La lucha tras el suicidio de una hija: ''Si un menor se quita la vida es porque no se actuó desde el primer momento''

Imagen de archivo de un grupo de jóvenes dentro de un aula

Natalia G. Vargas

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El 19 de mayo de 2021, Kira se suicidó. A los 15 años, la hija de José Manuel se quitó la vida cuando iba de camino al colegio en Cataluña. “Nueve días más tarde localizamos un e-mail con el mensaje ”muerte, muere“ en la aplicación del colegio en la que los profesores y alumnos se comunican”, cuenta el padre en una entrevista concedida a este periódico. La familia presentó una denuncia ante los Mossos D’Esquadra por un presunto delito de inducción al suicidio. “Se tomó declaración a diez compañeros que confirmaron que Kira llevaba años siendo víctima de burlas por su voz, por su inglés superior al resto o incluso por su maquillaje y forma de vestir”, cuenta. Aunque la Audiencia Provincial de Barcelona reconoció el acoso, el caso se archivó. Aun así, José Manuel no ha dejado de luchar contra el acoso escolar y por la prevención del suicidio en los niños y adolescentes. 

En los últimos días, José Manuel se ha desplazado hasta Canarias para ofrecer a la Consejería de Educación del Gobierno regional un decálogo contra la violencia en las escuelas, elaborado por su organización, Trencats. “Lo más importante para mí ha sido poder transmitir cómo es ese acoso que destruye a nuestros niños, ese ”asesino silencioso“, cuenta. El aumento de las conductas suicidas entre menores de edad ha puesto en alerta a la población en su conjunto. En el Archipiélago, según los últimos datos publicados por el Instituto Canario de Estadística (ISTAC), nueve jóvenes de menos de 19 años se quitaron la vida en 2022: una chica y ocho chicos. Ocho de ellos tenían entre 15 y 19 años. Uno, menos de 15. Según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es la tercera causa de defunción en las personas de 15 a 29 años.

En esta línea, la OMS apunta a diversos factores de riesgo de suicidios, como el consumo indebido de bebidas alcohólicas, el maltrato en la infancia o la estigmatización sobre la salud mental que disuade de buscar ayuda. Un informe del Servicio Canario de Salud señaló que la depresión es el trastorno más comúnmente asociado con la conducta suicida. La OMS apunta que entre el 65 y el 90% de los suicidios e intentos de suicidio se relacionan con algún grado de depresión. En esta línea, la organización advierte de que las plataformas digitales pueden contribuir a prevenir el suicidio, pero también inducir a las autolesiones. 

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José Manuel ha centrado su lucha en el suicidio infanto-juvenil derivado del acoso escolar. “Durante años se ha estado explicando que si las violencias no son reiteradas y perduran en el tiempo no son acoso escolar. Esa es la definición”, subraya. “Se ha normalizado que todo lo que ocurre hasta llegar a ese extremo son ”cosas de niños“ o ”conflictos de convivencia“. Incluso se ha llegado a culpar a la víctima de no saber ”socializar“, asevera el padre de Kira. Según José Manuel, lo más urgente es garantizar que las autoridades responsables actúen desde el primer aviso de violencia. ”Cuando un menor se quita la vida o arrastra secuelas en su salud mental y física, es porque no se ha actuado desde el primer momento. Esto debe acabar“, sentencia. 

La organización Trencats ha trasladado a Canarias una serie de recomendaciones que ya han llevado a Cataluña. “Entre ellas, que la reiteración de las violencias no sea un requisito para aplicar medidas o abrir protocolos”, subrayan. En esta línea, el Gobierno autonómico cuenta con un Protocolo de intervención ante riesgo suicida en instituciones educativas, acordado entre las áreas de Educación y Sanidad. El documento comenzó a aplicarse en septiembre, con el inicio del curso escolar, en todos los centros educativos de las islas, tanto de carácter público como privado y concertado. El objetivo es establecer mecanismos en materia de detección, valoración, intervención y coordinación para actuar ante la sospecha del riesgo suicida en el ámbito educativo. 

El texto indica que para activar el protocolo son claves las señales de alerta: comentarios, comportamientos o síntomas que pueden indicar que una persona está en riesgo de realizar una conducta suicida. Uno de los puntos clave durante el proceso es la entrevista entre el estudiante y el orientador del centro, que determinará el nivel de riesgo suicida. “No debe realizarse de forma precipitada. Tampoco de forma mecanizada e impersonal”, insiste el protocolo. En esta entrevista también pueden identificarse situaciones especiales que requieren, además, medidas específicas. Es el caso de las situaciones de acoso escolar, violencia de género, maltrato infantil o uso inadecuado de las redes sociales. 

Cuando existe un riesgo de suicidio, es determinante la vigilancia por parte del profesorado, evitar que el alumno permanezca sin supervisión durante los recreos, en los aseos, en los desplazamientos a las aulas… Además, recuerda la necesidad de limitar el acceso a medios letales y controlar la asistencia del alumnado. El director o directora del centro, así como la persona responsable de la orientación, son los elementos clave dentro del ámbito educativo en este protocolo. También es fundamental la implicación del resto del alumnado. “Si se estima conveniente y hay consentimiento, se organizará un grupo de apoyo entre los compañeros más allegados, para que le apoyen y le ayuden social y académicamente y evitar cualquier situación de marginación o acoso”, indica el protocolo canario. 

Además de los mecanismos de prevención que deben activarse en estos casos, el protocolo dedica un espacio a la postvención o cómo actuar con el resto del alumnado y de la comunidad educativa cuando un compañero o compañera se quita la vida. “Los familiares… Nosotros… La vida te continúa, y te continúa igual, con las mismas responsabilidades. Todo sigue igual. Vinieron psicólogos a casa el primer día. Yo lo agradezco, pero luego tuvimos que pagarnos nosotros mismos el psiquiatra hasta hoy”, cuenta el padre de Kira. 

Durante la presentación del protocolo, el consejero de Educación, Poli Suárez, apuntó que las muertes por suicidio entre estudiantes “son infrecuentes, al menos en Canarias”. Sin embargo, recordó que se trata de una de las primeras causas de muerte entre adolescentes. “Es algo que debemos prevenir a toda costa y a lo que debemos prestar especial atención”, concluyó. En esta línea, el psiquiatra Francisco Acosta añadió que el protocolo es un recurso específico para la prevención y actuación. Para su puesta en marcha, el Servicio Canario de Salud ha formado a más de 1.200 profesionales. Canarias también cuenta con la página web stopsuicidioscanarias.com, que ofrece información a afectados, familiares y allegados. Además, España cuenta con la línea 024 para la atención a la conducta suicida.

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