Un paseo por la Costa Quebrada: el futuro geoparque costero del norte de España
Santander y el mar. La capital de Cantabria se asienta en uno de los parajes costeros más espectaculares de la Península Ibérica. La Bahía de Santander es la suma de varias rías menores (Solía, San Salvador y Cubas) que forman el estuario más grande (y nos atrevemos a decir que también el más bonito) de España. Aquí se acumulan las marismas y los grandes arenales que forman una bahía muy amplia que culmina con la Playa del Puntal (un playazo espectacular) por un lado, y con la Península de La Magdalena en el otro. Esta es la parte más reconocible y famosa de la ciudad: aquí tenemos el Palacio de La Magdalena (Avda de la Magdalena, 1), ese espectacular edificio que se construyó para que sirviera de residencia de verano para la familia real española, y el arranque de la cadena de playas que culmina con la célebre El Sardinero (con otros hitos como el Gran Casino El Sardinero –Plaza de Italia, sn- o el Parque de Mataleñas con una de las vistas más bonitas de una ciudad ya de por sí hermosa). El paseo costero por las inmediaciones de la ciudad suele acabar en el Faro del Cabo Mayor (Avda del Faro, sn). Esta antigua luminaria del primer tercio del siglo XIX es uno de los iconos de la capital. Y también un balcón privilegiado a un trozo de costa dominado por el mismo Cabo Mayor y su vecino Cabo Menor. La arena aquí queda recluida y reducida entre cantiles gigantescos a la pequeña cala de Mataleñas. Un manchón amarillo en un paisaje dominado por el verde del pasto, el gris de la roca y el azul del mar.
Justo aquí comienza un tramo de 20 kilómetros de costa que aspira a convertirse en el primer Geoparque de Cantabria. Un trozo de litoral que queda un tanto eclipsado por la cercanía de otros atractivos litorales más famosos como el entorno de Comillas, las rías que rodean a la Playa de Oyambre o el espectacular santuario marino de San Vicente de la Barquera. Desde aquí hasta los Acantilados de Caborredondo se extiende un trozo de costa de gran interés geológico y paisajístico. Aquí la tierra, literalmente, se dio la vuelta. Más ce 120 millones de años de sedimentos erosionados quedaron con las tripas al aire gracias a fuerzas brutales que lograron poner en vertical lo que un día fue horizontal (lo que los geólogos definen como un sinclinal). Y de ahí esos paisajes.
El mejor lugar para empezar a entender este espacio es la Playa La Maruca. Aquí, los estratos han girado unos 90 grados quedando en modo horizontal a modo de surcos que, en el entorno de la Ría de San Pedro de Mar, quedan casi a ras de agua. Una maravilla. Los pliegues se retuercen según ganan altura creando la ilusión de arquivoltas de un pórtico medieval. No es de extrañar que a esta zona de la costa se la conozca como el Pórtico de La Maruca. Tampoco extraña que sea precisamente aquí donde se localiza el Centro de Interpretación del Litoral (Castillo de San Pedro) que ocupa una antigua batería artillera con varios siglos de antigüedad. Aquí conviene dejar el coche y darle a la patilla aprovechando el precioso Sendero del Litoral hasta la Playa del Bocal. Aquí podemos ver el porqué de ese nombre de Costa Quebrada con un paisaje dominado por los cantiles afilados como cuchillos. Aprovecha que estás por aquí para ver el Castillo de Corbanera (Monte Corbanera, sn). Estamos ante una curiosa torre rodeada por una muralla circular que se construyó en el siglo XIX durante las guerras carlistas.
La Isla de la Virgen del Mar y una ‘bestia’ con muelas.- Los Tómbolos son pequeños bancos de arena que unen una antigua isla al continente a través de la acumulación de sedimentos. Este futuro geoparque es una clase de geología. Ya vimos lo que es un sinclinal en La Maruca, ahora podemos ver lo que es un Tómbolo en la Isla de la Virgen del Mar, que durante las bajamares queda unida a la costa y durante las pleamares brinda la ‘aventura’ de cruzar sobre las aguas mediante un puente. Muy cerca de aquí tienes otro hito interesante. En ‘Las Muelas’ puedes ver curiosas formaciones rocosas en una ensenada que se asemeja a las fauces de una bestia de piedra. Un poco de historia en San Juan de la Canal.- Aquí no solo vas a encontrar un pequeño playazo precioso rodeado de los ‘pedruscos’ que podemos ver a lo largo de todo este tramo de costa. Dirígete hacia el interior siguiendo la pequeña ría y te vas a encontrar con dos detalles patrimoniales interesantes. El primero es un viejo molino hidráulico de marea que aprovechaba las pleamares y los caudales de un pequeño arroyo para llenar un depósito que movía la maquinaria. Muy cerca de aquí está la Ermita de San Juan (Avenida de San Juan de la Canal, sn), de origen medieval.
Camino a Liencres.- La costa en torno a la Playa de Liencres está dominada por lo que aquí llaman Urros. Estos peñascos forman un muro de islotes a poca distancia de la costa creando un paisaje de gran valor geológico y estético. Algunos de estos urros están unidos al litoral con lenguas de arena (esos Tómbolos) creando pequeñas playas como las de Castro, Arnía, Portio y Somocuevas –unas de las mecas del nudismo del norte de España). La presencia de estos arenales dispersos y enclaustrados entre cantiles y urros adelanta lo que nos espera en Liencres. La Ría de Mogro crea un estuario amplio en el que han ido acumulando los sedimentos durante miles y miles de años formando un campo de dunas considerable. Para proteger estos ‘médanos costeros’ se plantó un bosque de pinos que acentúa la belleza del lugar. Una auténtica pasada.
La mejor manera de encontrarse con las Dunas de Liencres es atravesar el bosque a través de alguno de los senderos que recorren el pinar en busca de las arenas. Al final está la playa. Un playazo precedido por un extenso campo dunar que contrasta con el verde del bosque y los prados. Desde aquí, también, tienes una de las vistas más impresionantes de los Picos de Europa. Verlos con nieve es sublime. De Liencres hay que resaltar también dos cosas: la primera es la propia Ría de Mogro, que cuenta con un par de miradores para ver bichos casi al alcance de la mano (este lugar con marea baja es mágico) y el Palacio de Elsedo, una antigua casa fuerte de origen medieval. Un viaje de 20.000 años.- Muy cerca de la Costa Quebrada se encuentra la Cueva del Pendo (Barrio el Churi –Escobedo-) una de las muchas ‘capillas sixtinas’ del arte paleolítico que se desparraman por toda la Cornisa Cantábrica. Aquí nos vamos a encontrar con pinturas rupestres que representan ciervas, caballos, cabras y signos geométricos. Una pasada. Fuera de ruta hasta los cantiles de Caborredondo.- El futuro geoparque de la Costa Quebrada culmina en Puerto Calderón y los Acantilados de Caborredondo (acceso desde Puerto Calderón y/o Torriente) una zona de cantiles donde se alcanzan alturas considerables. Tierra adentro el mayor atractivo es la Ría de San Martín de la Arena y el entorno playero de la localidad de Suances.
Fotos bajo Licencia CC: Carlos Sánchez; jroblear; Eleder Jimenez Hermoso; Ekaitz Arbigano; Manolo Gómez
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