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Opinión - Nos están destrozando la vida. Por Rosa María Artal
Sobre este blog

Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

El dolor

Vox acaba con el consenso contra la violencia machista en las instituciones. |

Susana Ruiz

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Hoy es 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género. Cientos de concentraciones se celebran en todo el país para recordar a las que ya no están, a las que están pero no cuentan, a las que sobrevivieron o a las que siguen encerradas en el infierno.

En días como hoy me pregunto qué hacer cuando el dolor nos atraviesa. Cuando los golpes los sentimos como nuestros, cuando nos sangran las heridas colectivas, las muertes, las violaciones. Cuando corremos por la noche hasta sentirnos a salvo en el portal, cuando nos increpan por la calle, cuando te acosa un vecino o tu jefe. Cuando nos abusa un padre, cuando no nos creen, cuando se ríen. Cuando denunciamos y nos quedamos solas, cuando no nos protege el sistema, cuando somos víctimas de ese sistema. Cuando no tenemos donde ir y tienes que quedarte, a pesar de los gritos o los golpes. Cuando tenemos que entregar a nuestros hijos e hijas al mismo hombre que pegaba a su madre, una y otra vez, y otra vez, y otra vez. Cuando te conviertes en 'nadie', apenas una muñeca de trapo destrozada por las humillaciones y el maltrato psicológico. Cuando nos llaman putas, cuando nos llaman mojigatas, cuando nos llaman pero ya no podemos contestar porque alguien decidió que, o eras suya, o no serias de nadie.

A veces ese dolor colectivo es tan grande que pesa como una losa, un dolor que no cesa, que no se detiene porque las políticas orientadas a prevenir y paliar los efectos de la violencia de género son insuficientes. En lo que va de año 51 mujeres han sido asesinadas, según las cifras oficiales; 93 según feminicidio.net. De esas 51 'oficiales', 40 no habían presentado nunca una denuncia, no constaban en las 40.500 presentadas hasta el segundo trimestre de este año. 43 menores han quedado huérfanos y huérfanas. Se siguen incrementando las denuncias por delitos contra la integridad sexual de toda índole. Pero no, la violencia de género, la violencia contra la mujer precisamente por serlo, no existe.

Este lunes es un poco diferente. El auge de la ultraderecha fascista en las elecciones del 10N ha dado altavoz a un partido negacionista, 52 altavoces exactamente, que permitirá que su aberrante discurso sobre las múltiples violencias sufridas por las mujeres se convierta en un eje central de esta legislatura. Y que tendrá capacidad para presentar recursos ante el Tribunal Constitucional sobre cualquier ley que emane del Parlamento a partir de ahora.

Nos esperan tiempos oscuros, ante los que deberemos agarrarnos con uñas y dientes a los derechos adquiridos y a los que nos quedan por consolidar. Tendremos que seguir haciendo frente a sus declaraciones cargadas de odio y mentiras, a representantes institucionales que vomitan basura reaccionaria a cambio del aplauso fácil del sector más machista y cavernario de este país, con el eco fácil de cierta prensa que sabe que gana lectores a golpe de titular. Lo del cordón sanitario lo dejamos para otro tipo de democracias un poquito más saneadas.

Por primera vez se ha roto el consenso en las declaraciones institucionales que se emiten en esta fecha. Allí donde Vox ha obtenido representación, se ha negado a participar de las mismas, y puesto que se necesita unanimidad para poder sacarlas adelante, son varias las comunidades y ayuntamientos que se han visto bloqueados.

Una declaración institucional es la nada. No sirve para que las victimas vuelvan, o tengan mejores condiciones de vida. Es solo eso, una declaración. Pero sí que posiciona a toda la maquinaria del sistema en contra de una violencia que se declara como intolerable para la mayor parte de la sociedad. Negarse a firmarla te coloca justamente en el lado contrario.

Con políticas centradas en los recortes de las dotaciones presupuestarias a programas de acompañamiento a las víctimas, como bien demuestra la retirada de dotación presupuestaria para los pisos de protección a mujeres maltratadas en la Junta de Andalucía (donde gobiernan PP y Cs bajo la férrea batuta de Vox), la derecha señala el camino que andará los próximos tiempos, amarrada al caballo desbocado de los ultras. Ante eso, la respuesta debe ser la misma, la que lleva empujando al feminismo desde hace siglos: resistir y avanzar, pero juntas. Ni un paso atrás.

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