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La Generalitat se compromete a atender antes de agosto la actividad quirúrgica atrasada por la epidemia

Profesionales sanitarios en el hospital de Bellvitge, el pasado 1 de abril.

Pau Rodríguez

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El sistema sanitario catalán encara la desescalada y se prepara para adaptarse a las necesidades derivadas de la epidemia de coronavirus a medio y largo plazo. En una comparecencia este jueves, el director del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), Adrià Comella, ha anunciado que trabajan en distintos planes entre los cuales se contempla, entre otras medidas, poner al día antes de agosto la actividad quirúrgica más importante que haya quedado aplazada y aumentar la capacidad de UCI de forma permanente para hacer frente a una posible segunda ola de contagios.

Es la fase de “desinflamación”, según la ha definido Comella. Con la apertura progresiva de plantas hospitalarias destinadas hasta ahora a COVID-19 y el cierre de dispositivos de emergencia –como los polideportivos medicalizados–, la Generalitat prevé ir recuperando la actividad quirúrgica acumulada. Se trata de demanda no atendida debido a la focalización en la epidemia de coronavirus y que tiene que ver con cirugía vinculada a casos de cáncer, patologías cardíacas o neurocirugía. Estas deberían ser atendidas antes de finales de julio, han prometido desde el CatSalut, que ha matizado que durante el pico de la epidemia esta actividad no se había cerrado del todo sino que se han hecho 34.000 operaciones a pacientes graves.

Los hospitales trabajan ahora en planes de contingencia para los próximos meses que les permitan atender la demanda atrasada de ciertas patologías, la nueva que se genere y la que se mantenga de COVID-19. Para ello estarán en fase de peraleda y con dos circuitos distintos para sus pacientes, para diferenciar los infecciosos. También se dejará una capacidad de camas de UCI un 22% superior a la previa a la crisis. De las 675 que había, y que se multiplicaron hasta las casi 2.000 durante los días con más ingresos, se dejarán unas 825. “Más allá de lo que pase en las próximas semanas tenemos en el horizonte un posible rebrote en otoño”, ha manifestado Xenia Acebes, directora del Área Sanitaria del CatSalut.

En la actualidad, la presión sobre las UCI ha remitido y se mantienen habilitadas unas 1.500 camas de críticos de las que 684 están destinadas a COVID-19.

Comella ha enumerado una larga lista de mejoras en el sistema durante los próximos meses que deberán pasar por incrementar la capacidad de diagnóstico –con una inversión ya anunciada de 30 millones de euros–, la simplificación del número de visitas, un impulso de la telemedicina y el trabajo transversal entre atención primaria y hospitales. Todo ello al tiempo que se recomendará a la población que siga haciendo un uso “racional” del sistema de salud.

En cuanto a las dotaciones, sin embargo, no está claro que todas las nuevas contrataciones efectuadas para frenar la epidemia se vayan a mantener. “Se mantendrán en la medida que sea posible, pero no siempre lo será. La idea es que se mantengan en un número alto”, ha precisado Comella sobre los cerca de 4.000 sanitarios incorporados el mes pasado a la lucha contra la COVID-19.

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