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Enfrentarse a unas primarias

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Podemos surgió como una alternativa a lo que ya conocíamos en el resto de partidos políticos, una alternativa que venía a denunciar la forma de los partidos al uso, la falta de transparencia, y la falta de democracia interna.

También llegamos convencidos de que hay otra forma de hacer política, sin que se convierta en una forma de vida, sino como algo temporal: llevar la experiencia vital a las instituciones sabiendo que regresarás más temprano que tarde a tu vida laboral anterior.

Un partido donde los inscritos e inscritas iban a tomar, a través de la asambleas, las grandes decisiones que teníamos que enfrentar. Un partido abierto, plural, pero organizado. Una herramienta indispensable que permitiera el debate pero que no estuviera secuestrado por los intereses de algunos.

Un partido que decide en sus primarias quienes van a llevar las riendas de los diferentes órganos y de la dirección. Así, encaramos una forma natural de renovación y decisión en un partido que nace con una vocación altamente democrática. Luego unas primarias no pueden convertirse en un proceso de descalificación, de estás conmigo o contra mí, de falta de transparencia, de falta de seguridad del proceso y de falta de imparcialidad. 

Aún recuerdo cuando en el verano de 2017 me presentaba a unas primarias para optar a Secretaria General, después de una campaña donde se acusaba a la candidatura de la que yo formaba parte de incumplir con las normas de gasto, sin pruebas, así al menos salía en la prensa. 

Unas primarias que perdí en primera persona, yo, pero no la candidatura en la que iba, que obtuvo la mayoría en el Consejo Ciudadano Autonómico. Una mayoría decidida por los inscritos e inscritas que la prensa no supo explicar, porque nunca contrastó la información sobre por qué yo no había llegado ni siquiera a formar parte de ese órgano, además de perder la secretaría general. Muy simple, porque no me presenté, mientras que los otros candidatos si se presentaron. Una decisión de la mayoría, en un proceso donde el propio sistema de elección permitía que las minorías tuvieran mayor protagonismo que el que le daban los votos, para mayor integración. 

En unas primarias hace falta saber perder, y seguir trabajando, pero sobre todo, hay que saber ganar, y trabajar realmente con todas y todos, porque si no, no tendrá sentido hacer primarias, y después ser juzgado por apoyar lo que democráticamente decidas, sin ser ni peor ni mejor. Una campaña donde algunos “compañeros” me pidieron que no me presentara porque eso dividía el voto entre“ los podemos” y “los no podemos”. Donde se nos criticó por mantener fuera de los órganos del partido a personas de otros partidos, y que esa relación fuera distinta, más sana diría yo, manteniendo cada uno sus órganos de decisión, y no un partido dentro de otro partido, algo que en el fondo pensaban muchos. En eso parecía que estábamos de acuerdo. 

Algunos comentarios me llegan de lo que se dice de los candidatos en mensaje enviados, esto es muy pequeño y se sabe todo, las primarias se convierten en un enfrentamiento de poder personal, donde parece que todo vale, donde te llegan los comentarios y los mensajes de quienes en ese proceso intentar medrar la confianza de la gente en ti, en lo que haces o eres, para ganar un puñado de votos, no en el debate de ideas. 

No se integra más cuando hay menos ruido interno, porque no todos somos iguales, porque hay otras formas de estar y seguir. Quiénes no saben integrar las diferencias, para reforzar el proyecto, no están a la altura. Esto se construye desde la honestidad y la humildad, coser y tejer alianzas, fortaleciendo lo que nos une. Porque si no, unas primarias siempre servirán para romper y destruir y eso nos hará más débiles siempre.

Quienes participan en unas primarias, deben asumir la responsabilidad enorme de configurar una organización útil y que sea eficaz en la transformación de las políticas, en cada rincón en el que estemos, en los círculos, en los órganos del partido, en las instituciones, en los gobiernos, con el apoyo necesario y con las herramientas necesarias para que ese duro trabajo se haga de forma colectiva. 

¿Y quiénes participan en estas primarias?¿quiénes se pueden inscribir? En estos días me sorprendía que un miembro destacado de otro partido en Canarias, me comentara que había recibido un mensaje de alguien de Podemos para apoyar en las primarias su candidatura. Mi pregunta extrañada, ¿tú estás inscrito en Podemos?

Pareciera que no se cree que realmente unas primarias sean la forma más eficaz de decidir los órganos de un partido, que se buscan todos los resquicios para estar, a cualquier precio. No hay imparcialidad y pareciera que no todos somos Podemos, parece que unos son más que otros en función de si la dirección saliente o la estatal te nombra como el Podemos de verdad.

Realmente, ¿es tan difícil contrastar ideas y modelos? en definitiva, ¿es tan difícil creer en unas primarias?, porque el desgaste es mucho, y las energías debemos gastarlas ahí fuera, donde la gente lo pasa mal y espera que haya otras formas de hacer las cosas. O nos creemos lo que representamos o seremos lo mismo que ya existe. Y no podemos permitir que esto suceda en una herramienta política indispensable en los tiempos que corren como Podemos. 

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