Jaime: “Cuando llegué al baloncesto en silla de ruedas descubrí que no estaba solo”

Jaime Álvarez.

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

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Jaime Álvarez es un caso excepcional en el baloncesto en silla de ruedas, deporte al que llegó tras practicar el baloncesto a pie durante 20 años. Tras probarlo se sumó a esta disciplina, donde descubrió que no estaba solo, que había un mundo de personas con discapacidad que hacían deporte. Artista conceptual de ambientes, el mundo interconectado le permite trabajar desde su casa en Tenerife para empresas de Estados Unidos. Ni de ciencias ni de letras, sus padres le pusieron el camino de las Bellas Artes. En eso Jaime también ha recorrido un camino singular.

¿Cuánto tiempo llevas en el baloncesto adaptado? ¿Cómo llegaste?

“Creo que seis años ya. La forma de llegar fue inesperada. Empecé a jugar al baloncesto muy joven, en minibasket y tras prácticamente 20 años me separé del baloncesto federado para jugar ‘pachangas’ en la cancha de la Universidad todas las tardes y por las mañanas hacía pesas, hasta que un día se me acercó uno de los primeros entrenadores del ADEMI, Chema, y me preguntó si jugaba y si me gustaría probar en silla. Yo le respondí que no sabía y me dijo que me acercará una tarde al pabellón Sergio Rodríguez y probara a ver que tal. Y así empezó mi camino en el BSR”.

¿Qué fue lo que más te sorprendió cuando descubriste esta disciplina?

“Pues que cuando llegué al baloncesto en silla de ruedas descubrí que no estaba solo. Fue una sensación extraña. No somos iguales porque cada uno tiene su discapacidad, pero coincidimos en eso y fue más que suficiente para quedarme y aprender”.

En su momento practicaste el baloncesto a pie. ¿Te costó adaptarte al baloncesto en silla de ruedas?

“No mucho, la verdad. Lo más difícil fue adaptarme a la silla, que con entrenamiento se logra. Las reglas y normas no difieren mucho. Fue casi instintivo, y las que sí difieren las aprendí a base de golpes.

Recuerdo mi primera caída con la silla jugando contra el Girona. Yo tenía la pelota, la agarré para no perderla y desde el suelo pasarla. Mi sorpresa fue que según toque el suelo los árbitros pitaron y el balón fue para el Girona de saque de banda. Claro, yo en ‘shock’ les pregunté y me explicaron que eso es ilegal porque supone un peligro que un jugador esté en el suelo atado a su silla con otros atacando para quitar la pelota. Fue curioso, jajaja“.

¿Cuál es tu rol en el ADEIN?

“Yo diría que es ser un punto de apoyo, ayudar y facilitar el juego. A mí personalmente me gusta que nos mantengamos concentrados, recordar donde estamos y que estamos haciendo, manteniendo la mente en el juego”.

¿Qué sensaciones te dejó la liga pasada?

“Pues con ganas de más, a pesar de mi ausencia en los entrenamientos debido al trabajo. Fue una campaña emocionante. Fue nuestra primera campaña en Primera División después de varios años y logramos la clasificación para los ‘play off’ de ascenso. ¿Qué más se puede pedir?

Te dedicas profesionalmente al diseño. ¿Te cuesta hacerlo compatible con el deporte?

“He de decir que no es diseño, mi sector dista de eso, yo soy artista conceptual de ambientes, tanto para videojuegos como para cine y televisión. Pues es muy complicado. Mi horario laboral es el estadounidense y eso me dificulta la asistencia a los entrenamientos y en ocasiones incluso a los partidos de los fines de semana. Se vuelve muy complejo la compatibilidad, si iba a algún entrenamiento después tenía que trabajar y esa es la única forma que tengo de compatibilizarlo”.

¿Practicas algún otro deporte?

“No, sólo baloncesto y lo complemento con pesas cuando me apetece, jaja”.

¿Qué te llevó a estudiar Bellas Artes?

“Honestamente, descubrí pronto que no era un chico de ciencias o de letras y siempre estaba dibujando, probablemente por esto último no era bueno en las materias más típicas, así que mis padres tomaron la decisión de formarme en Bellas Artes. Se lo agradezco profundamente, a pesar de lo difícil que es vivir del arte, mis padres y mi hermano siempre me apoyaron.

Fue ahí donde conocí a Silvia, mi pareja, que al igual que mi familia siempre me ha apoyado en el día a día“.

¿Y qué te llevó a especializarte como artista de ambientes?

“Me resulta muy emocionante crear mundos o escenarios, me gusta hacer realidad esas ideas que me transmite el director. Es todo un reto y cuando lo logras y ves el resultado final, es indescriptible”.

¿El mundo interconectado y digital para ti habrá sido una gran oportunidad?

“Sin duda, a mí me abrió un mundo y gracias a esto puedo trabajar desde mi casa para un estudio de animación en Texas. Me facilita a mí y a otros artistas el crecer como tal y tener la oportunidad de afrontar grandes proyectos”.

¿Cómo es tú día a día?

“Pues normalmente por la mañana trato de hacer pesas y pasar tiempo con mi perro. Al mediodía me siento frente al ordenador para organizarme y comienzo a trabajar. Finalmente por la noche desconecto con mi pareja viendo algo en la tele y charlando”.

¿Te gustaría entrenar en un futuro?

“Honestamente ‘Entrenador Carter’ es una de mis películas favoritas, pero siempre se me dio fatal enseñar a otras personas. Mi capacidad de tolerancia es muy baja y me cabreo muy rápido. No niego que me lo haya planteado, pero no sé si tengo lo necesario”.

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