Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia
Quimiofobia o cómo se ha llegado al punto de rechazar grandes avances científicos como las vacunas
Existe un fenómeno llamado Quimiofobia -el rechazo a los productos químicos, a la Química en general- con el que se topan muchos científicos. Las teorías negacionistas actuales han incidido más y más en esta corriente que alienta, entre otros, a los antivacunas en plena crisis sanitaria por la COVID-19.
Entrevistamos a Isabel Iriepa Canalda, profesora del Departamento de Química Orgánica y Química Inorgánica de la Universidad de Alcalá con la que hablamos de cómo se ha llegado a identificar a la Química con lo 'artificial' cuando nuestro organismo, nos recuerda, es eso: pura química.
También abordamos algunas cuestiones sobre la pandemia. En este aspecto, la científica que actualmente trabaja para buscar un fármaco que frene enfermedades como el alzheimer, cree que, en el caso del coronavirus, además de la vacuna se debería estar trabajando en la búsqueda de fármacos antivirales. Su departamento ya lo hace, pero sin financiación para investigar. “Un país que no invierte en Ciencia está abocado al desastre”.
¿Qué papel juega la química en nuestra vida cotidiana?
Su importancia es total. La cuestión es que no hay nada sin química a nuestro alrededor.
Y sin embargo, hay un fenómeno, la quimiofobia o miedo a los productos químicos y a la química en general. ¿Cómo cree que se ha llegado a un concepto tan peyorativo de este tipo de Ciencia?
Pues a veces por los medios de comunicación: se dice que todo lo natural es bueno y que lo de origen artificial es malo. Eso no tiene nada que ver con la química.
Le pongo un ejemplo. Una fruta, como un plátano, tiene sodio o potasio, es decir…¡Tiene química! Todo está compuesto de átomos. No es posible separar la química, ni siquiera de nuestro organismo porque todo son reacciones químicas y además estamos hechos de compuestos químicos.
Ha habido como una corriente en la que se ha asimilado ‘química’ con ‘artificial’. Esa no es la definición. Los compuestos químicos pueden ser naturales o artificiales. En este último caso porque se sintetizan, pero son los mismos que los naturales. Es decir, si sintetizamos un compuesto que se ha extraído de una fuente natural, el compuesto es exactamente el mismo: ni es más peligroso, ni tiene otras propiedades, ni nada de nada.
Creo que el problema ha sido la falta de información, el desconocimiento…¡Claro! En la televisión nos anuncian desodorantes sin químicos. Eso es imposible. Es que hasta la sal o el agua son compuestos químicos.
Porque la mayoría de los químicos son desde luego como el protagonista televisivo de Breaking Bad…
(Risas) Es la cuestión. Estamos ahora en una corriente ecológica…Como si todos los pesticidas, los insecticidas…fuesen malignos. Lo que hay que hacer es trabajar para que no sean tóxicos, pero se necesitan porque hay muchas bocas que alimentar en el planeta. Si no hubiese fertilizantes o conservantes no habría comida para todos a un precio razonable.
¿La química entonces es compatible con la Ecología y el Medio Ambiente?
Claro que sí. De hecho, la química está implicada en cuanto al desarrollo de las energías renovables, el hidrógeno o el biodiésel. Todo se desarrolla a partir de productos químicos.
Lamentablemente siempre asociamos química a contaminación. Decimos que “un vino tiene mucha química”. ¡Pero vamos a ver! Si es que la formación del vino es una reacción química, como pueda ser la del yogurt. Estas reacciones han estado siempre con nosotros, quizá por desinformación o por el interés de corrientes que lanzan mensajes como que la lejía sirve para curar la COVID o el hecho de rechazar las vacunas.
¿Hay intereses industriales o comerciales en propiciar la quimiofobia?
Sí, muchos. El marketing está haciendo mucho daño cuando se pone ‘producto libre de químicos’ hasta en los propios limpiadores. Es imposible. Pasa igual con los cosméticos. La química está ahí, sea natural o artificial.
Pero al margen de que el fenómeno pueda estar inducido por el marketing, ¿es posible que la quimiofobia esté justificada en algunos casos?
Creo que en todo caso será porque no han tenido educación en química. Debemos tener toda la información para poder formarnos una idea en base a cuestiones científicas y no a cosas que se publiquen por ahí. Eso puede hacer mucho daño.
Hay gente que toma ‘Hierba de San Juan’ porque piensa que una planta no puede hacer daño. Yo se lo digo mucho a mis alumnos…¿Y las setas venenosas? Más natural que una seta…A veces es cuestión de dosis, a veces de saber cuál es la composición.
Decía que una de las consecuencias de la quimiofobia es el miedo a las vacunas. ¿De dónde ha surgido este fenómeno?
Es algo que viene de años atrás. Hay corrientes de antivacunas. Si hemos llegado hasta donde hemos llegado es precisamente gracias a ellas.
Es caótico el hecho de que se deje de vacunar porque muchas de las enfermedades se han erradicado así. El sarampión no es una enfermedad benigna y mataba niños, la varicela, la viruela…
El tema está dando mucho juego a los negacionistas y a quienes difunden fake news hasta el punto de que se ha llegado a hablar de chips dentro de las vacunas. ¿A usted que le parece? ¿Tiene algún tipo de fundamento?
En absoluto. Hay gente que acepta la teoría conspirativa de que nos quieren manipular a todos. Es imposible es una vacuna.
Muchos de nosotros estamos ahí sin dinero, de forma altruista. Las cosas salen por vocación. Algunos llegan a ir concursos de televisión para conseguir dinero. Debería estar estipulado por ley, la Ciencia es avance
¿Y qué efectos pueden tener todos estos mensajes en la sociedad a medio y largo plazo?
Tengo esperanza en lo contrario. Ahora parece que se están moviendo conciencias para aceptar que en Ciencia el dinero no se gasta, se invierte. Cuando hay una crisis lo primero que se hace es quitar recursos a la Ciencia. Muchos de nosotros estamos ahí sin dinero, de forma altruista. Las cosas salen por vocación. Algunos llegan a ir concursos de televisión para conseguir dinero. Debería estar estipulado por ley, la Ciencia es avance. Un país que no invierte en Ciencia está abocado al desastre.
Usted ha dicho que “si algo nos va a sacar de esta crisis sanitaria es la química”. ¿Por qué?
De momento, lo que estamos usando para el virus: alcohol, disoluciones alcohólicas, la lejía, lavarnos las manos con jamón. Son productos químicos de lo más sencillo y nos está valiendo.
Después vendrán las vacunas. Tengo la teoría de que, aunque casi todo se ha desviado hacia esas vacunas, deberíamos apostar también por fármacos que fueran posibles capaces de curar la enfermedad. Más valen dos cosas que una mientras la vacuna llega o no llega.
Es lo que ha pasado con el SIDA. No hay vacuna, pero se apostó mucho por los fármacos y se ha convertido en enfermedad crónica.
Casi todo se ha desviado hacia esas vacunas, deberíamos apostar también por fármacos que fueran posibles capaces de curar la enfermedad. Más valen dos cosas que una
El complemento de los fármacos antivirales es una de las líneas de su actual investigación. ¿En qué fase se encuentran?
Estamos con ilusión. Nos pusimos de acuerdo durante el confinamiento, también con investigadores de Francia, pedimos financiación y nos pusimos a trabajar. Hemos publicado y acabamos que saber que tendremos financiación. La necesitamos para trabajar en condiciones y gente.
Se sabe poco de este coronavirus. ¿En qué basan su investigación farmacológica?
Estudiamos a nivel teórico para saber cómo está constituido el virus, cómo son sus átomos, cómo se ancla a la célula para entrar y replicarse. Aparentemente es sencillo, pero por más que estudio este virus…Es como si tuviese inteligencia. Es capaz de unirse a receptores que precisamente están en los pulmones. Y piensas…¿Cómo es posible? Pues sí, lo es.
Y lo es teniendo en cuenta que además esos receptores no están en la misma cantidad en unos organismos u otros. Depende de factores como la edad. Insisto en que es como si fuese inteligente. Es increíble. Me ha sorprendido mucho.
Participa además en otra línea de investigación para el tratamiento integral y unificado de enfermedades relacionadas con la edad…
Trabajamos sobre todo en fármacos para el alzheimer y el ictus. En el primer caso hay millones de personas afectadas, pero es una enfermedad de la que se desconocen los motivos. Es multifactorial. Hoy por hoy hay cinco fármacos que retrasan síntomas, pero no curan y uno de ellos ha tenido que ser retirado porque era tóxico para el hígado.
Estamos sobre todo buscando fármacos que sean capaces de actuar en diferentes dianas relacionadas con la enfermedad. Tenemos un compuesto prometedor y lo estamos intentando optimizar: el Contilisant.
Queremos que además estos fármacos sirvan para el ictus. Ahora está de moda hablar de envejecimiento y radicales libres. Ocurre lo mismo en el cerebro. Cuando hay muchos radicales libres las neuronas se mueren. Se trata de atraparlos. Para este proyecto contamos con financiación.
La divulgación es clave para combatir la quimiofobia. ¿Es fácil? Con todo esto que hablamos parece que queda mucho trabajo, aunque fuera solo para desmentir bulos, no ya para contar cosas
Los químicos, los profesores que estamos en contacto con los más jóvenes, deberíamos salir de nuestra zona de confort y dedicarnos a investigar, pero también a divulgar. Intento que mis alumnos se creen su propia opinión sabiendo de lo que hablan, sin creer lo que pone en algún lado a pies juntillas. Hay que usar el rigor científico. No todo el mundo lo hace. Muchos siguen la corriente fácil que es leer un titular y a veces nos hace mucho daño.
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