Supercayucos

¿Dónde está el Gobierno de Canarias? ¿Y el de España? ¿Y el de la Unión Europea? ¿Por qué siguen con esa actitud cómplice y complaciente mientras sigue muriendo gente? Ha llegado el momento de levantar la voz y acabar con el drama de la inmigración ilegal. Hacen falta más medios y más convenios con los países de origen para que se involucren en el fin de este comercio ilícito y criminal. No podemos resignarnos a contar los muertos o los afortunados supervivientes. ¡Qué gran mentira el SIVE español y el Frontex europeo! Europa debe establecer una política de inmigración común, con una policía unitaria que vigile sus fronteras. La UE no puede seguir siendo sólo un espacio económico, un mercado, y debe convertirse de una vez en una misma zona aduanera, porque a todos los países les interesa, y algunos, como España, no cumplen con su obligación de controlar las fronteras, y se han convertido en verdaderos coladeros que producen un efecto llamada mundial sobre las mafias de la inmigración ilegal. Vienen porque pueden entrar con facilidad. El problema es que en el viaje mueren miles de personas, engañadas por unas mafias incontroladas que han descubierto en el tráfico de personas un nuevo negocio muy rentable, por la desidia de los gobiernos, en muchos casos corruptos, de los países de origen, para los cuales estos flujos migratorios ilegales suponen una tétrica válvula de escape a su problema demográfico, y de los de destino, insensibles e irresponsables, ocupados en otras cosas.

España y Europa deben plantearse ya una política de desarrollo para África que evite que estas personas se jueguen la vida y en muchos casos la pierdan, intentando mejorar su situación económica de extrema pobreza. Si ayudamos a que en África se pueda vivir dignamente, nadie se embarcará en un cayuco para escapar de la pobreza. Si no hacemos nada allí, al final lo tendremos que hacer aquí, porque vendrán todos. ¡Qué absurdo! Europa tiene una deuda histórica con África. Las antiguas potencias coloniales esquilmaron sus riquezas, masacraron a sus gentes, impusieron sus costumbres, y luego se fueron, dándoles la independencia, sumidos en la más absoluta pobreza, abandonados a su suerte, y en muchos casos en medio de sangrientas guerras tribales, que algunas duran hasta hoy. Ha llegado el momento de pagar nuestra deuda. Gran parte del desarrollo económico de Europa procede de África, ahora debemos devolvérselo, sacándoles de la pobreza y ayudándoles a superar sus conflictos bélicos, para, en paz, establecer los cimientos del futuro desarrollo económico, que pasa necesariamente por la democratización de sus sistemas políticos. Nuestro bienestar futuro depende de que logremos pacificar, democratizar y desarrollar económicamente África. No podemos fallar. Ya estamos tardando.

*Presidente del Centro Canario Nacionalista (CCN)

Ignacio González Santiago*