Autorización ambiental para una macrogranja en Carboneras que albergará hasta 4.000 cerdos
La Viceconsejería de Medio Ambiente publica este jueves una Resolución por la que se otorga autorización ambiental integrada para el proyecto de ampliación de una explotación de ganado porcino de 2.000 hasta 4.000 plazas de cebo, en Carboneras de Guadazaón (Cuenca), cuyo titular es la sociedad Marcuello Espejo, SL, y que incluye la correspondiente declaración de impacto ambiental de las instalaciones. Esta macrogranja se encuentra a una distancia entre los 2,1 y los tres kilómetros de los núcleos urbanos de Carboneras de Guadazaón y Reillo.
La solicitud por parte de la empresa data de mayo de 2016 para la puesta en marcha de una macrogranja de cerdos en el paraje 'Los Chorrillos'. Ecologistas en Acción se opuso al proyecto presentando varias alegaciones que, según explica Medio Ambiente fueron “justificadas” por el promotor. Entre ellas, la “imposibilidad de consulta del Estudio de Impacto Ambiental del proyecto”, al no figurar en el enlace a la documentación habilitado por la Viceconsejería de Medio Ambiente y facilitado por el Ayuntamiento. Además, denunciaba que toda la parcela en la que se ubica el proyecto se encuentra a menos de 100 metros de un arroyo y la nave existente en la zona de servidumbre (a menos de 5 metros del arroyo) y es, decía la organización ecologista, “un uso no admisible por el reglamento de dominio público hidráulico”.
También alegó que no se cumple la separación necesaria de 25 metros respecto a los caminos o que la ocupación de la parcela es superior al 10 %, según marca la normativa, por lo que el Ayuntamiento de Carboneras de Guadazaón o la Consejería tendría que justificar un interés social que, en su opinión, “es cuestionable”. También alegó sobre la gestión de purines al carecer de un estudio agronómico de aplicación a parcelas y cultivos, de distancias de aplicación a núcleos urbanos y explotaciones, sobre el método de aplicación y la presencia de desinfectantes y restos de medicamentos en el purín.
Esta macrogranja utilizará un pozo propio del que se extraerá el agua hasta un depósito de 35.000 litros. De hecho, el proyecto dispone de una concesión de aguas actualizada por parte de la Confederación hidrográfica del Júcar. Cada año se consumirán 12.716 m3 de agua. El lugar donde se ubica la explotación, señala la Resolución “no está incluido dentro de zona vulnerable a la contaminación de las aguas producida por nitratos procedentes de fuentes agrarias”.
El proyecto detalla el tipo de alimentación que recibirán los animales (unas 2.500 toneladas al año) a base de “pienso concentrado, compuesto por cereales, oleínas, grasas, aminoácidos, vitaminas y minerales, siempre a disposición del animal, 'ad libitum', mecanizada en toda la explotación, y con varios tipos de pienso según el estado de desarrollo”. Se especifica que la formulación del pienso “deberá tener en cuenta, fundamentalmente, el contenido en proteínas al objeto de prevenir concentraciones significativas de nitrógeno total en el estiércol”.
La producción de deyecciones en el cebadero se estima de 8.600 m3 /año y la gestión de estiércoles tras su desecación natural, se realizará mediante retirada y valorización como abono órgano-mineral según el Plan de Gestión del titular de la explotación.
Se calcula que la mortalidad de los animales no supere el 3% aunque se reconoce que “es muy variable dependiendo del manejo y las instalaciones” con estimación de 300 cerdos fallecidos cada año que serán almacenados en contenedores herméticos y retirados por la empresa de recogida de cadáveres.