Invisibilizados en las calles más céntricas: así es el día a día de las personas sin hogar en la capital grancanaria
José Antonio y Alfredo viven en la calle. Representan perfiles diferentes de personas que se han visto forzadas a dormir a la intemperie y buscarse la vida día a día. No tienen un plato de comida caliente asegurado y tampoco un baño fijo al que puedan acudir. Cada uno tiene una historia y han encadenado una serie de circunstancias para llegar a este punto. Ambos ponen rostro a dos de las 69 personas que no tienen hogar en Las Palmas de Gran Canaria. A pesar de situarse en una de las calles más céntricas de la ciudad se encuentran invisibilizados por la sociedad y siguen sufriendo el estigma de vivir en la calle.
El primero de ellos llegó a la capital grancanaria desde Galicia hace mucho tiempo, tanto que ha perdido la noción de cuántos años son. Sufre diferentes dolencias y problemas de columna a los que no le viene nada bien el frío de las noches a ras del suelo. La soledad y la desesperanza se reflejan en su mirada y para sobrellevar esa vida se refugia en el alcohol. “Uno se levanta por la mañana, te miras ahí de frente en el espejo, tuerces la cabeza y ya no te acuerdas del rostro que tienes”, lamenta. El segundo asegura que no tiene problemas de adicciones, habla con esperanza y con ganas de que su futuro se vuelva a teñir de color. “Muchas veces nos sentimos perdidos por culpa de no tener una estabilidad, que es lo que nos hace falta”.
Alfredo echa de menos contar con más información, que alguien le guíe sobre qué pasos seguir para salir de su situación. Viene de Venezuela pero sus padres son canarios. Se ha quedado sin hogar por varios factores “el no tener trabajo, pasar por un divorcio, que te echen a la calle…” Señala que a la hora de cobrar la RAI (Renta Activa de Inserción) o la PCI (Prestación Canaria de Inserción) hay varias trabas si no cuentas con toda la información suficiente. Por ello, cree que es necesario que desde la administración pública se llegue más a la gente, se les pregunte qué necesitan, se acerquen más a menudo a ellos y les orienten.
Ambos hacen su vida por la calle Más de Gaminde y coinciden en que uno de los mayores problemas a los que se enfrentan es la falta de baños públicos a los que acudir. Para entrar en el de un bar o en el que se encuentra en el Mercado Central, que lo tienen muy próximo a la zona donde se mueven, se requieren de unas condiciones de higiene y vestimenta y narran que es muy duro que no te dejen entrar. Otros baños cercanos son los del antiguo Estadio Insular, ahora reconvertido en un parque, pero “no tiene ni papel higiénico y está todo sucio”, subrayan. A ello se le suma que al Balneario de la playa de Las Canteras tampoco les permiten pasar para asearse porque hay que acudir con bañador.
Las noches suponen el peor momento para las personas sin hogar, especialmente en época de frío. En las últimas semanas se han vivido rachas fuertes de viento. “Anoche los cartones volaban”, subraya José Antonio, quien también echa en falta que miembros de organizaciones se acerquen en esos momentos a él con una sopa o algo de comida caliente. Alfredo opina lo mismo, aunque al igual que José Antonio cree que en Las Palmas de Gran Canaria hay muchas personas solidarias y recuerda cómo en una de estas últimas noches de frío una mujer se acercó a taparlo a él y a un compañero con mantas.
El caso de José Antonio es cronificado ya que lleva varios años pernoctando en la calle y sus problemas con el alcohol le empujan a no querer permanecer en alguno de los centros de la ciudad. Explica que no tiene DNI ni tarjeta sanitaria por lo que depende de la buena voluntad de algunas farmacias que le dan algún calmante para sus dolores de espalda y piernas. No obstante, cree que su situación podría cambiar si le dieran la oportunidad a él y a otras personas que estén en su situación de trabajar en una granja en la que a cambio de cuidar animales les dejaran comer y dormir, por ejemplo. De momento, en este sentido, el Ayuntamiento trabaja en convertir la antigua fábrica de hielo de la ciudad en un centro de día para personas sin hogar en el que se trabaje por la recuperación de estas personas. Contará con salas polivalentes donde puedan pasar el día y también con 48 plazas alojativas más. Según el último informe que maneja el Consistorio, el 41% de los casos son cronificados, pues son personas que llevan más de tres años en esta situación; un 31% lleva más de un año, mientras que un 9% lleva entre seis meses y un año en la calle.
El perfil mayoritario es de hombres de más de 51 años, de nacionalidad española y que no cuenta con ningún tipo de ingresos. El informe también recoge que en el 73% de los casos se trata de personas consumidoras de sustancias psicoactivas, alcohol, fármacos u otras sustancias excluidas del comercio legal.
La situación de Alfredo es diferente a la de José Antonio ya que mantiene el ánimo de encontrar pronto un empleo y lleva menos tiempo en la calle, se englobaría en el porcentaje del 13% que lleva menos de tres meses. No obstante, señala que el hecho de no tener un hogar le lleva a perder la noción del tiempo y a que el desánimo se apodere de él y a no tomar la iniciativa. “La calle te jala mucho al mañana, y ¿por qué no hoy? porque mañana. Y eso es porque no estás centrado, en cambio, cuando estás centrado en un sitio ya dices me voy a enfocar y voy a hacer esto…”
Actuación del Ayuntamiento
El Consistorio, al ser preguntado por este caso, asegura que en el centro Gánigo se guía a estas personas y se les orienta tanto en el tema habitacional como en su reinserción social y anima a que Alfredo siga este paso. El concejal de Cohesión Social, Jacinto Ortega (LPGC Puede), además reitera que estas personas no están en la calle porque quieren, como sí han llegado a afirmar otros grupos políticos, y explica que son las circunstancias de la vida las que les ha llevado a esta situación, unido a que las patologías que puedan sufrir les impiden muchas veces buscar una salida.
El número de mujeres que vive en la calle es bastante inferior al de hombres. Según el estudio del Consistorio, el pasado verano eran diez las mujeres que se encontraban en esta situación en la ciudad. Ortega subraya que con este colectivo se actúa de manera inmediata ya que existe el riesgo de que sufran acoso y violencia sexual. Desde que se tienen conocimiento de ello, “sobre la marcha intentamos sacarlas de la calle utilizando las medidas de las que disponemos, teniendo que colaborar con otras administraciones ya sea por alguna adicción o por algún tipo de patología”, señala.
La ciudad cuenta actualmente con tres centros para personas sin hogar, Gánigo, el Centro de Acogida Municipal El Lasso y el Centro de Inserción de La Isleta. Hay otros cuatro centros gestionados por la Obra Social de Acogida y Desarrollo, Mafasca, Cáritas y Cruz Roja. Además, hay en marcha un piso tutelado por el que han pasado 25 personas este año, lo que ha permitido su reinserción social. Según el Ayuntamiento, la vivienda cuenta con siete plazas y funciona como un espacio de residencia temporal, que sirve de transición entre los centros de atención a personas sin hogar y la consecución de una vivienda propia.
Ortega explica que Las Palmas de Gran Canaria es el único municipio del Archipiélago que cuenta con un plan estratégico para personas sin hogar. No obstante, es consciente de que el problema persiste y cree que es necesario también un mayor compromiso del Gobierno regional, que es quien tiene la competencia en salud mental y en temas de drogodependencia. Señala que si ya hay problemas de lista de espera para que los ciudadanos sean atendidos por estos problemas, si además se trata de una persona que no está domiciliada el proceso se ralentiza aún más y se tarda en darles atención. Para abordar estos temas asegura que acaba de mantener una reunión con el comisionado de inclusión social y lucha contra la pobreza.
La comunidad con más riesgo de exclusión social
La historia de José Antonio y Alfredo se enmarca además en un contexto en el que Canarias es la comunidad española con la tasa más alta de personas en riesgo de sufrir pobreza. Según el último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN), el 44,6% de los habitantes de las Islas corre el riesgo de sufrir pobreza o exclusión, una tasa que dobla la media de la Unión Europea (23 %).
Tras conocerse estos datos, se celebró en el Parlamento de Canarias un pleno con el objetivo de abordar el problema. Sin embargo, el debate se enrocó sin una conclusión clara del Gobierno para combatir la pobreza.
Para afrontar esta realidad, partidos políticos como Podemos y Nueva Canarias han defendido la implantación de una renta básica, una propuesta que además fue presentada al presidente del Ejecutivo Regional, Fernando Clavijo (CC), por los sindicatos pero se negó en el Parlamento a aplicarla porque cree que cronifica el problema.