La (despoblada) Serranía de Guadalajara se organiza para evitar una nueva mina: “Nadie quiere vivir entre polvo en suspensión”
Menos de diez habitantes viven en Naharros, una pedanía del municipio de La Miñosa, que es parte de la Serranía de Guadalajara. Por lo menos oficialmente. Pero personas de toda la comarca se han unido para mostrar su rechazo a un nuevo proyecto de explotación minera que se impulsa en la zona por la empresa Cuminer S.A.
De hecho, asociaciones y personas a título individual se han unido en la Asociación en Defensa de Naharros y la Serranía para oponerse sonoramente. El movimiento ciudadano está apoyado por organizaciones como Ecologistas en Acción o WWF España. Para ello han convocado una manifestación este domingo 8 de octubre, a las 10:30 en la plaza de las Escuelas de Naharros. 'Ven, la Sierra nos necesita', es el lema de la convocatoria.
“Lo fundamental es que en la zona ya hay actividad minera a cielo abierto desde hace ya 40 años, con una extracción de cuarcita que genera polvo de sílice en suspensión, que a nivel sanitario puede ser cancerígeno”, explican Gabriel Pérez, portavoz de la asociación. Pérez señala, además, que dicha actividad se ha producido con presuntas “irregularidades porque nunca ha habido oposición”. A eso ayuda, en su opinión, que los proyectos se establezcan en zonas despobladas o con población muy envejecida. Ahora quieren evitarlo.
El proyecto, actualmente sometido a información pública a través de la Consejería de Desarrollo Sostenible, implica la modificación del Plan de Restauración para autorización de un nuevo frente de explotación denominado 'Sierra Bajera' en la concesión minera 'Santa Ana Fracción I', en Naharros.
La razón de la ampliación está, según el proyecto presentado por la empresa, en “la merma de calidad del mineral” en el actual frente de explotación minera denominado 'El Picacho'. De ahí que se busque nueva materia prima.
El nuevo proyecto se ubicaría a menos de un kilómetro de la pedanía. “Implica entonces la práctica desaparición del pueblo. Nadie quiere vivir con polvo en suspensión, explosiones y ruido en la puerta de casa. Así que esta es nuestra lucha”, asegura Pérez. “Todo es importante”, instite. Desde la protección del paisaje, de la salud de la población y también el impacto que tendrán los ruidos que provocará la explotación minera en el entorno. Advierten igualmente de que hay otro proyecto que tiene concesión desde 2014, aunque “no se ha hecho nada”.
Explotación “excesiva”
La asociación presentó numerosas alegaciones al proyecto, al igual que lo hizo Ecologistas en Acción Guadalajara. En estos documentos, la organización ecologista señala que se prevé un “impacto desmesurado” de la explotación en la población, sobre todo en lo relacionado al ruido y al polvo generado.
“Ambos impactos deberían haberse considerado con suficiente detalle desde la perspectiva del propio núcleo poblacional y no solo desde la de los trabajadores, y por supuesto se deberían haber planteado soluciones que los eliminen, y en su caso mediciones que sirvieran para su control”.
Desde la organización ecologista afirman que hay una “inadecuada” ubicación, ya que la zona de Sierra Bajera en Guadalajara cuenta con “presencia de elementos geomorfológicos de protección especial”, como escarpes naturales, laderas y crestones cuarcíticos, que están incluidos en el Catálogo de hábitats y elementos geomorfológicos de protección especial en la región. De hecho, afirman que estos tres elementos geomorfológicos podrían tener un “plus de protección, si cupiera”. Por otro lado, indican que el Plan de Restauración que se propone para la explotación carece de “análisis de impacto visual y paisajístico”.
En resumen, consideran que la duración de la explotación es “excesiva”. “Podría afectar por ruido, emisión de polvo e impacto paisajístico”, afirman desde Ecologistas en Acción. “Entendemos que la explotación minera de Sierra Bajera es inviable desde el punto de vista ambiental por la presencia de varios elementos geomorfológicos de protección ambiental”, señalan las conclusiones de sus alegaciones. Ecologistas en Acción también ha pedido que se envíen “todos los nuevos documentos e informes” que se emitan en relación al proyecto.
“Omisiones” en el proyecto de Cuminer, según los vecinos
La plataforma alude en sus alegaciones al proyecto a “omisiones” en el estudio de impacto ambiental presentado por Cuminer S.A, incluso en lo que consideran “contenido mínimo” del mismo. Entre otros, apuntan a que en el apartado 'Polvo y partículas sólidas' no se habla de los efectos que tendrá la explotación en la población y se “limita” a los trabajadores. “Tampoco se realiza una estimación de los tipos, cantidades y composición de las emisiones”, resaltan en el documento. La protección de la salud pública es uno de los asuntos en los que más énfasis pone la asociación en sus alegaciones, especialmente en la liberación del polvo de sílice. Un asunto que “un sentimiento de pánico” sólo al mencionarse.
De este modo, resaltan que en el Estudio de Impacto Ambiental de Cuminer la valoración del impacto de este material “ocupa media página” y sólo hace referencia a “polvo” no a “polvo de sílice cristalina”. El colectivo cita el “desgarrador” testimonio e la “única persona diagnosticada de silicosis” y que “trabajó en Cuminer S.A durante 15 años”. “Es desgarrador saber que hay gente trabajando en esa mina porque, como afirman, ”paga bien y no hay mucho más trabajo en la zona“, desconociendo o sin querer conocer lo que supone el ”polvo de sílice“. De este modo citan más de diez casos de trabajadores enfermos, en su mayoría anónimos. ”Cabe deducir las potencialmente gravísimas e irreparables repercusiones en materia de salud“, aseguran desde el movimiento ciudadano.
Por otro lado, afirman que en el estudio presentado no se analizan cómo afectarán los restos depositados por la mina en las escorrentías hasta los ríos y su “posible afección” sobre la fauna y la agricultura.
Este medio se puso en contacto por correo electrónico con Cuminer S.L para recabar su versión de los hechos, sin recibir respuesta.
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