La Diputación de Castellón funciona ahora con cien trabajadores menos que en la época de Fabra
“Desde 2011 no hemos hecho otra cosa que adelgazar la administración”. Esta fue una de las frases con la que Javier Moliner, presidente de la Diputación de Castellón desde hace cuatro años, presentó el miércoles el borrador del presupuesto de la institución para 2016. Moliner afirmó que desde que él llegó al cargo en 2011, la institución ha disminuido el número de trabajadores en 100 personas. La razón han sido “jubilaciones” en su mayor parte, aunque también ha habido “algún contrato temporal” que no se ha renovado.
Moliner destacó el hecho de que en los presupuestos del próximo año el apartado de gastos de personal disminuye en porcentaje respecto a 2015, hasta situarse en un 18.9%. No obstante, reconoció que esta bajada se debe a que la cantidad global de las cuentas aumentó, de forma que en términos absolutos la Diputación gastará más en nóminas que en 2015 debido a la recuperación de pagas extras atrasadas. El presupuesto se sitúa en 130,4 millones de euros, siete millones más que el año pasado. La razón es que la institución recibirá un 20% más de dinero en la aportación del Gobierno central.
La nueva era, desde 2011
El presidente provincial defendió su gestión desde que asumió el cargo en 2011. Lo hizo en constante comparación con el gobierno anterior, que era de su mismo partido, el PP, pero bajo el mando de Carlos Fabra, que desde hace un año está en prisión por delitos fiscales. Moliner repitió que en los últimos cuatro años, su equipo se ha encargado de “adelgazar la administración”, se felicitó de haber “disminuido la deuda”, de haber apostado por una “gestión útil” y de haber subido año a año el presupuesto. No obstante, negó que estas comparaciones se deban a que la gestión de Fabra fuera ineficaz porque la “situación era diferente”.