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Los Comuns descartan que la salida de Colau facilite un pacto con Collboni y ponen la vista en las municipales de 2027

Ada Colau, durante el pleno en que los Comuns tumbaron el presupuesto del Ayuntamiento de Barcelona

Pau Rodríguez

Barcelona —

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Ada Colau decidió despejar este domingo las dudas que planeaban sobre su continuidad en el Ayuntamiento de Barcelona desde que perdió las elecciones municipales en mayo de 2023. Tras ocho años como alcaldesa y uno al frente del grupo municipal de los Comuns en la oposición, Colau dejará el acta de concejal y casi al mismo tiempo el cargo de coordinadora en Catalunya en Comú

El abandono de la primera línea política por parte de Colau obliga a la formación a abrir el melón del relevo de una figura que lo ha sido todo en su espacio político. Pero al mismo tiempo, desde el partido descartan que su marcha vaya a suponer un giro en la estrategia que siguen en el consistorio de la capital catalana. De hecho, en Barcelona en Comú dan por cerrados sus intentos de entrar en el gobierno municipal del socialista Jaume Collboni y aseguran que se quedan en la oposición para rearmarse de cara a las elecciones de 2027. 

En la entrevista en TV3 donde ha detallado las razones de su paso atrás, y en la que no ha descartado regresar de cara a las próximas elecciones, Colau ha denunciado un giro a la derecha de Collboni que les impide alcanzar un pacto estable. También ha lamentado que el PSC haya priorizado el acuerdo con ERC, todavía pendiente del aval de la militancia republicana. “Haremos de oposición constructiva y trabajaremos para levantar una alternativa más ilusionante de cara al próximo ciclo”, ha afirmado. 

Al menos en Barcelona, y tras los batacazos en las elecciones europeas y catalanas, los Comuns defienden que la mejor forma de encarar la nueva etapa es tratando de liderar la oposición, en competencia con Junts, y postulándose como única alternativa de izquierdas ante un eventual gobierno PSC-ERC. Con este planteamiento encaran el congreso de Catalunya en Comú previsto para noviembre, que debe renovar la dirección de Colau, Jéssica Albiach y Candela López, así como el de Barcelona en Comú, en julio de 2025. 

Desde que Colau perdió las elecciones y optó en el último momento por hacer alcalde a Collboni, la formación que lidera abogó por sumarse al gobierno municipal y formar un tripartito con ERC. En un principio, el edil socialista mantuvo contactos con un amplio abanico de formaciones, incluida la Junts de Xavier Trias, pero la relación con los Comuns se fue distanciando al entender estos últimos que el PSC no quería a una figura de la proyección de Colau cerca del alcalde. Algo que el PSC siempre ha negado.

El punto más crítico fue la negociación de los presupuestos municipales de 2024, que los Comuns tumbaron en el plenario y que Collboni acabó aprobando en mayo mediante una cuestión de confianza y con el único apoyo de ERC. En esa sesión plenaria se vio a un alcalde especialmente severo con Colau. “Nunca había visto tanta irresponsabilidad junta en tan poco tiempo. Su actitud ha provocado el bloqueo de tres presupuestos progresistas de tres gobiernos”, le llegó a espetar Collboni, que la acusó de frenar también los de la Generalitat y del Gobierno. 

Por su parte, los Comuns responden hoy que Collboni ha escorado sus políticas hacia la derecha durante el primer curso de su mandato, y que esto va a condicionar los tres años restantes. “El primer ejercicio es el que marca el mandato a nivel de presupuestos y de proyectos, y está claro que quieren desmontar parte del legado de Colau”, señalan fuentes de Barcelona en Comú. Entre otros ejemplos, destacan que haya aparcado el plan de Colau de peatonalizar calles en el Eixample. O que apueste por la “creciente privatización de espacios públicos” con eventos como el de la Fórmula 1 en Paseo de Gracia o el de la Copa América, cuyo despliegue aseguran que va mucho más allá de lo que ellos firmaron estando en la alcaldía

Sobre si Colau era realmente un obstáculo para un tripartito de izquierdas o no, Collboni no se ha apartado este lunes del discurso de los últimos meses. “La voluntad como alcalde progresista es articular una mayoría progresista”, ha reiterado, y ha añadido que sigue con la “mano tendida” a los Comuns para alcanzar “acuerdos presupuestarios y de gobernabilidad”. El alcalde no ha ido más allá, consciente de que sea como sea debe esperar primero a ERC, de quien no prevé que voten internamente la entrada en su Ejecutivo hasta que se despeje el congreso que tienen fechado para el 30 de noviembre. 

El relevo y posible retorno

La consecuencia inmediata para el grupo municipal de los Comuns es que el liderazgo lo asume Janet Sanz, exteniente de alcaldía de Urbanismo de Colau y su actual número 2. La coordinación del equipo recae en la edil Gemma Tarafa. Ambas, según la propia Colau, ya asumían de facto estas responsabilidades. 

La exalcaldesa ha insistido en que no deja la política activa, solo la institucional, y que seguirá vinculada al partido trabajando en su proyección internacional y en tejer alianzas de izquierdas más allá de la capital catalana, a través de la fundación del partido, Sentit Comú. Fiel a su promesa de no dar el salto a la política catalana ni española, Colau ha asegurado que quiere seguir con sus viajes y conferencias para difundir el proyecto que lideró en el consistorio.

La gran incógnita que deja sin resolver es la de su regreso de cara a 2027, una puerta que ha dejado abierta en todas sus recientes intervenciones públicas y que a buen seguro condicionará el debate sucesorio dentro de la formación. A pesar de no ejercer ningún cargo orgánico en Barcelona en Comú (sí en Catalunya en Comú), Colau es considerada la líder indiscutible de la formación y ha ejercido como tal en los últimos años, con la contrapartida de que el partido no ha sabido hacer aflorar ninguna otra figura que ahora se pueda perfilar como aspirante a concurrir a unas municipales.

Ante este escenario, convertir el adiós de Colau a la institución en solo un paréntesis temporal es una posibilidad que está sobre la mesa. El Código Ético de Barcelona en Comú fija de forma textual que los mandatos se limitan a “dos legislaturas consecutivas, excepcionalmente prorrogable a un mandato más siempre que se dé un proceso de discusión y validación ciudadana”. El beneplácito de la militancia para el tercer mandato ya lo recibió en 2022, y con su renuncia al acta en 2024 se podría interpretar que un nuevo mandato en 2027 ya no sería consecutivo. 

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