó fuertes golpes en la boca y en la nariz, y la arrastró por el suelo. Entonces, le arrancó la peluca que llevaba y la agarró fuertemente de su pelo para introducirla de nuevo en el vehículo.

Acto seguido, el acusado, tras lanzar al suelo, pisar y romper el teléfono móvil de la mujer, se subió nuevamente al coche y circuló varios minutos de forma agresiva y a gran velocidad hasta llegar a la localidad de Antromero, en el municipio de Gozón, donde estacionó en un camino oscuro y en pendiente.

“Si gritas aquí, te mato”, amenazó a la víctima

Una vez allí, la sacó del vehículo y la agarró nuevamente del pelo, aunque ella consiguió zafarse de él y huir unos metros, alcanzándola de nuevo y cayendo ambos al suelo. El acusado le tapó entonces la boca con la mano mientras le decía: “Si gritas aquí, te mato”.

La mujer pidió permiso al acusado para poder orinar, a lo que él accedió, sin soltarla. Cuando ella estaba subiéndose el pantalón, el acusado llegó a tocarle los órganos genitales. La mujer consiguió empujarlo y salir huyendo hacia el cercado de una casa anexa, donde pidió auxilio. No obstante, el acusado logró alcanzarla nuevamente, agarrándola por el cuello, aunque se dio finalmente a la fuga en su vehículo al advertir la presencia de un vecino.

A causa de estos hechos, la mujer sufrió varias lesiones y ha precisado tratamiento psicológico por persistencia de sintomatología ansiosa, según ha explicado la Fiscalía.

El acusado fue condenado anteriormente por cinco delitos de agresión sexual: tres de ellos por sentencia firme de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Asturias, en octubre de 2004, a la pena de 30 años de prisión (10 años por cada delito); y dos delitos por sentencia firme de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de diciembre de 2004, a 24 años de prisión (12 años por cada uno de los dos delitos).

La Audiencia Provincial estimó la aplicación del artículo 76.2 del Código Penal y procedió a la acumulación de condenas, fijando como límite máximo el triple de la pena más grave, 36 años, con el límite de 20 años. Una vez que se le practicó la liquidación de condena se determinó que la pena quedaría extinguida el 12 de abril de 2022. Pero antes de esa fecha, volvió a reincidir, estando en tercer grado y controlado telemáticamente.

 

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