El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Engañar a unos pocos para recolocar al resto
Mientras un grupo de pasajeros, ajenos a la avería del MD, permanecía a la espera de nuevas explicaciones de Spanair, otros corrían a los mostradores a buscar alternativas, tanto en esa como en otras compañías. Pero Spanair había corrido más y había bloqueado todas las plazas disponibles hacia Madrid para irlas facilitando a los frustrados viajeros en función de los parámetros a aplicar en estas situaciones: primero los clientes fidelizados, luego los que tienen conexiones internacionales, luego los que tienen conexiones nacionales... Y los que no entren en el cupo, que reclamen, que con suerte se aburren y la compañía se ahorra un dineral en indemnizaciones. De este modo fueron saliendo algunos pasajeros en algún vuelo de Iberia, en otros de Air Europa, y los más, en el JK de las 20.20, el avión que precisamente había alcanzado hasta Gran Canaria las dos ruedas y los repuestos que requería el MD de las 13.20, cojo aún en su aparcamiento. Los efectos de las salidas en cascada resolvieron las dificultades a algunos, hicieron desistir de viajar a otros, e incrementaron el cabreo de los demás. Un matrimonio con destino a Galicia tuvo que renunciar a la opción de volar con Iberia, como le ofreció Spanair, porque la veterana compañía de bandera le exigía un sobrecoste de 600 euros por llevarles su perro en la bodega.
Mientras un grupo de pasajeros, ajenos a la avería del MD, permanecía a la espera de nuevas explicaciones de Spanair, otros corrían a los mostradores a buscar alternativas, tanto en esa como en otras compañías. Pero Spanair había corrido más y había bloqueado todas las plazas disponibles hacia Madrid para irlas facilitando a los frustrados viajeros en función de los parámetros a aplicar en estas situaciones: primero los clientes fidelizados, luego los que tienen conexiones internacionales, luego los que tienen conexiones nacionales... Y los que no entren en el cupo, que reclamen, que con suerte se aburren y la compañía se ahorra un dineral en indemnizaciones. De este modo fueron saliendo algunos pasajeros en algún vuelo de Iberia, en otros de Air Europa, y los más, en el JK de las 20.20, el avión que precisamente había alcanzado hasta Gran Canaria las dos ruedas y los repuestos que requería el MD de las 13.20, cojo aún en su aparcamiento. Los efectos de las salidas en cascada resolvieron las dificultades a algunos, hicieron desistir de viajar a otros, e incrementaron el cabreo de los demás. Un matrimonio con destino a Galicia tuvo que renunciar a la opción de volar con Iberia, como le ofreció Spanair, porque la veterana compañía de bandera le exigía un sobrecoste de 600 euros por llevarles su perro en la bodega.