Unas grabaciones al testigo protegido del caso Polop cuestionan su declaración acusatoria en la que se sostiene el juicio
Los pinchazos telefónicos de la Operación Músculos, que se produjeron durante el verano de 2007, son la principal prueba de cargo de las defensas para desmontar la versión del Testigo Protegido del caso Polop. Tanto, que pueden ser un punto de inflexión en el enjuiciamiento por el asesinato del exalcalde polopino, Alejandro Ponsoda, del PP, que se juzga con un jurado popular este mes de enero en la Audiencia de Alicante.
El caso Músculos, como lo denominó la Policía, se refería a una investigación sobre una red de tráfico de sustancias anabolizantes y estupefacientes en la Marina Alta que instruyó un juzgado de Dénia y en el que se vio involucrado el TP, cuya declaración acusatoria en el caso Polop ha llevado al banquillo al sucesor de Ponsoda en la alcaldía, Juan Cano, también del PP, al dueño y al gerente del club Mesalina, Pedro Hermosilla y Ariel Gatto, respectivamente; a los supuestos sicarios Raúl Montero Trevejo, Robert Franek y Radim Rakowski, y a un empresario del calzado de la localidad, Salvador Ros.
El TP declaró el verano de 2019, casi dos años después de que fuera tiroteado Ponsoda a las puertas de su casa, que dos años antes, cuando trabajaba de portero en el club Mesalina, le ofrecieron a él, que había trabajado de mercenario para gobiernos y guerrillas en África, matar al regidor, un trabajo que rechazó, lo que no fue óbice para que diera en el reservado del lupanar de Benidorm donde se produjo la reunión los nombres de los tres sicarios que hoy se sientan en el banquillo.
Sin embargo, las grabaciones del caso Músculos, un operativo policial y del juzgado número 4 de Dénia, que autorizó el pinchazo de los teléfonos móviles del propietario y la mujer de un par de locutorios dianenses en los que se vendían estupefacientes e incluso acudían consumidores habituales de anabolizantes a inyectarse sus dosis, contradicen esta versión. Este periódico ha tenido acceso a las mismas, que ya fueron publicadas por La Marina Plaza en 2013.
Según estas grabaciones, realizadas entre el 11 de junio y el 18 de septiembre de 2007, cuyas voces se ofrecen distorsionadas para proteger la identidad del testigo, TP se movió entre Benidorm y algunas localidades de la Marina Alta, como Dénia, El Verger o Pego, e incluso Villena, donde fue contratado por un local como vigilante durante las fiestas de Moros y Cristianos de esta localidad. A cualquier hora del día, noche y madrugada. Pero no hay ni rastro de que trabajara en el club Mesalina, donde le dijo a la policía que ejercía de portero el verano de 2007 y donde, según declaró el 11.07.2009 en sede policial y los días 15.07.2009 y 03.12.2009 ante la jueza que instruía el caso, le ofrecieron y se tramó el asesinato de Alejandro Ponsoda.
És más, el 10 de septiembre de 2007, en pleno verano, cuando dijo que era portero del Mesalina, el cabecilla de la red, dueño de los locutorios, le ofrece trabajo en un club del Verger y el mismo TP asegura que lo necesitaba porque en ese momento no tenía otra cosa.
Una semana más tarde, el 18 de septiembre, la Policía intercepta otra grabación en la que el jefe de TP le ofrece otro trabajo de portero en una discoteca de la Marina Alta.
Bien al contrario de lo que asegura, TP habla del club Mesalina con su socio de operaciones ilícitas como uno de los sitios donde tenían clientes para sus turbios negocios. Esta grabación, que fue captada precisamente el 30 de agosto de 2007 a las 20:28 horas, deja claro que esa noche el testigo protegido quería recaudar dinero de sus clientes e irse pronto a casa, así como que pretendía ir al Mesalina, pero no precisamente a trabajar:
El testigo protegido goza hoy de una nueva identidad e incluso fue habilitado en 2011 como vigilante de seguridad por la Dirección General de la Policía y Guardia Civil para poder ejercer de portero de discoteca, a pesar de que sus numerosos antecedentes policiales. Cuando fue detenido en la Operación Músculos le dijo a la policía que trabajaba de “portero en discotecas y monitor de gimnasio”, y llegó a decirle a su socio en un SMS: “Ya sabes que este es mi único trabajo”.
De las más de 100 grabaciones de voz del testigo protegido del caso Polop en los meses de verano de 2007 que estuvieron a disposición del juzgado de Dénia como parte de la Operación Músculos, en ninguna de ellas aparece TP trabajando o vinculado de alguna forma al club Mesalina. Todo lo contrario, aparece siempre en diferentes poblaciones, a diferentes horas, trabajando esporádicamente en Villena o buscando trabajo a través de su socio de actividades ilegales, a las que se dedicaba prácticamente en exclusiva durante esa época.
Si el peso de la acusación recae en las testificales del TP, la mayor parte del peso de las defensas se sustenta en estas grabaciones, con las que todas ellas pretenden demostrar que mentía. Aunque durante el interrogatorio del TP, que está previsto este jueves, no se podrán escuchar, ya que las audiciones están fechadas dentro de dos semanas, los abogados de las defensas basarán una gran parte de sus preguntas en las circunstancias que rodearon la Operación Músculos, que puede resultar clave.
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