“La Palma podría impulsar una estrategia de negocio con la elaboración de compost”
Continuamos con la sección Scientia Palmensis dedicada a los científicos nacidos en La Palma o que desarrollan su actividad científica en la Isla con una entrevista al doctor Fernando Perestelo Rodríguez, profesor titular del Departamento de Bioquímica, Microbiología, Biología Celular y Genética de la Universidad de La Laguna. El doctor Perestelo (San Andrés y Sauces, 1957) realizó sus estudios de bachillerato en el Colegio Libre Adoptado de San Andrés y Sauces, y en el Instituto de Santa Cruz de La Palma (1975). Ese mismo año, inicia sus estudios de Biología, incluidos por entonces en la Sección de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Laguna, dos años más tarde convertida en la Facultad de Biología. Finalizados los estudios de Licenciatura (junio de 1980), se incorpora al Departamento de Microbiología (Facultad de Biología), donde, un año más tarde, presenta su tesis de licenciatura sobre interacciones negativas entre microorganismos patógenos, dirigida por el profesor Falcón Sanabria. En el año 1983 obtiene una plaza de profesor ayudante presentando, unos años más tarde (1987), su tesis doctoral dedicada al estudio de microorganismos degradadores de lignina, un heteropolímero natural de gran importancia ambiental e industrial. En el año 1986, obtiene una beca predoctoral (Gobierno Autónomo de Canarias) para realizar una estancia en la Universidad de Georgia (Athens, GA, USA), bajo la dirección del profesor Robert Hodson, con el fin de adiestrarse en el manejo de las técnicas radioisotópicas relacionadas con este campo de investigación. La consolidación de esta línea de investigación llegó con la financiación de diversos proyectos de investigación (Gobierno Autónomo y Gobierno de España) la cual, además de favorecer la colaboración con otros científicos de prestigio internacional (doctor A.T. Martínez, CSIC Madrid; doctora E. Arias, Universidad de Alcalá de Henares; doctores Jerzy Trojanowsky, Oleg Milstein; Universidad de Gottingen, Alemania), permitió culminar, con éxito, la realización de diversas tesis doctorales y diversas publicaciones científicas. Actualmente, el grupo de investigación que coordina el doctor Perestelo, trabaja en un nuevo proyecto de investigación (Gobierno de Canarias) centrado en el aislamiento y selección de microorganismos degradadores de polímeros plásticos, cuyos resultados esperan presentar en una próxima tesis doctoral. Obviamente, a lo largo de estos años, el profesor Perestelo ha desarrollado las actividades docentes propias del Área de Conocimiento, impartiendo diferentes asignaturas (Inmunología, Virología, Microbiología General, Microbiología Ambiental y Microbiología Aplicada), así como el desempeño de algunos cargos de gestión académica, como secretario o director del Departamento.
-Doctor Perestelo, dicen que el siglo XX fue el siglo de la Física y el siglo XXI lo será de la Biología. ¿Qué retos inmediatos se presentan en este campo y cuáles tiene previsto abordar en su grupo de investigación?
-Ofrecer una respuesta concreta a una pregunta de este tipo, en el contexto de una ciencia tan rica y diversa como la biología, resulta muy difícil. Probablemente, sería injusto si, por mi formación de microbiólogo, centrara la respuesta en aquellos retos específicos de mi campo de trabajo, aunque, dado el carácter interdisciplinar que muestran la mayoría de las líneas investigación en la actualidad y, previsiblemente, cada vez más en el futuro, sería difícil reconocerlo. Aun así y, con carácter general, considero que temas como el de la transgénesis, las aplicaciones derivadas del estudio del genoma humano o, los grandes avances en las distintas ciencias ómicas, como proteómica, metabolómica, metagenómica, farmacogenómica, entre otras, tendrán un gran impacto en las generaciones futuras. Sin embargo, no debemos perder de vista los grandes retos medioambientales, tanto los relacionados con el cambio climático, como con la contaminación o las fuentes alternativas de energía, entre otros. Afortunadamente, los microorganismos tienen mucho que decir al respecto, aunque, equivocadamente, la población atribuye sólo un papel maligno a estos grandes amigos microscópicos. De hecho, la gran mayoría de ellos, llevan a cabo actividades fundamentales, tanto a nivel global, como individual. Es decir, los microorganismos producen alimentos, biocombustibles, medicamentos, etc. y, desde un punto de vista ecológico, son responsables del funcionamiento de los ciclos biogeoquímicos, manteniendo el ecosistema global y, sus interacciones con plantas y animales resultan vitales para el desarrollo de éstos. Sirva de ejemplo, el impacto que ha causado en los últimos años el estudio del microbioma humano y su efecto sobre la salud del individuo. También los microorganismos tienen mucho que decir en el campo de la contaminación ambiental. Afortunadamente, los microorganismos son capaces de colonizar cualquier tipo de ambiente, consecuencia de su enorme diversidad metabólica. El reto consiste en aislar y seleccionar aquellos interesantes desde el punto de vista ambiental y, obviamente, estudiar su potencial biotecnológico: éste ha sido nuestro objetivo desde hace más de 30 años, primero estudiando microorganismos con capacidad para degradar o transformar un polímero natural, inicialmente desechado por la industria maderera y, actualmente afrontando un reto similar, la biodegradación de polímeros plásticos, si bien, en este caso, se trata de polímeros no naturales, que causan además de un gran impacto ambiental, diversidad de efectos adversos sobre la flora y fauna terrestre y marina, así como el propio ser humano.
-Tiene usted diversos proyectos y publicaciones relacionados con la degradación biológica de los materiales lignocelulósicos, un apartado de interés en el aprovechamiento de la biomasa en la que La Palma tiene un singular potencial. ¿Cómo ve el futuro de La Palma relacionado con este campo?
-Aunque nuestra línea de investigación ha estado centrada en el estudio y comprensión de los mecanismos biológicos implicados en la degradación microbiana de la lignina y, por extensión, del polímero de lignocelulosa del que forma parte, nuestra idea inicial en el año 1983 era más práctica y, si cabe, menos ambiciosa, se trataba de acelerar procesos de compostaje en base a un conocimiento adecuado del comportamiento fisiológico de las poblaciones microbianas que intervenían en el proceso de fermentación. Este trabajo se inició en las instalaciones del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias, ubicado en Valle de Guerra (Tenerife), en colaboración con el investigador del centro don Emilio Corominas Roig. La idea era elaborar un compost, a base de pinocha, hojas de platanera y gallinácea que, además de ofrecer una alternativa para el aprovechamiento de estos subproductos, pudiera ofrecer un compost de calidad al agricultor canario. La Palma dispone de este tipo de recursos, aunque nunca se debe olvidar la palabra clave en estas cuestiones sensibles, es decir, la gestión. Es obvio que éstos y otros tipos de subproductos susceptibles de fermentación microbiana, se generan continuamente en todas las islas, por lo que, su aprovechamiento, dependería de la iniciativa pública o privada si la hubiera. A este respecto, me gustaría recordar que los análisis realizados sobre los diferentes tipos de compost obtenidos en su día mostraron muy buenos resultados, tanto desde un punto de vista físico-químico como en los test de madurez de los mismos. Por consiguiente, en el contexto actual, en el que las prácticas agrícolas tienden a eliminar el uso generalizado de productos químicos, en beneficio de una práctica agrícola más natural, como es el caso de la denominada agricultura ecológica, supongo que sería posible la creación de alguna estrategia de negocio en torno a esta idea.
-La Palma como Reserva de la Biosfera es un lugar de alto interés en el campo de la Biología, ¿qué le diría a los jóvenes palmeros que piensan dedicar su futuro profesional a este campo?
-En mi caso, recomendarle a alguien que estudie Biología es muy fácil. Sin embargo, nunca lo he hecho, ni siquiera a mis hijas. Como es lógico, creo que los jóvenes deben elegir los estudios que más satisfagan su curiosidad o, llegado el caso, más felices les hagan. Se trata de que, a partir de los 25-30 años puedan dedicarse a aquello que más han deseado en su vida. Yo he tenido esa suerte. Por eso, a aquellos que se decidan por este campo de la ciencia, lo único que puedo hacer es, además de felicitarles por haber elegido sabiamente, ofrecerles mi ayuda en todo lo que necesiten. La Biología ofrece una gama de posibilidades enormes por lo que, sus estudiantes, siempre podrán encontrar un área, especialidad o campo de investigación, que pueda satisfacerle. Otra cosa bien distinta es la posibilidad de alcanzar esta especialización, dadas las limitaciones económicas con las que cuentan muchos grupos de investigación en nuestra universidad. Si a esta situación se le añade la escasez de becas de formación, el problema se complica un poco más. Es cierto que siempre existe la posibilidad de optar por salir a formarse a otra universidad española o extranjera. Nuestra universidad tiene muchos y muy buenos ejemplos de este tipo. En cualquier caso y pese a estas dificultades, les estimulo y animo a que persigan el sueño por el que han decidido luchar, la biología les espera.