Estupefactos, desconcertados, asombrados, atónitos... Así se han quedado los principales productores de papas de las islas tras leer el contenido del comunicado difundido este jueves por la organización profesional Asaga, en el que alertaba sobre la “llegada masiva” de papas de fuera a Canarias.
Tal incredulidad se debe a que, según fuentes consultadas por Tenerife Ahora en ese sector agrícola, toda la papa del país de la llamada temporada de media estación (la que se recolecta principalmente en los meses de mayo, junio y julio) ya ha sido vendida prácticamente en su totalidad desde mediados de este mes de agosto y además esa tarea se ha logrado hacer con precios mejor remunerados, en términos generales, al agricultor.
Estos hechos, bien contrastados, son los que han dado pie a que los productores locales ahora vean bien que entre tubérculo de importación porque ya no hay oferta local suficiente y el mercado interior se debe atender con valores de transacción razonables para el consumidor final isleño.
A la vez que esas fuentes negaban el argumento central del comunicado hecho público por Asaga, en el que se exponía que “(...) hay una preocupación en el sector por una llegada masiva de importaciones que compiten en precio con las papas locales y dificultan su comercialización”, también ponían el dedo en la llaga al asegurar que detrás de esa nota hay un intento de la presidenta de Asaga, Ángela Delgado, con intereses en la papa local a través del grupo Casmi (Cooperativa Agrícola San Miguel) y de la Cooperativa Garañaña (con centro principal de recogida en Benijos, La Orotava, en unas instalaciones arrendadas al Cabildo de Tenerife), de “especular con el precio de la oferta que esas entidades aún tienen sin vender, que, en ningún caso, son cantidades suficientes para atender la demanda isleña actual”.
Los productores locales que se han mostrado desconcertados por el anuncio de Asaga sobre la supuesta avalancha de importaciones advierten de que “la misma persona que está detrás de la nota de prensa concebida para sembrar alarma por la llegada de papas de fuera” es la que, como ella mismo ha reconocido en medios de comunicación, ha importado, a través de firmas relacionadas con su grupo empresarial, tubérculo de países como Israel y Chipre, y además lo ha hecho para colocar oferta foránea en meses en los que la presencia de esa papa sí hace mucho daño a la producción local, casi siempre en el inicio de la primavera, un momento en que cada vez hay más producción canaria que cotiza a precios más razonables.
A esta última réplica las mismas fuentes unen el argumento certero de que en Canarias, casi siempre a finales del verano y por falta o escasez de oferta local de papa, se activa la entrada de tubérculo de fuera, tarea que realizan las mismas entidades que distribuyen al por mayor la papa del país.
Hasta julio de 2017, en el archipiélago se habían producido, aproximadamente, unos 22 millones de kilos de papas, de los que algo más de la mitad fueron recolectados en la isla de Tenerife, la principal zona productora de Canarias, de manera especial en las medianías del norte.
En las últimas semanas de julio y parte de agosto, el precio pagado por el mayorista a algunas cooperativas se colocó entre los 0,50 euros y algo por encima de este valor. La campaña actual de verano, si se compara con la del año pasado, está siendo más ventajosa para los agricultores, siempre sin descontar el impacto enorme que en algunas producciones ha tenido la polilla guatemalteca.
Canarias necesita importar papa debido a que la oferta local no cubre toda la demanda existente. Se estima que algo más de la mitad del consumo total y anual en las islas es de tubérculo procedente de otros países. De la Península no se puede traer papa debido a razones fitosanitarias, para no introducir en las islas el escarabajo de la papa.