Crisis en Nueva Canarias por su alianza con Coalición Canaria: “Quien no esté de acuerdo, que se vaya”
Nueva Canarias ha recuperado su diputado por la provincia de Las Palmas, en la figura de Pedro Quevedo, en estas elecciones generales del 10 de noviembre. Lo ha hecho uniéndose a su hasta ahora bestia parda, Coalición Canaria, de la que hace 15 años se desgajó, fundamentalmente en la isla de Gran Canaria, por razones de peso territorial con respecto a Tenerife e ideológico por la deriva derechista de CC.
El pacto electoral CC-NC devuelve protagonismo estatal a NC en un momento en que ha alcanzado el poder en las Islas, precisamente a costa de desbancar a CC del Gobierno regional y cabildos en alianzas progresistas con PSOE y Unidas Podemos. Y ahora que se negocia la gobernabilidad de España con ese preacuerdo PSOE-UP, del que no duda tanto una Nueva Canarias mucho más de izquierdas que Coalición, en el partido presidido por Román Rodríguez se vislumbra una fractura y una quiebra de la confianza internas entre quienes apoyan y rechazan acercarse a CC.
Para botón de muestra, la última Ejecutiva Nacional de Nueva Canarias, celebrada el viernes posterior a la cita electoral. El Sábor –palabra amazigh de los antiguos canarios que define un cercado de piedras utilizado como lugar de reunión– del 15 de noviembre se preveía como una balsa de aceite por haber recuperado el escaño perdido el 28 de abril. Y eso a pesar de la contestación a la alianza con CC liderada por el grupo político de la Villa de Agüimes Roque Aguayro, con su anterior alcalde y ahora presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, al frente.
Quienes allí estuvieron lo cuentan según el prisma con que miran el futuro de NC, o la paja en ojo ajeno. Pero coinciden en que no se descorchó vino de la tierra para celebrar el escaño. Hubo felicitaciones, obviamente, al diputado Pedro Quevedo, pero también duros reproches de uno y otro lado. Muy duros para todos hasta el punto de reconocer un alto cargo que en Nueva Canarias “se produjo una fractura, una quiebra de la confianza. Quedó latente si esta alianza es un hecho aislado o si hay una estrategia oculta para la reunificación con Coalición Canaria”.
Una de las intervenciones más duras fue la de Pepín Rodríguez, histórico dirigente de La Aldea y hermano del presidente del partido, Román Rodríguez. Fue después de una serie de manifestaciones críticas de militantes de Roque Aguayro contra el pacto con CC. “Esto es así y así se votó en la Ejecutiva y quien no esté de acuerdo, que se vaya”. En ese momento, alguien se encargó de recordar que “eso mismo nos dijo [Miguel] Zerolo [exalcalde de Santa Cruz de Tenerife y exsenador, en prisión por el caso Las Teresitas] cuando nos echaron, cuando nos fuimos de Coalición”.
Los ánimos no estaban para templar muchas gaitas. Desde el sector oficialista así lo reconocen. “No hubo agarradas, más bien disparidad de opiniones. Todo el mundo sabía que después de las elecciones, en la primera Ejecutiva iba a haber fricciones, que fue lo que pasó”. No es la primera vez que Pepín expresa en el órgano directivo su desacuerdo por cómo está estructurada NC, que más que un partido homogéneo es la suma de varios municipalistas (Roque Aguayro, BNR en Gáldar, ASBA en Valsequillo, ALPA en Agaete, Alternativa por San Mateo…y ahora el resto de islas).
“No sé si fue expresado así [el que se vayan], pero más bien después se precisó que aquí no sobraba nadie”, apunta este cargo del sector dirigente. “Una cosa es que se discrepe de pegarse un tiro en el pie en plena campaña electoral, eso no lo he visto en mi vida [en referencia a las críticas públicas de militantes de Agüimes y Roque Aguayro, con Antonio Morales, contra el pacto con CC] y otra que aquí no sobra nadie. Se habló de limar asperezas, pero eso no quita la carga inicial por ese ataque en los medios de comunicación a tu propia marca electoral”.
El debate no es tan sencillo: si hubo tiro en el pie, traición o simple disparidad, se ve de diferentes maneras. En ese Sábor Nacional hubo mucha más oposición que en anteriores ejecutivas donde se votó por unanimidad y con solo una abstención [porque los críticos no se quedan hasta el final a votar] ese acuerdo con CC y las candidaturas. Fue el caso de Miguel Ángel Pulido, de la isla de La Palma, que abogó por lavar los trapos en casa. “Dijimos que no íbamos a colaborar en la campaña [junto a su bestia negra en esa isla, CC], pero no se nos ocurrió decirlo en la calle”.
Y sobre hablar en la calle, también se expresó de manera muy emotiva el alcalde de Valsequillo, Francisco Atta, de Asociación de Barrios (Asba): nervioso, molesto por haberse “tragado este acuerdo” y porque se haya “ninguneado a Valsequillo en las listas”, lamentaba ese viernes con pasión: “¿Cómo voy a pedir el voto, que lo hago en mi pueblo de manera personal y puerta a puerta, para Coalición Canaria? ¿Con qué cara lo hago?”. La guerra total entre CC y NC en las islas y sus pueblos ha dejado muchos cadáveres por el camino. Asba fue una de las agrupaciones locales que se desmarcó del acuerdo electoral públicamente, como Roque Aguayro y otras.
El sector romanista reduce las voces discordantes a la militancia de Agüimes. “Es cierto que se airearon los trapos de la campaña, pero no hay ruptura, ni nadie está contra Antonio ni Antonio contra Román. No hubo voces entre ellos. No hubo nada con Román porque Antonio tiene una habilidad que es histórica, y es que cuando interviene Román, que siempre lo hace al final de las ejecutivas, Antonio se levanta y se va”, comenta este cargo de NC. Otras fuentes presentes sostienen lo contrario: sí se cruzaron palabras más altas entre ambos. Fue en el momento en que Román Rodríguez se reincorporó al cónclave tras atender a la prensa y se encontró a Morales discutiendo con otro histórico, Paco Zumaquero, a cuenta del papel que esté jugando, o no, NC con el grupo Reúna, que promueve una reunificación con CC, y del que forma parte un hijo de Zumaquero, que se sintió aludido.
Otros presentes resaltan que en ese mismo momento, en el que Román Rodríguez le intenta retirar la palabra a Antonio Morales en su discusión con Zumaquero al que le aseguraba desconocer que un hijo suyo militara en Reúna, el presidente de Nueva Canarias llegó a retomar el discurso de su hermano, con otro “al que no le guste, pues que se vaya”, reprochando directamente a Antonio Morales que se fuera de la Ejecutiva. Son situaciones que marcan esa desconfianza que se viene larvando en el partido mucho antes de que se decidiera por la cúpula someter a votación casi inmediata por la repetición electoral de noviembre el pacto con CC.
Los críticos apuntan a que el grupo dirigente en torno a Román Rodríguez les ha hurtado información para explorar otras vías, como fue el caso del posible pacto estatal y de izquierdas con el partido de Íñigo Errejón, Más País, por el que abogó abiertamente Roque Aguayro y Antonio Morales. “Lo que quedó allí latente es que esa cúpula tenía poco peso moral para pedir respaldo a sus decisiones cuando no se habían tomado de manera transparente y democrática. Pero más allá de eso se cuestionaba, que si hay otra estrategia detrás con CC, que se diga a la Ejecutiva”.
Los oficialistas niegan la mayor. Se ciñen a lo acordado en las ejecutivas anteriores donde se votaron la alianza electoral y las candidaturas, y reprochan que el sector crítico no se quede a votar en contra. Pero los descontentos van más allá del grupo de Antonio Morales o de agrupaciones municipalistas como Asba o Alternativa por San Mateo. Incluye también a una nueva generación de militantes que como en el caso de Santa Lucía de Tirajana, donde han visto perder el poder después de 40 años de gobiernos municipales de NC y sus marcas anteriores (Asamblea Canaria, AC-INC, ACN, Ican, CC), se vislumbra al mismo tiempo un problema generacional.
Así lo expresaron militantes como Pino Sánchez, hija del histórico alcalde Camilo Sánchez, o Nira Alduán, hija del dirigente Marino Alduán. Manifestaban ellas y una parte del partido en Santa Lucía que existe una desconexión entre las bases y los dirigentes, que “no se consulta nada”. “Este ya no es el partido que yo conocí”, llegó a comentar Pino Sánchez, expresando también Nira Alduán ese “desarraigo”. A esas críticas respondió directamente el propio Román Rodríguez, defendiendo una de las esencias de NC: “lleva 40 años debatiendo y expresándose internamente” en los órganos correspondientes. “Hacemos esos debates y no viene nadie”, dijo.
Quizás, esta fractura, fricción, disparidad de criterios o agarrada interna de Nueva Canarias por acercarse al sector más progresista de Coalición Canaria (Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro frente a la vieja ATI tinerfeña de Fernando Clavijo y Ana Oramas) lo que vaya a provocar es que el partido vuelva a debatir y reclamar más participación ante una dirigencia acostumbrada a que nadie le tosa. Porque en un Sábor Nacional de mucho mojón picón hubo voces que llegaron a plantear espacios nuevos de reflexión sobre el futuro del partido. Abrir debates en foros internos. Pero nada de esto se votó ni acordó de forma reglada y por tanto no consta en acta.
La cuestión de fondo no es otra que hasta dónde está dispuesta a llegar NC con su acercamiento a CC. “Esta es la única manera que tiene Coalición para resucitar, y la excusa de acercarse a la parte progresista…en fin, nadie se cree que la vieja CC se va a quedar de brazos cruzados, ya, ya”, dicen los más escépticos. “De corazón, más claro no se puede hablar: las tres personas que han estado en el comité negociador con CC, una de ellas Luis Campos, ha contado a la Ejecutiva hasta las comas de esos acuerdos. Y ninguna coma incluye la unificación. Estamos ahora en un proceso de diálogo, de entendimiento, ya veremos…”. 2020 promete emociones más fuertes.