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Innovación y conocimiento, el nuevo marco industrial que garantiza bienestar

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Ayer me preguntaban acerca del monocultivo en Canarias y la conveniencia de la diversificación de la economía de las islas. Mi respuesta fue que es necesario algo más que diversificación, es necesario mirar a la productividad. Esto puede ser medido como el valor aportado por hora de trabajo de un empleado en las islas. Si miramos como es la productividad de un trabajador en los países de nuestro entorno con datos de la OCDE, cada hora de trabajo en España aportó en 2019 un valor de 56,4 dólares, la media de la zona euro (19 países), 65,0 dólares. Noruega tiene una productividad media de 93,1, Dinamarca 81,0, EEUU  74,8, Francia, 74,2 Alemania 72,8. 

Son casi necesarias dos personas trabajando en España para producir el mismo valor que una persona en Noruega. Eso se traduce en salarios más bajos, peores servicios públicos, peor nivel de bienestar social, mas horas de trabajo. Los Noruegos y Daneses se sitúan entre los ciudadanos más felices del mundo. Entiendo que las duras condiciones climáticas y la falta de luz en invierno, la compensan con movilidad laboral alta, condiciones laborales dignas, salarios dignos, mayor igualdad de oportunidades. España tiene las peores condiciones laborales de la OCDE, el riesgo de perder renta ante una pérdida de trabajo en España se sitúa por encima del 27%.

Martin Sanbu en su libro, The Economics of Belonging, habla acerca de como a partir de los años noventa los cambios tecnológicos dieron lugar a que la producción industrial global se hiciera menos intensiva en trabajo generando un traspaso de renta de la fuerza de trabajo al capital. Es precisamente este fenómeno y no la globalización de la economía lo que ha generado un aumento en la desigualdad de la renta a escala mundial. Paul Krugman en su artículo Robots y Capitalistas sin Escrúpulos (artículo disponible en ElPaís) anunciaba en 2010 como este proceso de tecnificación de la producción produce pérdida de capacidad de negociación de las condiciones laborales de los trabajadores. La consecuencia para él es una pérdida de los salarios reales de los trabajadores incluso también en escalas superiores a escala planetaria y aumento de la capacidad de influencia del poder financiero. La rebaja de los impuestos a la riqueza y el patrimonio han estado y están presentes en muchos países del mundo, no sólo en España.

Volviendo a la pregunta que originó esta reflexión escrita, es evidente que el modelo turístico de masas vigente en Canarias sólo beneficia a los países exportadores de turistas que ven en las islas un chollo para disfrutar de servicios europeos a costes ínfimos con un clima excepcional. Un turista gasta en Canarias diariamente algo más de 140 euros diarios, pero sólo entorno a 40 euros lo hacen en las islas, el resto lo hacen en su lugar de origen. Con ese nivel de gasto es muy fácil entender que la productividad de un trabajador en las islas sea muy baja, y eso no depende del número de cafés que sean capaces de servir por hora, o del número de habitaciones que una camarera de piso sea capaz de limpiar por hora, sino del valor de su producción. Esta es muy baja porque los ingresos originalmente de su empleador son bajos, y es así porque el valor del producto es bajo. Y este lo es porque la competencia en el mercado del turismo de masas es alto, y además los turoperadores dominan la demanda, lo que fuerza los precios a la baja. La consecuencia es que con el turismo en cifras records la economía canaria seguía en tasas de desempleo entorno al 20%, con una tasa de pobreza muy alta y con un mercado laboral precario. 

En Canarias SÍ tenemos recursos suficientes para garantizarnos una calidad de vida y un nivel de bienestar alto. Ese es el título de un artículo de opinión que encontrará en este periódico firmado por mí en 2015. La senda a seguir respecto al turismo ya es un clamor en la sociedad, los turistas que nos visitan deben, en general, tener un mayor nivel de gasto para aportar mayor riqueza a la sociedad a partir de esta industria y también para que ese ingreso sea capaz de compensar las externalidades que generan. No queremos carreteras congestionadas, no queremos sobreocupación del territorio, sobre todo de la costa, no queremos más carreteras para explotar áreas virgenes con la promesas de mejorar la economía. Algunos empresarios ya lo han visto y han modernizando su oferta turística, ofreciendo mayor calidad los ingresos se multiplican por tres o cuatro, y sus empleados también lo experimentan en sus salarios, cualificación, condiciones laborales. La economía también lo observa es un turista que cuando pisa fuera del hotel gasta más, y paga más impuestos indirectos. Para no repetirme, en el artículo citado anteriormente hice una propuesta fiscal para favorecer el cambio técnicamente eficiente y a coste cero para el tesoro público.

El desarrollo de la economía debe estar basado en nuestros recursos disponibles y uno de ellos el capital humano, el conocimiento, lo que coincide con el modelo que propone Sanbu para aumentar las oportunidades, recuperar las tasas de igualdad en la distribución de la renta, y alcanzar mayores tasas de bienestar social que en definitiva es el objetivo. Las tasas de productividad de los nórdicos se deben a que ha sido capaces de desarrollar una industria basada en el conocimiento generando innovaciones que son muy atractivas para empresas y consumidores de otros países que desean adquirirlos. Los ingenieros, economistas, y técnicos que trabajan en sus empresas son capaces de generar innovaciones para diferentes industrias que mejoran la eficiencia y el valor de las empresas que adquieren sus productos. Estas empresas ahorran costes o mejoran sus productos ofreciendo a su vez productos más atractivos a sus clientes. Un ejemplo que puede ayudar a entenderlo es el caso de  Konsberg Maritime. Esta empresa con participación pública en el capital ha desarrollado un pequeño robot submarino para limpiar la parte sumergida de grandes barcos siguiendo la misma  idea de los robots limpiadores de fondos de piscina. La innovación permite a las empresas navieras ahorrar costes porque evita tener que sacar el barco del agua a un dique seco para limpiar sus cascos. El sistema evita también la propagación de especies que pueden considerarse invasoras en otros ecosistemas y que para algunos países empieza a resultar sensible en sus políticas medioambientales . El robot de Konsberg Maritime desarrollado en jointventure con otra empresa noruega de pinturas, limpia y pinta el barco sumergido dentro el agua. El dispositivo se carga dentro del buque y permite hacer una limpieza periódica del casco, lo que permite a los barcos navegar a velocidades superiores y ahorrar combustible. Innovación es simplemente eso. 

En el desarrollo del producto hay ingenieros españoles, por tanto se podía haber desarrollado en España y/o en Canarias. La empresa Jotun es una empresa de pintura de casas no hay más, como hay muchas en las islas. Lo que sí diferencia a estas empresas es el instinto de innovación y mejorar la eficiencia en una economía donde sobreviven sólo las empresas más competitivas. Noruega ocupa el primer puesto en transparencia, no es concebible que un concurso público lo gane una empresa que no es la más eficiente, no existe el clientelismo político, el capitalismo de amiguetes. Las empresas tienen incentivos a innovar y ser eficientes y de esa maner poder ganar los jugosos concursos públicos. Por su puesto no se concibe en este país que el gobierno plantee recortes salariales. Salarios bajos implica productividad baja. La carretera nacional que une Oslo con Bergen la segunda ciudad en volumen de población y actividad económica tiene solo un carril por cada sentido durante mas de 400 kilómetros, no se malgasta el dinero público en obras públicas faraónicas innecesarias, carreteras, puertos, aeropuertos, trenes. Es triste ver como el talento de nuestros jóvenes y no tan jóvenes emigra para encontrar condiciones salariales dignas, y puestos de trabajo con responsabilidades acordes a su cualficación porque existen los recursos necesarios para conseguirlo.

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