Castilla-La Mancha acoge a una veintena de migrantes subsaharianos procedentes de Ceuta
- Forman parte del grupo que realizó un salto a la valla fronteriza en febrero. Son todos jóvenes y originarios de países en conflicto
Medio millar de migrantes procedentes del África subsahariana lograron saltar la valla de Ceuta, por la frontera del Tarajal, el pasado mes de febrero. De todos ellos, alrededor de una veintena han sido acogidos temporalmente en los últimos días por el centro que ACCEM gestiona en Sigüenza (Guadalajara) debido a que el Centro de Estancia Temporal ceutí se encuentra casi colapsado. Ahora, están aprendiendo español y la organización está mediando para que puedan conseguir alojamiento y trabajo. En definitiva, “una vida mejor y más digna”.
Así lo ha confirmado el presidente de esta ONG, Braulio Carlés, quien detalla que todos ellos son muy jóvenes, de entre 18 y 30 años, y proceden de países africanos con conflictos abiertos como Guinea, Nigeria, Costa de Marfil o Burkina Faso. El centro de esta organización en Sigüenza ahora quiere que todos ellos puedan aprender el idioma “lo mejor posible” y buscarles un lugar para trabajar y vivir.
“Normalmente son jóvenes los que se arriesgan en esta aventura tan peligrosa. No podemos olvidar, por desgracia para los países de origen, que se trata de una fuga de cerebros. La mayoría llegan con una formación alta y una vez que consiguen el permiso de residencia y de trabajo, hacen su aportación a las arcas del Estado. Es decir, es mano de obra en la que no hemos invertido”, explica Braulio Carlés.
Es un argumento que defiende contra el discurso del “desconocimiento y la reacción fácil” de muchos mensajes xenófobos. “No podemos ser tan raquíticos en el pensamiento y en la solidaridad. Tenemos que tener una mente abierta, con más perspectiva sobre el sufrimiento y la muerte de tanta gente”, destaca.
“Lo más solidarios y generosos posibles” con los refugiados
Y enlaza esta reflexión también con la crisis de los refugiados. “Son temas complejos y de difícil solución, y no se puede ser simplista en una dirección o en otra”. Dice entender que a aquellos a los que les toca gobernar no les resulte fácil encontrar caminos de solución, pero “tenemos que ser lo más solidarios y generosos posibles”.
“Yo me pregunto e invito a la gente a preguntarse sobre el chico que perpetró el atentado de Manchester. Su padre era un refugiado. Él nació ya en Inglaterra y se metió en una célula terrorista. ¿Qué estamos haciendo mal para generar tanto odio hacia las personas que les acogen?”, remarca el también presidente en Castilla-La Mancha de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN).
Porque en su opinión, sucede lo mismo con los niños sirios que han huido con sus familias del país “y que van de un sitio a otro”. “Cuando sean adultos, verán lo injustos que hemos sido ante el sufrimiento, cómo hemos mirado para otro lado y puede ser que nos odien. Nada justifica que se mate a nadie, pero si no hacemos la acogida por generosidad, hagámosla por egoísmo, porque a medio y largo plazo las consecuencias son insospechadas, irreconocibles y puede pasar cualquier cosa”.
ACCEM, dedicada a mejorar las condiciones de vida de las personas que se encuentran en situación más vulnerable, y especialmente del colectivo de refugiados, migrantes y personas en situación o riesgo de exclusión social, acoge actualmente en toda España a casi un millar de personas. El centro que gestiona en Sigüenza acoge actualmente a 70 personas en situación de asilo o refugiadas, mientras que otras 18 están en Guadalajara y 42 en Albacete. En cuanto a migrantes, en Sigüenza hay 30 plazas, con una estancia media de entre 15 días y tres meses. “Hay muchos y tenemos que seguir trabajando todos juntos por intentar al menos paliar esta realidad”, afirma su presidente.