Calle Zerolo en Santa Cruz, S.L.

Es la primera vez que el Ayuntamiento no montaba una fiesta de fin de año en la Plaza de España. Esa noche, como siempre, miles de chicharreros bajaron a la Plaza de España para despedir el año y ver los fuegos, y se encontraron con la desagradable sorpresa de que allí no había nada previsto, ni música ni campanadas. Era triste ver en fin de año a miles de personas desilusionadas, deambulando alrededor de una charca sucia, que los enterados llaman el Lago de La Plaza de España, sin nada que hacer. Y menos mal que por lo menos tiraron los fuegos a las 12 porque, si no, todavía estaría la gente dando vueltas por allí.

El Ayuntamiento de Santa Cruz, que comienza a parecerse cada vez más a una sociedad limitada, montó una gran fiesta de fin de año en la Calle de La Noria y los empresarios aprovecharon para cerrarla, como si fuera una calle privada, y cobrar 20 euros por entrar. Un atraco a mano armada de muy dudosa legalidad, promovido y amenizado por el Ayuntamiento con dinero público, en beneficio privado. ¡Un escándalo! El resultado fue que el alcalde dejó al pueblo de Santa Cruz sin fiesta de fin de año. Algo imperdonable e irreparable porque ese momento, que destrozó por su arbitrariedad, ya no volverá.

La burda política de favores del actual alcalde hacia determinados empresarios de la calle de La Noria con los que mantiene una íntima amistad e incluso familiaridad puede llegar finalmente a perjudicarlos porque la gente, entre los que me incluyo, estamos empezando a cogerle manía a la ya conocida popularmente como Calle Zerolo, que parece que es la única que existe en Santa Cruz. Y los empresarios saben que las modas cambian, y más en el mundo de la restauración y el ocio nocturno, y si se desplaza de la calle de La Noria muchos locales tendrán que cerrar.

Las recientes declaraciones del presidente de Fecao, José Santana, denunciando el favoritismo del Ayuntamiento de Santa Cruz hacia los empresarios de esta calle, a los que llamó testaferros, en alusión al mismo alcalde de Santa Cruz, son de una especial gravedad que no disminuye por su carácter de suposiciones basadas en chismes, porque aquí nos conocemos todos. Mi consejo a los empresarios, a los que conozco y sé que son buenos profesionales, es que le digan a su amigo, el alcalde, que por favor no les ayude, que los va a hundir, y que se dedique a seguir pasando los dos años y medio que le quedan, como siempre ha hecho, y no se meta en nada más.

El problema es que en Santa Cruz, en los últimos treinta años, ha cambiado todo, menos la política. Siguen gobernando los mismos, ATI-CC. No ha habido alternancia y se han llegado a creer que la ciudad es suya. Un día Zerolo se levantó vacilón y decidió cambiarle los nombres a las calles y les puso otros, los que a él le dio la gana, sin consultar con nadie y por decreto. En unos carnavales le dio por cambiar, después de 2.000 años, el entierro del chicharro, del miércoles de ceniza al viernes, ante el estupor de la Santa Madre Iglesia, de los carnavaleros, que no le hicimos caso, y del propio Chicharro, que casi no sale. Este fin de año, el alcalde quiso ayudar a sus amigos y puso la orquesta en la calle La Noria para que la gente no fuese más a la Plaza de España, como todos los años. Son algunos ejemplos de despropósitos que ponen en evidencia una forma de gobernar de otra época y un concepto patrimonialista de los bienes públicos.

Tenemos que recuperar Santa Cruz para los chicharreros. En las próximas elecciones locales, en 2011, tendremos una nueva oportunidad para cambiar las cosas. Yo lo voy a intentar y espero que todos los buenos chicharreros lo hagan también y voten por un cambio en Santa Cruz. Apuesto por una ciudad de todos, no de algunos, y creo en la democracia y en la participación de los vecinos en las decisiones que les afectan y no en la arbitrariedad y la imposición como forma de actuación política.

Ignacio González Santiago es concejal de CCN

Ignacio González Santiago*