Rulo, cantante: “Las canciones no hablan de muchas más cosas que de tres o cuatro que son las importantes de la vida”
Raúl Gutiérrez (Reinosa, 1979), líder de Rulo y La Contrabanda, fluye y vive su carrera artística sin ataduras. Y es que a sus apenas 44 años tiene el aval de un cuarto de siglo en lo más alto de la música, con un público fiel e intergeneracional, tanto el que le sigue desde sus inicios en La Fuga, como el que se ha ido enganchando a lo largo de su trayectoria. Reconoce que, aunque se le identifique más con el rock, no le gusta etiquetarse en un género concreto, porque eso le hace libre. Y asegura ser “un artista vivo que sigue una evolución natural”.
A pocos días de volver a actuar en su tierra, en Cantabria, donde no oculta que siente más nervios que en cualquier otro sitio, Rulo habla de lo que le inspira, de cómo compagina su profesión musical con la vida familiar y de un asunto que está tan de actualidad como es el posicionamiento público de artistas en determinados temas políticos o controvertidos. “Está todo el mundo súper 'ofendidito', casi no puedes ni pronunciarte porque te va a caer la del pulpo”, lamenta.
Su nuevo álbum '5' lo describe como su trabajo más personal hasta la fecha. ¿Qué elementos hacen de este disco algo tan especial?
De forma inconsciente vuelcas mucho de tu vida en tus propias canciones, y casi cada disco que sacas piensas que es el más personal, pero siempre lo es. Yo siempre pensaba que cuando alguien titulaba un disco con un número era por vagancia. Y lo titulé así por muchos motivos. Tenía tres o cuatro títulos chulos con su discurso y su porqué, pero de repente se me cruzó el ‘5’ porque es mi quinto disco de estudio, en mi familia somos cinco personas y en la banda también. Es el número de mi vida, el número de mi suerte, todo gira en torno al cinco.
Con más de 25 años de carrera musical, ¿cómo siente que ha evolucionado como artista desde sus inicios con La Fuga hasta ahora con Rulo y La Contrabanda?
Pues fíjate, 25 años son 5x5. No estoy loco, eh [ríe]. Es difícil, porque ese análisis lo hacen más la prensa y el público. Por ponerte un ejemplo, en los 13 años que estuve en La Fuga, entre el primer disco y el último hay un abismo de evolución. Y con La Contrabanda ya son 13 años y medio. Me di cuenta el otro día de que llevo medio año más con La Contrabanda que con La Fuga. Incluso hay canciones de este disco que, como ‘Cuestión de Fe’, no hubiera compuesto hace trece años cuando compuse ‘Señales de Humo’, que fue el primero de Rulo y La Contrabanda. Entonces, dentro de cada proyecto en los que he estado hay diferencias entre un disco y otro. Imagínate, de mi primer disco que compuse con 18 años a este último han pasado 11 discos de estudio y cuatro de directo. La evolución la ve más la gente, pero obviamente la hay porque soy un artista vivo, y porque además tengo una premisa siempre muy clara de intentar no repetirme. No sé cuánto lo consigo, pero mi premisa es que si gustó este disco no voy a hacer lo mismo para contentar a nadie. Siempre he intentado cambiar, tampoco es que haya dado bandazos, pero no soy contrario a seguir la evolución natural de un artista, que es lo que estoy haciendo.
Entiendo que pese al éxito de este cuarto de siglo en activo siempre es importante mantener los pies en la tierra. ¿Cómo logra equilibrar su vida personal con el escenario?
Intentando marcar los tiempos de mi carrera. Siempre giro, pero luego paro un año o un año y medio. Si voy a América nunca me voy 30 días. Dirijo mi carrera. Si quiero parar un año y medio para componer o para cuidar mis amistades y la familia, que siempre las descuidas un poco en la gira, pues lo hago. Pero sí que es verdad que llevar una vida personal medio equilibrada con una carrera en la música es difícil. Yo estoy en ello, y más o menos lo estoy consiguiendo.
Mencionaba a la familia y precisamente el tema ‘Confeti’ está dedicado a su hijo Oliver. ¿Cómo ha influido la paternidad en su proceso creativo a la hora de componer las letras de las canciones?
Cuando tuve a mi primera hija, que tiene 17, siempre pensé que me podía coartar, que me podía condicionar, y en realidad ocurrió todo lo contrario, es pura inspiración. Es como viajar. Si viajar es inspirador, traer personas a este mundo loco y aprender de ellas también lo es. No solo enseñarles a ellos el mundo y cómo tienen que interactuar con él, que es una utopía. Es al revés, te enseñan a ti un montón cosas. Es inspirador. A Ruth, mi primera hija, le compuse ‘Como a veces lo hice yo’ en el primer disco de Rulo y La Contrabanda, y a Oliver le compuse ‘Confeti’ en este disco. Pero si oyes ambas canciones y lees la letra no sabes que son para un hijo. No creo que me saliera una canción que la letra pareciera que es para mis hijos. ‘Confeti’ parece que es para una pareja y ‘Como a veces lo hice yo’ enumera buenos deseos que esperas que le ocurran a alguien, puede ser a un amigo, una pareja o un hermano, da igual.
Está todo el mundo súper 'ofendidito', casi no puedes ni pronunciarte porque te cae la del pulpo
Además de sus hijos, ¿qué otras cosas le ayudan a inspirarse?
La vida, viajar, el día a día. Tampoco te creas que te tienes que ir a Singapur para hacer una canción. Estar en movimiento siempre es inspirador, pero es la vida la que te inspira. Tomando un café ahora en la terraza puedes ver a una persona que te haga escribir sobre algo. La vida son cuatro cosas, y la mayoría de las canciones del planeta, salvo que te dé por hablar de astros y de sistemas solares, que también mola, todas hablan un poco de lo mismo. Lo que diferencia a un autor de otro, creo, es la manera, el modo de hacerlo. Es lo que te da una personalidad, pero en realidad no creo que nadie afronte una canción, sea un compositor veterano o nuevo, pensando que va a escribir sobre algo que nadie escribió antes porque sería una utopía. Simplemente es la manera en la que tú te puedas diferenciar o te pueda hacer llevar una carrera con un público fiel si lo haces a tu manera y con una personalidad tal que de repente alguien pueda decir ‘me engancho a esta manera de contarlo’. Ya no hablo como autor, hablo como usuario de música y fan que soy de muchos grupos, las canciones en realidad no hablan de muchas más cosas que de tres o cuatro que son las importantes de la vida.
Hablando del público, ¿actualmente percibe que hay un salto generacional en su audiencia o ha notado que también acude público nuevo a los conciertos?
Al acabar mi último concierto, en camerinos, llegó Íñigo Argomaniz, de mi oficina, que lleva toda la vida en esto, y dijo: ‘joder, qué cantidad de público joven había’. Había también padres con niños, ambos con la camiseta de la banda. Nos hemos dado cuenta en los últimos años de que es algo intergeneracional, que viene gente veterana más por el pasado de La Fuga, pero a la vez gente con 20 o 25 años que no conocía a La Fuga, incluso que se han asomado a ella porque ha conocido primero a Rulo y La Contrabanda. Para mí, como compositor de canciones, que es lo que me considero, más que guitarrista o cantante, que vayas a diez conciertos y toques cinco canciones del disco nuevo y las canten exactamente igual que los clásicos como ‘La cabecita loca’ o ‘Mi cenicienta’, que ya compuse hace un tiempo, es un puntazo. Me sigo considerando un compositor vigente. ¿Es que dónde saca la motivación un compositor si te va a ver gente muy mayor solo por canciones que compusiste hace 30 años?
¿Y cree que es complicado hacerse un hueco en ese público más joven en una etapa tan álgida para la música urbana como el reguetón, el rap o el trap?
Lo que pasa es que como lo copan todo parece que solo existe eso. Pero yo tengo sobrinos de 20 años y una hija de 17, y sí, escuchan ciertas canciones de urbano, pero también mogollón de rock y de pop. La gente joven también escucha esos géneros. Pero claro, como está tan de moda lo urbano parece, por la exposición mediática o el ruido que hace, que es lo único que existe.
El rock ha cambiado mucho a lo largo de estos años. ¿Qué percepción tiene del estado actual del género?
Yo para sentirme libre y que nadie me diga nada, al menos que nadie me lo pueda reprochar con motivos infundados, no enarbolo ninguna bandera. En el disco hay muchas canciones de rock, pero luego está ‘De parranda’ que se la dediqué a un amigo muerto hace ocho años, un muy buen amigo, y no es una canción rock, y cierra el disco. Entonces, nunca voy de nada, me considero más compositor que un artista de género. Yo creo que a Rulo y La Contrabanda muchos nos etiquetan como banda rock. Encantado, de maravilla, gracias, pero yo pienso que somos una banda de canciones. Mi percepción no es que seamos una banda de género.
Prefiere huir de las etiquetas, entiendo.
Sí, intento hacerlo porque así soy libre. ‘El vals del adiós’ que cantó Bunbury en nuestro segundo disco hace nueve años no es una canción de rock. Si me etiqueto, me autolimito. Yo soy un compositor y no creo que tenga que defender ni ceñirme a un estilo. En el disco puedo hacer lo que quiera, que es lo que básicamente hago.
Hablando un poco de libertad que mencionaba antes, en una reciente entrevista aseguró que ahora “no se puede hablar de ciertas cosas porque todo tiene que ser políticamente correcto”. ¿Qué entiende por ser políticamente correcto?
No lo sé, pero casi todo ofende, y a mí no. Yo soy muy fan de muchos grupos, que no voy a personalizar, que piensan de una manera o que se posicionan como pro toros o anti, y a mí me da igual, no dejo de ir a un concierto ni me ofendo porque respeto lo que opine otra persona. Se ha perdido muchísimo no solo la empatía, sino el respeto, que es lo mínimo de todo. No tenemos que pensar todos igual, y me refiero a política, fútbol, toros... Ahora casi no puedes ni pronunciarte porque te va a caer la del pulpo. Yo no me mido mucho, pero porque no soy polémico. Mis entrevistas son casi como una charla a pie de barra. Está todo el mundo súper 'ofendidito'. Parece que con las redes sociales se iba a dar más libertad y no, se ha conseguido lo contrario. En lugar de ser un altavoz para decir lo que quieras, si lo haces te vapulean.
Siguiendo con el tema de posicionarse o no, recientemente, la cantante Soraya Arnelas renunció a portar la bandera de Extremadura durante su participación como encargada de dar los puntos del jurado español en el festival de Eurovisión por su similitud con la de Palestina. Imagino que conocerá la polémica.
No, esa no.
Por contra, hace poco, Estopa dio un concierto masivo en Sevilla donde se hizo viral su muestra de apoyo al pueblo palestino, asegurando “no poder evitar solidarizarse con los niños y niñas masacrados”. ¿Rulo es más de la primera o de los segundos? ¿De artistas neutrales y equidistantes o comprometidos y que se posicionan?
Es que yo soy del sentido común. Hay gente que por posicionarse radicalmente en cualquiera de los dos extremos se ciega. No digo este caso en concreto, digo en general. Y yo lo que no soy es ciego ante injusticias de cualquier tipo y de cualquier bando. La gente está todo el tiempo con los bandos, y eso hace que uno no vea lo malo que hace el otro y viceversa. Todo el mundo se queda con la verdad absoluta y como tú te posicionas en la verdad que no es la mía voy a por ti. En ese punto estamos. Yo soy un tío moderado, me gusta escuchar al otro y soy empático. Por eso, en una reciente entrevista con Carles Francino le dije que no tengo nada que hacer en el debate de la sociedad, y me dijo que sí tenemos mucho que hacer porque somos la mayoría aunque hagan más ruido los extremos. Eso me hizo pensar y me di cuenta de que no estoy solo. Y no soy ningún bienqueda, tengo ojos y tengo corazón, y denuncio injusticias, pero no me vas a pillar nunca posicionándome en una cosa radical porque no es mi estilo.
Volviendo un poco a la música, este va a ser su primer concierto en Cantabria desde que sacó el nuevo disco, y la última actuación aquí fue hace dos años. ¿Qué sensaciones le produce volver a tocar en su tierra después de tanto tiempo?
Muchos nervios y emoción. Lo primero está motivado por lo segundo. Me pongo nervioso porque me emociona tocar. Nunca empiezo las giras en Cantabria porque estaría atacado. Venimos ya con 14 conciertos a las espaldas, la gira arrancó hace tres meses. Y ahora la banda viene con músculo como para que yo esté más tranquilo. Pero fíjate que se supone que en Madrid es donde más nerviosa se pone la gente, porque va el crítico musical y el de la revista de música, y sabes que va a escribir sobre ello gente especializada, y yo me pongo nervioso pero mucho menos que en casa. En casa te escribe que vienen al concierto la familia y el amigo con el que has estudiado toda la vida. Eso te acojona, casi en vez de apoyarte te pone más nervioso. Sientes más pudor…
Me sorprende que después de 25 años siga sintiendo esos nervios y ese pudor…
Sí, en casa especialmente. Si toco en Barcelona, por ejemplo, solo me pongo nervioso los 15-30 minutos previos, nada más. Son los nervios bonitos del oficio, que son sinónimo de vida, de estar vivo. No creo que nadie antes de subirse a un escenario esté con las mismas revoluciones que a las diez de la mañana. Son nervios controlables, pero en casa no sé si es donde menos los controlo.
Y ya para terminar, ¿qué proyectos a corto o medio plazo tiene en mente?
En octubre nos vamos a América: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y México, que son los cinco países que hacemos siempre mínimo con cada disco. Desde antes de la pandemia no voy, con lo cual estoy deseoso de ir. Luego en febrero, marzo y abril haremos gira de teatro, que tampoco hacemos desde antes de la pandemia. Transformamos todo. Hay escenografía, pequeños sketches, los instrumentos cambian, y es todo más acústico y más variopinto. Y después haremos un fin de gira en un país de Europa en el que no he tocado nunca y que no puedo desvelar. Es una capital muy mítica de Europa, en una sala muy histórica en la que han pasado grupos increíbles. Ahí quiero terminar la gira en octubre o noviembre del año que viene, y luego pararé un año y medio o más. Voy a parar bastante, el 2026 entero. Y en 2027 veremos cuándo volvemos, pero no va a ser al principio.
¿Y algún otro proyecto que no tenga que ver con la música?
Saco una novela en la que llevo dos años currando. He estado muy volcado en ella y ahora la estoy terminando. He retrasado a la editorial varias veces, pero es que yo funciono con mis tiempos, la creatividad no la programo. Si tardo cuatro años en componer nadie me dice nada, lo respetan. Si no tengo un disco que considero bueno no voy a cometer el error de publicarlo. Con la novela me ha pasado igual, pero hace un mes hablé con la editorial y ya dije que en septiembre pueden publicar que en noviembre sale más que de sobra. Y después habrá mil proyectos, de cara a 2027, 2028, 2029…pero luego va todo mutando.
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