Los forenses no dudan: sólo una bala de goma pudo lesionar a Ester Quintana
La ceremonia de confusión practicada por los Mossos d'Esquadra sobre el arma policial que mutiló a Ester Quintana ha quedado desmontada. Los oftalmólogos y los médicos forenses han concluido de forma contundente que la bala de goma es el único objeto que pudo provocar las lesiones de Quintana. En las sesiones anteriores del juicio, varios mandos policiales y la defensa del escopetero y el subinspector acusados habían apuntado a un proyectil policial viscoelástico o de 'foam' como posible causante de las heridas. Esta tesis resulta insostenible tras escuchar el dictamen de la médica forense y el experto oftalmológico nombrados como peritos judiciales.
Quintana no sólo perdió el ojo -lo que en lenguaje médico se denomina “estallido del globo ocular”. El impacto de la bala de goma también le provocó la fractura de tres de las cuatro paredes de la órbita ocular, es decir, los huesos de alrededor del ojo. También le causó una “atrofia de la grasa orbital”. Esta variedad de lesiones es fundamental, ya que un proyectil de 'foam' puede quitar un ojo, pero no fracturar tantos huesos al mismo tiempo. Los motivos se encuentran en las características distintas de las dos armas.
Y es que, pese a que a simple vista puedan parecer similares, “el 'foam' y la bala de goma no tienen nada que ver”, ha declarado ante el tribunal la forense Lluïsa Puig, que cuenta con 37 años de experiencia y ha visto seis lesiones en el ojo por bala de goma. En primer lugar, por el mayor tamaño de la bala de goma -50 milímetros de diámetro, por 40 el 'foam'-, que encaja mejor con la zona ocular de la cara.
En segundo lugar, el material con el que están hechos ambos proyectiles hace que su impacto en cualquier objeto sea distinto. “La pelota de goma es como una bola de billar, pero el 'foam' es una bola de plastilina”, ha expresado un exmiembro del ejército para ilustrar la diferencia entre ambos proyectiles. Así, al ser más elástico, el 'foam' amortigua parte del impacto, que queda repartido entre el proyectil y el objetivo. No así la bala de goma: todo el impacto se lo queda el objetivo. Este hecho, según los exmilitares, es clave para explicar las lesiones óseas de Quintana.
“La lesividad de una bala de goma es 3,5 veces mayor que el 'foam'”, han explicado los expertos militares, ya que la bala de goma es un 40% más pesada y un 60% más veloz que el 'foam'. Además, cuando rebota en el suelo la bala de goma sale disparada, mientras que el proyectil de 'foam' se para. Así, cualquier agente policial debería haber apuntado directamente a la cara de Quintana para quitarle un ojo con un proyectil de 'foam', mientras que el rebote de una bala de goma contra el suelo desde una distancia de 30-40 metros, tal y como apuntó Quintana, es compatible con sus heridas.
Pese a la claridad de sus explicaciones, la defensa de los acusados ha inquirido a Puig sobre la posibilidad del arma de 'foam' como responsable. “¿Directamente al ojo?”, ha respondido Puig visiblemente sorprendida por la pregunta de la letrada de los acusados. “Yo soy médica. Ya he dicho que por mi experiencia y por la literatura existente es bola de goma. La parte del arma no me compete. Yo a lo clínico, por favor”, ha manifestado la forense, molesta porque la defensa de los Mossos cuestionara su trabajo.
Queda claro que fue una bala de goma, pero en este juicio todavía queda por responder la pregunta fundamental: ¿fueron los acusados los que dispararon? Tras tres semanas de juicio, todavía no hay una prueba que indique con claridad que el subinspector y el escopetero que se sientan en el banquillo son los autores materiales de los lanzamientos, por lo que su absolución resulta probable. Ambos acusados declararán este martes y el juicio quedará visto para sentencia.
Secuelas psicológicas
El primer experto a declarar ante el tribunal este lunes ha sido el psiquiatra que trató a Quintana, que ha recordado el entorno de exposición pública, politizada y mediática en el que se ha instalado la mujer desde el 14 de noviembre de 2012. “Oír comentarios que ponen en duda su versión de los hechos por parte de políticos crea escepticismo, pérdida de confianza en el mundo y deterioro de creer en la bondad del ser humano”, ha resuelto el psiquiatra.
Según el psiquiatra, el hecho de escuchar en los medios “afirmaciones inciertas de los estamentos políticos” y personas que ponían en duda su versión ha generado en Quintana “un escepticismo crónico” del que difícilmente podrá resarcirse, pese a que la mujer ha hecho esfuerzos por acudir a manifestaciones superando el trauma que su vivencia le causó.
“La parte estrictamente clínica del caso no captura la complejidad del daño psicológico”, ha añadido el psiquiatra, que ha explicado que Quintana es una persona “menos segura de si misma” y que las pesadillas que tenía su paciente cada vez son menos frecuentes, aunque no han desaparecido.