Discapacidad intelectual, ¿y qué?: Jesús ya es funcionario pero quiere y puede ir mucho más allá
Jesús trabaja en la Consejería de Bienestar Social de Castilla-La Mancha. Es funcionario y accedió a la plaza mediante una oposición. Nada que no hayan conseguido antes miles de personas. Pero su historia es un poco distinta. Un ejemplo de superación. Es una persona con inteligencia límite, un tipo de discapacidad intelectual.
Hoy se siente orgulloso de ser uno de los primeros en haber conseguido una plaza pública en esta comunidad autónoma, entre las convocadas de forma específica para personas con discapacidad intelectual.
El primer trabajo que tuvo Jesús fue en el instituto de su pueblo, Madridejos, en Toledo. Corría el año 2012, en mitad de una profunda recesión económica en España. Encontrar empleo no era fácil y menos para los jóvenes. Entonces la tasa de paro juvenil era superaba el 50% en en Castilla-La Mancha. “Me sentí muy orgulloso cuando conseguí este trabajo, porque en aquellos años había crisis y era muy difícil conseguirlo”, recuerda. Entró tras realizar una prueba situacional de discapacidad, explica su madre, Martina. Debido a su condición de ser una persona con capacidad intelectual límite, Jesús tiene reconocido un 33% de discapacidad.
Pero sentía en aquel momento que lo que no le condicionaba en su vida personal, sí lo hacía en su trabajo. Muchos días, cuenta, se quedaba sin hacer nada, frustrado, porque no se le permitía rellenar simples formularios. Todo por su discapacidad. Se frustraba por no poder hacer lo que quería, ni ayudar más. Su vida laboral estaba supeditada a su discapacidad. “Las funciones eran muy básicas y durante mucho tiempo te quedabas sin hacer nada”.
Estuvo mucho tiempo en ese trabajo, unos cinco o seis años, hasta que decidió presentarse a las oposiciones de la Junta de Castilla-La Mancha, en el turno general de discapacidad. No aprobó. “Era algo injusto”, explica Martina, su madre, “porque puedes tener discapacidad por no poder andar, pero ser muy inteligente y tener una capacidad enorme. Era una desigualdad de condiciones”, resalta. Ella tomó una decisión y escribió al Gobierno regional con su queja.
Contra todo pronóstico, dice, contestaron. Y le comunicaron que habría una convocatoria específica para personas con discapacidad intelectual. “Me escribieron y me dijeron que se habían dado cuenta de que era injusto y que estaban en ello, que estuviéramos pendientes de la convocatoria y que sería exclusivamente para personas con discapacidad intelectual, con temarios adaptados de lectura fácil”.
Un derecho
Fue lo que se hizo en unas oposiciones de 2021, en las que se inscribieron más de 500 personas para el turno independiente de discapacidad intelectual para un total de 65 plazas. Era la primera vez que se abría un turno con estas características. Jesús obtuvo una de ellas y su vida cambió por completo.
Ahora es auxiliar administrativo en la Dirección General de Discapacidad en la Consejería de Bienestar Social. “Cuando llegó fue apoteósico”, explica la madre. Recuerda que le dieron una bienvenida por todo lo alto, pero que también había cierta inquietud por su presencia en el departamento. “Yo creo que no se esperaban que llegara una persona como yo”, explica Jesús en una entrevista que nos concede a las puertas de su lugar de trabajo, cuando ha terminado la jornada laboral.
“Creo que esperaban que tuviera más dificultad, porque no me conocían, pero cuando llegué vieron que tenía soltura, que me defendía solo, que no tenía problemas para comunicarme”, reflexiona. Le regalaron una taza y todavía la guarda en su escritorio.
Sus funciones ahora son muy distintas -y desde luego mucho más amplias- a las de su primer trabajo. Su día comienza con el reparto de tareas asignadas a través del correo electrónico, haciendo seguimiento de los mensajes que reciben de juzgados, fundaciones u otros organismos. “Relleno un resumen de lo que puede ser cada correo y designar los procedimientos”.
Desde la Asociación Plena Inclusión explican que la convocatoria de estas plazas de empleo público es crucial a la hora de derribar las barreras culturales que existen en torno a la discapacidad intelectual. “Él se ha sometido a un proceso como todo el mundo, porque esto ya es una realidad, un derecho que tienen [las personas con discapacidad intelectual] y por eso hay que aceptarlo”, reflexiona la técnica en Empleo, Gloria Delgado-Aguilera. “Esto es algo legal que va más allá de cumplir una cuota de reserva, gracias a que existe una cuota legal se puede garantizar una inclusión real y este ejemplo es inspirador”, asegura.
"Esto es algo legal que va más allá de cumplir una cuota de reserva, gracias a que existe una cuota legal se puede garantizar una inclusión real y este ejemplo es inspirador"
El papel de las familias
Jesús habla de su madre. “Sin ella nada de esto hubiera sido posible”. Una luchadora, un pilar, los adjetivos sobran. Martina ha estado siempre al lado de su hijo, defendiendo sus capacidades y el papel en la sociedad. Desde la ESO, cuando peleó porque pudiera conseguir su graduado sin adaptaciones “infantiles” del currículo, hasta ahora en la misma entrevista. 34 años de vida en común. Ha recibido el apoyo de varios profesionales, entre los que menciona especialmente al psicólogo Manuel Espada, pero ha sido ella la que ha estado siempre al lado de su hijo.
“Yo no sería lo que soy, si no hubiera sido por mi madre. Ella ha sido quien me ha traído hasta aquí y a donde sea para seguir avanzando, para poder llegar al punto del día de hoy: tener un trabajo”, reflexiona el joven. Pero Martina tiene las cosas muy claras. “Yo lo que quiero es que les den todas las oportunidades. También la de promocionar, de ascender de nivel. Que se les exijan los mismos requisitos, que no tengan prejuicios. Son personas con el mismo afán de superación que cualquier otra persona. No podemos descartarlos, tienen que tener las posibilidades de tener una carrera, de ir ascendiendo”, defiende.
Martina cuenta orgullosa cómo Jesús ha sido elegido por sus compañeros de APANAS, la Asociación de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo de Toledo, para formar parte de la Plataforma Regional de Representantes de Castilla-La Mancha. “Con el apoyo de sus compañeros, Jesús va a ser el encargado de representar los intereses de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo de APANAS, en Castilla-La Mancha. ¡Enhorabuena, Jesús!”, anunciaban el pasado mes de junio desde la asociación.
“Estoy superorgullosa, superorgullosa de él”, no deja de repetir su madre. “Estoy orgullosa de que nunca tenga bastante, de que quiera más, de que consiga una meta y quiera más”, asegura.
Próxima meta, la universidad
Y va a ir más allá, Jesús lo tiene claro. Primero, la promoción interna y luego la universidad. Este año ha aprobado la prueba de acceso para mayores de 25 años, gracias al apoyo del servicio de capacitación de APANAS. Se plantea estudiar el grado relacionado con Trabajo Social, aunque antes quería estudiar Psicología. Y quiere promocionar, porque quiere poder vivir solo. Ahora, nos cuenta, con su sueldo tiene que compartir piso.
Rosi Sánchez ha sido la persona de referencia con la que ha trabajado Jesús en esta asociación toledana. “Necesitaba apoyo formativo, porque su objetivo es promocionar y ascender”, resalta. Realizaron sesiones de refuerzo en las materias que se examinaban, y también apoyo en la realización de la matrícula. La Asociación de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo de Toledo también gestionó las adaptaciones necesarias para realizar el examen. Por ejemplo que pudiese contar con más tiempo “para que pudiera ir más tranquilo”.
“Él es un ejemplo. Ha sido muy satisfactorio tanto para él como para nosotros tener la oportunidad de ver como crecía laboralmente. De cara a la sociedad esto es un empujón de ánimo”, asegura la profesional.
La idea es seguir avanzando, y no parar. Jesús ha encontrado en los últimos años la motivación que no tenía cuando tenía 14 o 15 años, y quiere comerse el mundo. “Lo que me ha pasado ha sido un cambio total. Esto ha sido cambiar la manera de pensar, al igual que con el feminismo”, reflexiona Jesús. Lo que ha cambiado es la manera de pensar. “Estoy muy bien, muy contento. Pero ahora siempre quiero más. Voy a ir a por todo”, concluye.
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