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El Islote del Francés y el DIN-A4

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Por culpa de un DIN-A4, de un maldito DIN-A4, hemos sufrido en Arrecife una carajera descomunal, hasta que la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha venido a poner orden.

Recapitulando, para poder entender la importancia del DIN-A4, el Ayuntamiento de Arrecife, allá por el año 91, decidió que el conocido como Islote del Francés, que albergaba las antiguas instalaciones de la conocida conservera Rocar, pasara a estar calificado como sistema general de espacios libres.

Una vez había finalizado el uso industrial, el gobierno municipal optó por destinar esa pieza de suelo a hacer ciudad, reservándola para espacios libres y no, no se trata de ninguna arbitrariedad bolivariana, se trata de hacer uso de las normas urbanísticas en beneficio de la mayoría, en lugar de plegarse a los intereses de los especuladores.

Para ello, se asignaba el nuevo sistema general a dos sectores de suelo urbanizable sectorizado no ordenado, La Bufona y Puerto Naos. Asignar el suelo del Islote del Francés a esos dos sectores significa que los posibles aprovechamientos a los que tuviera derecho la propiedad del citado suelo deberán materializarse en La Bufona o Puerto Naos o, lo más probable, deberán ser compensados por los propietarios de los mencionados sectores.

Cuestión aparte es cuánto vale realmente esa propiedad, a efectos de compensación, ya que en gran parte está afectada por el deslinde de Costas, establecido en cien metros, lo que reduce de manera sensible la superficie que podría ser titular de cualquier tipo de aprovechamiento.

La propiedad del Islote, representada hasta su fallecimiento por el conocido promotor Jaime Cortezo, nunca estuvo de acuerdo y puso en marcha todo un conjunto de acciones para tratar de revertir la situación, y que se le permitiera construir en el Islote.

En primer lugar, consiguió que el Partido Popular, a través del también fallecido alcalde Cándido Reguera y su sucesora, Astrid Pérez, promoviera el reconocimiento de los supuestos derechos de la propiedad para construir un icono, llegándose a proponer la intervención de Calatrava.

El Partido Popular justificaba esta propuesta por lo beneficioso que sería poner a Arrecife en el mapa con un icono de Calatrava y porque así, la ciudad se ahorraría los doscientos millones que costaría la expropiación. Un disparate.

A partir de esa entente Cortezo-Partido Popular, se puso en marcha la correspondiente campaña de prensa y el Grupo Lancelot desempolvó su manido argumentario recurriendo a denunciar la intervención de la mafia verde, que no admite que Arrecife se desarrolle para favorecer a otros municipios gobernados por el PSOE, con el auxilio impagable de la FCM que ha abandonado la senda de Manrique y la colección de disparates delirantes que ya es habitual, incluida la advertencia de los famosos doscientos millones que le costaría a la ciudad no dejar construir el famoso icono.

El siguiente elemento de la estrategia fue la solicitud al Ayuntamiento de Arrecife de que llevara a cabo la expropiación forzosa del Islote del Francés. Ante la negativa del Ayuntamiento, el promotor se dirigió a la Comisión de Valoraciones, que le indicó que no tenía derecho a la expropiación forzosa, por lo cual inició el contencioso-administrativo que ahora se ha resuelto en contra de las pretensiones de los propietarios del Islote.

¿Y el DIN-A4? ¿Dónde está el DIN-A4?

El procedimiento iniciado por Cortezo se basaba en un plano en el que aparecía El Islote del Francés como suelo urbano consolidado, pero la sentencia deja bien claro que se trataba de un error del delineante y que encajar todo Arrecife en un DIN-A4 conducía a error, ya que esos defectos eran dificilmente apreciables trabajando con una escala tan pequeña. Sin embargo, en las fichas y en la Memoria, quedaba bien clara la calificación de ese suelo como no consolidado.

Así que, al final, el problema no estaba en el PSOE, ni en los ecologistas, ni en la FCM. El problema estaba en las medidas de ahorro que llevaron a utilizar un DIN-A4, un folio, para reflejar la calificación de todos los suelos de Arrecife.

Al final ha sido un DIN-A4, un maldito DIN-A4, el que ha dejado en el ridículo más espantoso al Partido Popular y a Lancelot, que siempre defendieron el carácter de suelo consolidado del Islote del Francés y advertían de indemnizaciones multimillonarias que arruinarían a Arrecife si no se construía el famoso icono.

Me queda, sin embargo, una duda. No sé qué hubiera sucedido con ese folio si la defensa del ayuntamiento la hubiera llevado Felipe Fernández Camero que, por lo que me cuentan, no vé muy bien de cerca. Eso sí, hay cosas que las ve de lejos.

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