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Carles Riera (CUP): “El error del Govern fue esperar un Gobierno español más dialogante y una UE menos dura”

Carles Riera es el cabeza de lista de la CUP al Parlament

Arturo Puente / Sònia Calvó

La CUP fue, a lo largo de la pasada legislatura, la bestia negra de diferentes espacios políticos. Primero lo fue de los convergentes, cuando vetó a Artur Mas para la investidura, luego lo fue para el conjunto de JxSí, cuando rechazó sus presupuestos y, finalmente, se acabó convirtiendo en objeto de una teoría que aseguraba que eran ellos quienes dirigían desde la sombra la acción de gobierno de Puigdemont. Carles Riera (Barcelona, 1960) encabeza la CUP en esta nueva etapa en la que anuncian que incluso están dispuestos a entrar en el Govern, siempre que éste tenga un programa de ruptura independentista.

Son el único partido independentista que defiende abiertamente la unilateralidad. Pero una vez declarada la independencia de manera unilateral, ¿qué hay que hacer?

Lo primero que hay que hacer es aplicar la ley de transitoriedad jurídica e iniciar el proceso constituyente para definir el modelo de país y de sociedad y el texto de la constitución republicana. Además hay que restituir todas aquellas leyes y decretos que en la pasada legislatura el Constitucional declaró inconstitucionales, que son la mayoría, orientados a una fiscalidad más progresista, a la igualdad de hombres y mujeres o a la protección social y medioambiental.

Sin capacidad coercitiva y con unos tribunales que no reconocen la legalidad republicana, ¿cómo se hacen cumplir estas leyes?

Los clásicos dicen que tú para poder ejercer la independencia debes tener una mayoría y debes tener el control del territorio, que no lo tenemos, y debes tener un apoyo internacional que en estos momentos es frágil. Por lo tanto la situación no es fácil ni cómoda. En este momento no estamos en disposición de disputar al Estado el monopolio de la violencia y de la fuerza coercitiva. Por otro lado, el movimiento republicano ha elegido claramente una estrategia de desobediencia civil no violenta. Esto nos lleva a un escenario de conflicto y confrontación con el Estado que puede ser largo, que puede durar varios años.

Apuntaba antes sobre el tema de defender la república una vez proclamada. ¿Cree que esto se debería haber hecho el 28 octubre, de forma física?

Esto es lo que cientos de personas estaban dispuestas a hacer y estaban esperando. En Barcelona y en todos los municipios. Aquí lo que pasó es que las famosas estructuras de estado que teníamos previstas eran frágiles y desiguales. Y después hubo un error de cálculo. El Govern esperaba encontrar un Gobierno español más dialogante y una UE menos dura. Lo que encuentra son amenazas del Estado de actuar con mucha violencia y rotundidad, todo ello hace que Puigdemont el día 10 de octubre se eche atrás.

La respuesta que le da el Estado es: 'Mire, usted no declara la independencia, convoque elecciones, nosotros el 155 lo aplicaremos igualmente, los presos están en manos de los jueces, la policía no la retiraremos porque no hay condiciones, venga al Senado, retráctese de cualquier intención independentista y acate la Constitución'. Ante un acto colonial de sumisión tan grande, yo creo que Puigdemont con dignidad sigue adelante y cede la decisión al Parlament.

El 27 dignidad y, el 28, nada.

Sí. Las herramientas que tenían dispuestas para implementar república estaban pensadas para un marco de conflicto y controversia pero más distendido. Por ejemplo, algún tipo de negociación y de diálogo en que habría un cierto margen. Lo que se encuentran es que hay un golpe de estado. Disolver un parlamento, cesar a un gobierno, encarcelar gobernantes y representantes sociales, ocupación por parte de fuerzas seguridad, suspensión de instituciones, represión... para nosotros esto es un escenario de golpe de estado.

ERC y JxCat hablan de escenario de bilateralidad en esta campaña. ¿Les preocupa?

Somos optimistas en esta legislatura si conseguimos que el movimiento republicano siga fuerte y si nosotros, humildemente, seguimos teniendo incidencia determinante en el Parlament. Es cierto que en este momentos los posicionamientos de JxCat y ERC son preocupantes porque hablan de diálogo y bilateralidad, que es imposible, a no ser que quieran volver a hablar del Estatut. Si de lo que quieren es hablar es del Estatut, tal vez sí podrán hablar con el Estado, pero tendrán la oposición de la CUP.

¿Compartirán la oposición con Ciutadans?

Evidentemente que no. La CUP lo que no hará nunca es investir a un gobierno constitucionalista. Nunca.

Si entran en negociaciones de investidura, ¿prefieren negociar sobre la investidura de Puigdemont o la de Junqueras?

Desde el punto de vista de programa político general tenemos más afinidad con los 'comun'. Con ERC tenemos más diferencias a nivel ideológico, de política social y económica que con los 'comuns', pero tenemos más afinidad desde el punto de vista republicano y de soberanía nacional. No queremos entrar en la polémica de ERC y JxCat sobre el president. No es nuestra controversia. Nosotros queremos hablar de programa, que es lo que nos llevará a inversir o no a un Govern o incluso a participar en él.

JxCat dice que se debe restituir a Puigdemont sea cual sea el resultado. ERC dice lo contrario, que si ganan investirán a Junqueras o a Rovira. ¿Y la CUP?

Precisamente por esto no entramos en esta controversia. Decir que no queremos hablar de Puigdemont o Junqueras sino de programa político es comprensible y clarificador. Si acordamos un programa político nítidamente republicano y de desobediencia al 155 podemos restituir al Govern de Puigdemont. Es una opción, pero también hay otras. Lo veremos sobre el terreno.

¿La CUP está, por tanto, dispuesta a entrar a un Govern presidido por una persona de JxCat?

Sí, pero bajo las condiciones que he dicho. Sólo con un programa político de ruptura y de república social. Si no, no. Y obviamente la decisión se tomará en nuestra más estricta tradición asamblearia.

Hablaba de su cercanía con los 'comuns'. ¿Cree que los 'comuns' deberían estar en un gobierno independentista?

Lo importante es conseguir un Parlament de mayoría republicana y de izquierdas. La hegemonía de la sociedad se ha desplazado hacia el independentismo y hacia más radicalidad democrática y social. La ruptura con el régimen del 78 es el desatascador del cambio social y económico. La república catalana puede ser un instrumento más útil para la clase trabajadora que el actual marco estatutario y constitucional. Por lo tanto nuestro objetivo es construir alianzas y unidad popular en torno a esta lógica.

La CUP ha sido capaz de colocar en la agenda política esta legislatura la mayoría de sus grandes temas. ¿Lo lograrán en la siguiente?

Para nosotros la legislatura que comenzó el 27 de septiembre tiene como objetivo hacer un referéndum e intentar un cierto cambio social y de modelo económico. Tengo que decir que hemos avanzando más en la agenda de la autodeterminación que en la agenda social. Hemos tenido algunos pequeños éxitos y progresos en la social, pero no tanto como hubiéramos querido.

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