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IV Congreso de CC: el grande perdió, el chico ganó
El problema es muy sencillo: CC no puede sobrevivir electoralmente sin ATI y a ATI la han echado literalmente a patadas de CC. ¿Se imaginan lo que pasará cuando en el próximo e inminente congreso de ATI le toque a su secretario general, Paulino Rivero, explicar a sus bases la pérdida de poder en CC? ¿Aceptarán dócilmente los afiliados de ATI el papel de comparsa que le han asignado a Tenerife en CC las islas menores? Claro que no. La verdadera batalla en CC, desgraciadamente, empieza ahora, después del congreso. Una batalla que nadie va a ganar y que perderá, una vez más, el nacionalismo canario. Una pena.
La vuelta al insularismo de CC la ha definido el anterior presidente, Torres Stinga, como un paso atrás. Un paso atrás en todo el proceso recorrido hasta ahora para la construcción de un solo partido nacionalista. CC se rompió en el congreso definitivamente en siete y se convirtió en una especie de organización confederal en la que cualquier isla puede vetar las decisiones del resto. Yo, que represento a un partido nacionalista, lamento los problemas de CC, pero discrepo abiertamente de la concepción insularista de Canarias. El nacionalismo y el insularismo son posiciones políticas antagónicas. La primera, que es la que defendemos los centristas nacionalistas, pretende construir un solo pueblo viva en la isla que viva, incluso fuera de Canarias. La segunda, la insularista, aprobada en el congreso de CC, antepone los territorios a las personas, las islas a la gente. CC decidió en el último congreso volver al pasado, a una época política anterior a la constitución de la comunidad autónoma, a las mancomunidades de cabildos, quizás porque el movimiento que al final se impuso fue impulsado por los presidentes de los cabildos de La Palma, José Luis Perestelo; El Hierro, Tomás Padrón, y Fuerteventura, Mario Cabrera. Los centristas creemos que hay que avanzar, que no se puede estar continuamente revisando todo. Canarias es una comunidad autónoma con uno de los techos competenciales más altos del Estado español. Los Cabildos son hoy, además de corporaciones locales, instituciones de la comunidad, por lo que deben ser quienes desarrollen sus competencias en cada isla.
El CCN seguirá trabajando por la unidad de Canarias y del nacionalismo canario, sumando voluntades, buscando consensos y tendiendo puentes. Canarias necesita partidos canarios que luchen por su gente como prioridad política. No volvamos atrás ni para coger impulso, a otras épocas tan materialistas que parecía que importaban más las tierras que las personas. Deseamos que CC se aclare definitivamente y que por fin, 26 años después de la aprobación de nuestro Estatuto de Autonomía, en 1982, zanje de una vez por todas la guerra entre los cabildos y la comunidad autónoma. Esperamos que pronto, después del viaje al pasado de CC en su último congreso, CC regrese al futuro y se una a los partidos nacionalistas modernos que pretendemos desarrollar plenamente las instituciones de nuestro Estatuto Autonomía.
*Presidente del Centro Canario Nacionalista (CCN)
Ignacio González Santiago*
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