El archivo de la causa por malversación que pesaba sobre Paquirrín ha devuelto a la actualidad al fiscal Miguel Pallarés, adscrito al juzgado donde se instruía. Sin que hubiera más novedades que las que paradójicamente incidían en los motivos por los que la Policía denunció los hechos, Pallarés dio un giro radical a su postura y hasta se olvidó de retirar de su informe la copia visada por su superiores dando instrucciones para el carpetazo a las diligencias. Con la que se le vino encima en su día en Lanzarote, donde diferentes medios de comunicación lo relacionaban con delitos urbanísticos, su traslado a Las Palmas de Gran Canaria, y más concretamente a un juzgado de instrucción, no parece que sea un castigo. Incluso cabría pensar en un destino dorado, con peaje, pero dorado.