El jefe de la oficina de Puigdemont pide apartar al juez de la trama rusa por su intervención en la televisión alemana
El jefe de la oficina de expresident de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, ha pedido apartar al juez que investiga la supuesta injerencia rusa en apoyo al procés por la “pérdida absoluta de imparcialidad” en la que, a juicio de la defensa, incurrió el magistrado Joaquín Aguirre por su entrevista a la televisión pública alemana sobre el caso que investiga.
Así lo solicita el abogado de Alay, Gonzalo Boye, en un escrito, en el que vuelve a referirse en duros términos contra el instructor, al que acusa de actuar “sin el más mínimo viso de imparcialidad ni pudor” por haber aceptado una entrevista en la televisión alemana comentando una causa todavía bajo instrucción, un hecho inusual.
“Se trataría de la influencia directa de Rusia en el proceso de independencia de Catalunya, apoyando el proceso de independencia, con la finalidad de que Rusia desestabilizara, primero, la democracia española y abriendo la puerta trasera a la infiltración en todas las democracias liberales de Europa Occidental”, dijo el juez en el corte de 40 segundos aparecido en la televisión pública alemana en un reportaje sobre la trama rusa que investiga Aguirre. El instructor repitió ante la cámara su tesis que lleva plasmando en sus autos desde hace años.
“No es necesario mucho más para acreditar que estamos ante una pérdida absoluta de imparcialidad que, además, es de una intensidad como pocas veces se ha visto: un magistrado concediendo una entrevista sobre un caso que está instruyendo y hablando sobre cuál es su tesis persecutoria, que no investigadora”, replica Alay en su escrito.
La defensa pide que se investigue cuándo y cómo se grabó la entrevista al juez que la televisión pública alemana emitió el pasado lunes por la noche. Considera Alay que la aparición televisiva del juez “ni tan siquiera fue casual ni un acto de irresponsabilidad impropio de quien ejerce la función jurisdiccional, sino algo bastante más serio”. En concreto, la defensa habla, sin más concreción, de “un concierto previo”, pero que, en cualquier caso, “destruye cualquier viso de imparcialidad” del instructor.
Según Boye, que es abogado tanto de Puigdemont como de Alay, el juez Aguirre ha tenido una actuación “grosera y esperpéntica” que “no sólo destruye la apariencia de imparcialidad, sino que resulta perjudicial para la función jurisdiccional”, por lo que ve “imposible” que “siga un minuto más malgastando los recursos públicos en una delirante persecución de marcado carácter prospectivo y clara orientación política”.
El juez dictó la prórroga de la causa la víspera de que Junts, junto a PP y Vox, impidiera en el Congreso la aprobación de la ley de amnistía. La norma excluye del olvido penal del procés los delitos de traición o contra la paz o la independencia del Estado, como los que el magistrado abre la puerta en su auto al relatar los contactos rusos del equipo de Puigdemont.
Paralelamente, el escrito también se refiere a las “groseras” manifestaciones que, según la defensa, el juez Aguirre profirió durante el interrogatorio a otro de los investigados, el exresponsable de relaciones internacionales de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) Víctor Terradellas, en mayo de 2022, y que elDiario.es ya publicó hace año y medio.
Durante el interrogatorio, Aguirre afirmó que tras la votación de la fallida declaración de independencia en octubre de 2017 el expresident “marchó en el maletero de un coche en un estado de pánico”, algo que Puigdemont y su equipo siempre han desmentido, y que los independentistas “necesitaban tanto a los Mossos como a los 10.000 soldados rusos para 'controlar el territorio”.
“Pocas veces se ha contado con una prueba tan evidente de la falta de imparcialidad, pero, en este caso, unida a un nivel de grosería impropio de la función que desempeña y que, además, acude a lugares comunes del peor de los machismos atávicos”, apunta Boye, en alusión a los comentarios del juez sobre la expresión que pronunció Terradellas de que Puigdemont “se cagó en las bragas” tras recibir la oferta de colaboración de exdiplomáticos y ciudadanos.
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