Los cuadros de Carlos Fabra seguirán adornando la Diputación de Castellón
La mirada cubierta por gafas oscuras de Carlos Fabra seguirá adornando las paredes de la Diputación de Castellón desde dos de los cuadros de la institución. Su nombre continuará siendo loado en decenas de placas conmemorativas de inauguraciones de edificios públicos a lo largo y ancho de la provincia. En la pequeña localidad castellonense de Villahermosa del Río, la plaza principal seguirá llevando su nombre. Todo ello pese a que Fabra, expresidente de la institución y exlíder del PP provincial, está en prisión desde el pasado mes de diciembre, condenado por corrupción.
La continuidad de todos estos símbolos y honores se debe a que el PP, que gobierna la institución provincial con mayoría absoluta, rechazó durante el Pleno del martes apoyar una moción presentada por Castelló en Moviment en la que se pedía “reforzar el compromiso ético contra la corrupción”. El documento obtuvo el respaldo de todos los grupos políticos de la oposición. El PSPV recordó que no es la primera vez que se solicita una medida semejante en el Pleno: hace un año, los socialistas hicieron una petición similar, también sin éxito.
El omnipresente Carlos Fabra
En la moción, Castelló en Moviment pedía “retirar con carácter inmediato las placas conmemorativas” u otros reconocimientos “honoríficos” a “personas que hayan ostentado cargos públicos que hayan sido condenados penalmente por sentencia judicial firme”. También se pedía “cambiar la nomenclatura de las calles” dedicadas a políticos en esta situación. De aprobarse, esta moción habría obligado al Gobierno de la Diputación a retirar del edificio los dos cuadros en los que figura Carlos Fabra.
Uno es una fotografía en blanco y negro, realizado en recuerdo de su paso por la presidencia de la institución, al igual que se ha hecho con todos los presidentes anteriores. Este retrato estaba en el pasillo principal de la segunda planta, la del salón de plenos, aunque hace unos meses el gobierno provincial decidió desplazarlo hasta un lugar más discreto, la sala de comisiones. El segundo cuadro en el que aparece Fabra es un mural del vestíbulo del edificio. En él, se puede identificar a un hombre con sus rasgos entre un grupo de peregrinos en una de las esquinas de la pintura.
La moción de Castelló en Moviment también proponía a la Diputación “no nombrar ningún imputado ni condenado para representar a la Diputación en ningún organismo público o privado”. Esta petición llega después de que el PP aprobara en una comisión el nombramiento de un imputado por el caso Gürtel, Vicent Farnós, como representante en el Consorcio de Museos, una entidad formada por la Generalitat Valenciana, las diputaciones y los ayuntamientos de las tres capitales. Finalmente, Farnós no tomará posesión de ese cargo porque renunció a él antes de que se ratificara, trámite que debía producirse este mismo pleno.
Moliner, entre la transparencia y el conflicto interno
El PP consiguió que el Pleno no llegara ni siquiera a votar la moción. Lo hizo mediante el método de presentar una propuesta sustitutoria que, gracias a la mayoría absoluta de la que disfruta este partido, fue la que finalmente se votó y quedó aprobada. Este nuevo documento propone elevar la discusión hasta la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) a la que se pide que establezca “un criterio común” para la retirada de honores a políticos condenados. El encargado de defender la posición de los conservadores durante el debate fue el diputado Vicente Sales. “Buscamos un criterio común” para todos los casos similares en España, “lo que no compartimos ni creemos justo es focalizarlo en la Comunidad Valenciana”, afirmó. Así, se evitarán “localismos”.
Sales recordó lo que Javier Moliner, sucesor de Fabra al frente del PP y la Diputación provinciales, afirmó al respecto de los cuadros señalados, que había que “mostrar gratitud a todos los que habían trabajado por la institución”. El asunto resulta incómodo para Moliner. El nuevo líder popular ha hecho de la transparencia su bandera política, pero al mismo tiempo tiene tras de sí a un partido dividido, en el que abundan todavía los fieles a Carlos Fabra que le reprochan en privado su supuesta falta de liderazgo y de capacidad para integrar a todas las corrientes en la cúpula provincial.