Las rutas pastoriles de La Palma tienen más de 2.000 años de antigüedad

En la imagen, ‘pasada’ pastoril del  Pulpito Risco, en la cara norte de La Caldera de Taburiente. Foto: Carlos Cecilio Rodríguez.

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

El doctor en arqueología Jorge Pais, jefe de la Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo, en un artículo publicado en el último número de la revista Agropalca, señala que “las rutas pastoriles” de La Palma “han sido exactamente las mismas durante los más de 2.000 años de ocupación humana” de la Isla. Subraya que “los caminos y veredas prehispánicas se continuaron utilizando porque eran las vías de comunicación que llevaban a los pastizales, las fuentes o los lugares de aprovisionamiento de determinados alimentos (raíces de helechos, frutos y bayas silvestres) u otras materias primas (madera, piedra, sal, etcétera)”.

Pais detalla que “estos senderos permitían una fácil y rápida comunicación en sentido transversal (comunicando lomos y barrancos) y vertical (hacia la cumbre y el interior de La Caldera)”.

Destaca que “los más transitados se convirtieron, a raíz de la conquista, en caminos reales que, a día de hoy, siguen sobreviviendo en muchos puntos”. La prueba de “este uso entre aborígenes y palmeros”, añade, “se aprecia en los petroglifos usados en los muros o el empedrado de los caminos como, por ejemplo, en La Pantana y Los Barros (El Paso), Barranco de Gallegos (Barlovento), La Castellana (Garafía), etcétera”. “Incluso”, enfatiza, “hemos descubierto fragmentos de cerámica aborigen en las propias calzadas de Las Vueltas (Breña Alta) y Amagar (Tijarafe)”, entre otras. “Los restos arqueológico ‘siembran’, literalmente, los senderos que recorren los pinares y el codesal de cumbre”.

Jorge Pais recuerda que “los pastores canarios y, especialmente, los palmeros, han sido uno de los colectivos que más fielmente han guardado las tradiciones heredadas de sus antepasados aborígenes”. Esa pervivencia “se mantuvo, entre otras razones, porque los nuevos colonos siguieron teniendo en la ganadería menor uno de los pilares fundamentales de su economía de subsistencia y, sobre todo, porque el pastoreo fue dejado, en buena medida, en manos de los descendientes de los benahoaritas que no fueron masacrados o vendidos como esclavos”.

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