En viviendas compartidas, hotel o en pueblos remotos: los teletrabajadores europeos se asientan en Canarias
El clima, la conectividad aérea y el buen funcionamiento de la red wifi. Son los tres requisitos más valorados por los teletrabajadores europeos para elegir Canarias como destino donde pasar una buena temporada en esta pandemia. La tendencia ya era palpable desde hace unos seis años, cuando empezaron a proliferar los centros de coworking (de trabajo compartido) y varias empresas comenzaron a percatarse del potencial de los también llamados “nómadas digitales”. La pandemia ha acelerado todo este proceso y hasta un hotel en el sur de Gran Canaria llegó a colgar hace un mes el cartel de lleno porque sus habitaciones estaban ocupadas por trabajadores de distintos países, pero también nacionales. Lo habitual es que prefieran el modelo de viviendas compartidas (coliving) que estén preparadas con espacios para el trabajo y en las que poder crear una comunidad con personas de distintas partes del mundo de las que aprender. Se trata de un modelo de negocio en auge que la propia Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias quiere potenciar. Pero no es la única opción para teletrabajar. Ya hay quienes se interesan por lugares más remotos del Archipiélago, desde la naturaleza de La Gomera, destino cotizado por los alemanes, hasta pueblos más aislados de las ciudades como es el caso de La Aldea de San Nicolás en la isla de Gran Canaria, que también ha visto un incremento de estos perfiles y lo está potenciando con campañas.
Videollamadas constantes, muchas reuniones y concentración. Es el clima que se palpaba en una reciente mañana de viernes en The Roof, uno de estos espacios de vivienda compartida situados en una zona tranquila y céntrica de Las Palmas de Gran Canaria. Allí viven ahora mismo siete personas procedentes de Inglaterra, Alemania, Eslovenia o Rumanía. El promotor de este espacio, Ignacio Rodríguez, explica que desde el inicio de la pandemia el crecimiento de teletrabajadores “ha sido exponencial” ya que se unieron varias motivaciones, desde huir del invierno del norte de Europa o de las restricciones por la COVID-19 (ya que la incidencia de contagios en las Islas ha sido más baja que en el resto). “Miles de personas han aprovechado para teletrabajar y Canarias como destino tenía todas las de ganar por su cercanía al resto de Europa”, y añade que otros destinos que podrían ser competidores como Bali o Tailandia estaban cerrados.
Si las estancias antes rondaban los dos meses, ahora se están extendiendo hasta los cinco o seis, e incluso más. Por ello, considera que se trata de una oportunidad única para terminar de posicionar al Archipiélago “en el top mundial de destino para estos trabajadores en remoto”. En ello también coincide Ana Sánchez, de la plataforma Repeople, pionera en las Islas para conectar trabajadores en remoto y desde la que junto a Ignacio Rodríguez trabaja para mejorar el posicionamiento de las Islas como destino de este perfil. Insiste en que algo tan básico como una buena conexión a Internet es lo que más tienen en cuenta estas personas del norte de Europa, algo de lo que muchas zonas de las Islas pueden presumir. También la seguridad del destino, las infraestructuras y toda la oferta que les complementa son claves.
La renta media de estos teletrabajadores suele rondar los 100.000 euros anuales ya que son personas que trabajan en la economía del conocimiento fundamentalmente, lo que les permite tener mayor poder adquisitivo. El perfil además ha cambiado, no solo vienen jóvenes a vivir la experiencia, también familias completas y hay quienes ya se interesan incluso por la zona Zona Especial Canarias (ZEC) para trasladar a las Islas estos negocios. “Es un nicho de empleo”, insiste Ignacio Rodríguez ya que si trasladan sus empresas buscarán mano de obra local cualificada. Además, recuerda que son personas que consumen en los establecimientos locales, tanto en restauración, comercio como ocio, “es dinero que revierte aquí” y que suelen estar concienciadas sobre el respeto al medio ambiente. Así mismo, destaca de estos perfiles que desean generar un impacto local positivo, por lo que ya existe también la iniciativa Isla Remota, que pretende conectar a las ONG locales con estos profesionales para que puedan participar en sus iniciativas.
Ser parte del pueblo
Generar un impacto positivo en el entorno es precisamente lo que pretende Francesco, un italiano al que el confinamiento le pilló de vacaciones en La Aldea de San Nicolás, en el oeste de Gran Canaria, y ya no se quiso marchar. En cuanto pudo, se fue a Málaga (ciudad donde trabajaba antes de la pandemia) a buscar sus cosas y ha decidido instalarse en este pueblo de 8.000 habitantes junto a su pareja, de Catalunya. Ambos participan activamente en la vida del pueblo y colaboran con una iniciativa impulsada por el Ayuntamiento para el fomento del reciclaje. “Yo creo que es importante ser parte de una comunidad y en un pueblo el sentimiento de comunidad es más fuerte”, explica. Teletrabaja en el departamento de atención al cliente de una empresa de compra de bebidas online italiana que se encuentra en crecimiento. “Mi caso es diferente al de otros porque conseguí este trabajo después de mudarme a La Aldea”, pero añade que puede hacerlo “desde cualquier lugar del mundo” y otra compañera de su empresa trabaja desde Lanzarote.
De La Aldea, el lugar más alejado de la capital grancanaria pero que con la nueva carretera está un poco más cerca, le cautivó “su paisaje, la gente del pueblo y el clima”. Aunque admite que en Málaga ya gozaba de buenas condiciones climatológicas, el entorno donde está ubicado este municipio le parece toda una ventaja al estar aislado de sitios más turísticos de la isla. “Pasé de vivir en una ciudad como Málaga de más de medio millón de habitantes y me vine a un pueblo de 8.000 en un valle muy amplio, rodeado de montaña y mar y una dinámica de vida bastante distinta”, apunta. No es el único que se ha trasladado a este municipio para teletrabajar y que disfruta de su vida y paisajes. Dos artistas visuales, Manuel (de Italia) y Rubiane (procedente de Brasil) se han afincado en el barrio de Tasartico y protagonizan un spot con el que el Ayuntamiento pretende captar más trabajadores en remoto. Llegaron a Gran Canaria por error porque un amigo les invitó a La Palma y confundieron el nombre del destino hasta que dieron con este barrio rodeado de naturaleza desde el que pueden desempeñar su trabajo de fotografía, vídeo así como conectarse de forma virtual para dar clases online y desarrollar su trabajo digitalmente en un entorno inspirador. La concejala de Turismo, Isabel Suárez (PSOE), señala que desde la corporación municipal se está promoviendo la campaña “trabajar la felicidad” para atraer a trabajadores al municipio, donde afirma que se pueden encontrar alojamientos con todas las comodidades y muy buena conexión a Internet “en lugares únicos”, insiste.
Las islas occidentales también están despuntando en este mercado. Los alemanes tienen predilección por La Gomera, donde se ha convertido en tendencia que se instalen por largas temporadas rodeados de naturaleza. El Cabildo Insular también se ha lanzado a por esta oportunidad ya que la isla colombina además ha sido protagonista en artículos de prestigiosos medios de comunicación alemanes que ensalzan las oportunidades de teletrabajar en ella. Ignacio Rodríguez, de Repeople, también destaca que pronto comenzará con un proyecto similar de coliving como los que ha fomentado en Las Palmas de Gran Canaria (donde cuenta con tres viviendas de este estilo) en la isla de La Palma, ante el interés que está suscitando entre los europeos los entornos rodeados de naturaleza.
Reinventarse en pandemia
José Prado es el director de una empresa que lleva dos hoteles en Canarias y asegura que su máxima en pandemia ha sido la de tratar de seguir abiertos. Por ello pensó en nuevas estrategias y posibles clientes a los que captar y realizó una potente campaña de comunicación en colaboración con una empresa de publicidad para que promocionase estos establecimientos en los vagones de los metros de Madrid y Barcelona, así como a través de una newsletter que enviaba una compañía aérea. La idea es que se conociera que el Playa del Sol, en el sur de Gran Canaria y el Surfing Colors, en Fuerteventura, seguían abiertos. Así fue como el pasado mes de enero llegó a colgar el cartel de lleno en el de hotel de San Bartolomé de Tirajana, hasta el que se habían trasladado teletrabajadores de todo el mundo, incluidos peninsulares, para pasar una larga estancia. Explica que la estrategia no le permite tener beneficios por los gastos que acarrea un hotel de agua, luz, impuestos.... El precio mensual de alquiler de habitaciones que tiene cerrado es de 690 euros por mes, pero al menos no tiene pérdidas. “Hemos podido sacar a casi todos los trabajadores del ERTE”, señala.
La ocupación ahora ha bajado un poco, pero se encuentra en torno a un 80%. En Fuerteventura, el complejo consta de una zona de apartamentos, que se ha conseguido llenar, mientras que la parte de habitaciones de hotel ha sido más difícil. Esto es una muestra de que estos empleados en remoto prefieren contar con instalaciones que le permitan una cierta independencia, como cocina propia. Por ello, asegura que pronto se va a habilitar una cocina compartida para quienes se hospeden en las habitaciones, así como una nueva zona de coworking. Y es que, aunque en un futuro no muy lejano espera que su clientela habitual pueda regresar, confía en que los nómadas digitales puedan seguir complementando la oferta de su hotel, quizás en un 20%, aunque las condiciones cambien.
José Prado señala que el hotel de Gran Canaria siempre había estado ocupado por suecos en invierno, una estrategia que inició su padre, Manuel Prado, un gallego emprendedor que hace 40 años llegó a un acuerdo con un touroperador de ese país. De cara a la próxima temporada de invierno, su hijo, al frente de la compañía, asegura que estos clientes volverán, ya que así se lo han transmitido. Son, por lo general, personas mayores que han dejado de viajar por miedo pero que ahora están esperanzadas con el avance de la vacuna. De cara al verano, afirma que el perfil de clientes de este hotel, suele ser de parejas adultas homosexuales por su cercanía al centro comercial y de ocio Yumbo, y espera que también empiece la recuperación de estos clientes a partir de julio o agosto. Ahora, con los nómadas digitales, que pueden usar las zonas comunes, “como si se tratara de una urbanización”, incluida la piscina, pero no el servicio de comida entre otros propios del hotel, el complejo es un mix de nacionalidades, desde británicos, italianos a franceses, entre otros. Lo que sí ha hecho es adaptar las condiciones del hotel para que se disponga de mayor conexión y comodidad. En Fuerteventura, sin embargo, el público objetivo suelen ser familias y personas apasionadas por el surf y otros deportes. “Estamos contentos por lo que hemos aguantado y concienciados con lo mal que lo ha pasado el sector”, resalta Prado, que espera que después de Semana Santa vengan dos meses duros hasta empezar a remontar en verano.
El Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Turismo, lanzó el pasado mes la iniciativa la oficina con el mejor clima del mundo, un conjunto de acciones que, según explicó la consejera Yaiza Castilla, se desarrollarán a lo largo de este año para captar a 30.000 remote workers de todo el mundo y en las que se invertirán 500.000 euros. En este sentido, ha alabado varias veces las ventajas de estos teletrabajadores porque confía en que enriquecerá la estructura del modelo turístico canario, supondrá una oportunidad para rejuvenecer el destino y refrescar la marca, además de que se captarán “profesionales de alta cualificación”.
0