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Los promotores del proyecto fallido de la Ciudad del Cine de Cantabria, juzgados por estafar a varios empresarios

Imagen aérea de la antigua cantera de Solvay en Cuchía, donde se iba a ubicar este proyecto. | ARCHIVO

Laro García

La Ciudad del Cine y de las Artes de Cantabria se presentó públicamente en el año 2007 como un proyecto “con todas las condiciones para convertirse en un éxito universal”. Esta instalación, que iba a construirse en un plazo máximo de cuatro años en el terreno que ocuparon las antiguas canteras de Solvay en Cuchía, en el municipio de Miengo, tenía prevista una inversión cercana a los 600 millones de euros procedentes de inversores nacionales y extranjeros, pero no pasó mucho más allá del papel y de algunas infografías en los periódicos de la época.

Ahora, más de una década después y sin ninguna opción de que ese complejo turístico y de ocio que iba a crear unos 400 empleos directos y otros 2.000 indirectos salga adelante, dos de los promotores de aquel proyecto fallido están siendo juzgados en la Audiencia Provincial de Zaragoza acusados de estafar hasta 280.000 euros a varios empresarios de Aragón, que se embarcaron en la operación y jamás recuperaron su dinero.

La Fiscalía considera probado que los dos acusados fueron los responsables de la filial española -VFM Investment Group for Europe- de una sociedad con sede en Miami, cuyo presidente era Armando Valladares, un exembajador de Estados Unidos ante la ONU, que sirvió como reclamo y principal aval del proyecto en Cantabria. “La presencia de este diplomático y de otras personalidades en el plan urbanístico fue lo que animó a los inversores a dar su dinero a través de contratos de depósito temporal”, asegura el abogado de los denunciantes.

Este matrimonio, que está acusado de estafa y para el que se piden hasta siete años de cárcel, ha reconocido durante el juicio que se desarrolla durante estos días en la ciudad maña que recibieron el dinero de esos empresarios, pero que esas cantidades se dedicaron a “pagar a proveedores” y “al desarrollo del proyecto”, a pesar de no poder acreditar ninguna factura para sostener ese argumento.

También han considerado que el fracaso del proyecto fue definitivo como consecuencia del cambio de Gobierno que se produjo en Cantabria tras las elecciones de 2011, cuando el bipartito PRC-PSOE que lideraba el regionalista Miguel Ángel Revilla perdió el poder en favor del PP de Ignacio Diego, que consiguió una mayoría absoluta y enterró un macroproyecto que ya en aquellas fechas acumulaba retrasos y muchas dudas sobre su viabilidad económica.

Los empresarios que aportaron cantidades de hasta 60.000 euros para participar en el proyecto de la Ciudad del Cine y de las Artes de Cantabria han explicado que esas aportaciones se hacían en virtud de un contrato de depósito temporal que desembocaba en la devolución o en la obtención de la categoría de accionista. Además de los altos dividendos prometidos, los denunciantes han señalado que se les garantizaba que se contratarían sus servicios en la ejecución del complejo.

Cifras millonarias

Las cifras millonarias que manejaba esta propuesta nunca llegaron a cumplirse. Los promotores cifraban en torno a los 300 millones de euros la partida inicial para encarar la primera fase de un proyecto que contaba con el apoyo “firme e incondicional” del Gobierno de Cantabria, según indicó el propio presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla, en aquel momento, cuando el primer cálculo de visitantes anuales que manejaba la empresa superaba las 800.000 personas.

También se preveía que la instalación, una vez en marcha, sirviera para “impulsar el turismo de calidad”. “Es el proyecto de la legislatura, un proyecto de sumo interés para el Gobierno de Cantabria y que aunará cultura, turismo y medio ambiente”, defendió durante los primeros pasos de la tramitación el exconsejero de Cultura y Turismo, Francisco Javier López Marcano. 

La Ciudad del Cine y de las Artes de Cantabria se iba a ubicar en una finca de 130 hectáreas junto a la desembocadura del río Saja y se iba a convertir en un gran complejo de ocio, entretenimiento y formación en el que habría desde pabellones temáticos dedicados al cine a un centro de formación en técnicas cinematográficas, un área de cultura y arte y salas de cine, hasta un gran anfiteatro multiusos con capacidad para 2.000 personas, además de hotel, zona comercial y pista de hielo.

Se proyectó, incluso, una residencia de actores, “sin descartar que sea escenario para la producción y rodaje de películas españolas”. Según el proyecto, sobre la antigua cantera primarían las zonas verdes y el arbolado autóctono, además de contar con varios lagos y una gran zona de dunas, que los promotores calificaron como “la nueva Alejandría del siglo XXI”. 

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